Contratiempo

Arbeit macht frei (El trabajo te libera) Por: Ana Karla Albisua Bermúdez Estudiante de Ingeniería Mecánica y Eléctrica 16 17 Fotos por: Ana Karla Albisua Bermúdez Opinión […] ¡El Ave del Paraíso! Rejuvenecida cada siglo, nacida entre las llamas, entre las llamas muertas; tu imagen, enmarcada en oro, cuelga en las salas de los ricos; tú misma vuelas con frecuencia a la ventura, solitaria, hecha sólo leyenda: el Ave Fénix de Arabia. […] “El ave Fénix” / Hans Christian Andersen D espués de haber vivido ya casi un año y tres meses en este país, me doy cuenta de la certeza de las historias que mi papá con mucho cariño me contaba desde que era pequeña, y reflexiono acerca de cómo este país que fue demolido en dos ocasiones, ha resurgido de las cenizas como el ave Fénix, para convertirse en una de las más fuertes potencias mundiales de hoy en día. Todos los hechos históricos que mi papá, con su inalterable temperamento andalú y su inigualable narrativa apasionada, lograba con cada palabra revivir por un segundo la historia, influyeron en mí para que a pesar de mi corta edad, admirara a un país de entre muchos maravillosos que hay en este mundo y supiera exactamente dónde me veía a futuro para realizar mi vida: Alemania. A pesar de todos sus esfuerzos por abrir las puertas a los inmigrantes y refugiados políticos, a pesar de su increíble trabajo en equipo para cambiar lamentalidadde sus habitantes que fueron trastornados por la guerra, a pesar de sus leyes en las que se castiga fuertemente a aquellas personas que pertenezcan a la agrupación de los Neo- Nazis, a pesar de todo esto, es triste darse cuenta de cómo el pueblo alemán se siente cohibido al intentar mostrar orgullo por su país. El mundial de futbol fue punto y aparte, para eso todos se muestran felices de portar el dorado, rojo y negro en camisetas, pelucas y collares; pero lo más doloroso, a pesar de que no lo mencionen, es que a donde sea que vayan, estando fuera de Alemania siempre les repetirán las mismas preguntas y los perseguirán los mismos prejuicios: ¿en serio eres alemán, o sea que eres nazi? Oye, ¿y qué piensas de la Segunda Guerra Mundial?, ¿Tus papás aceptan a personas de color en su casa?, ¿te molesta que sea judío? Preguntas tan necias y fuera de lugar como preguntarle a un mexicano si el sarape sigue siendo nuestra vestimenta diaria, junto con las pistolas y los sombreros. La historia debe conocerse para que no se repitan los errores del pasado y por esta misma razón siguen existiendo los campos de concentración, pues su misión es que nadie olvide el mayor genocidio de la historia, para que jamás vuelva a suceder. Al visitar uno de estos campos de concentración, para ser precisa, aquél que se encuentra en el pueblito de Dachau en las cercanías de Múnich, me llamó mucho la atención la frase que se encuentra forjada en las puertas de hierro a la entrada del campo: “ARBEIT MACHT FREI” (“el trabajo te hace libre”). Después me enteré que esta frase se encuentra en todos los campos de concentración que hubo. Irónico ¿no? Que hayan tenido a miles de personas inocentes en esos lugares y todavía se atrevieran a jugar con sus esperanzas, prometiéndoles que si se esforzaban por trabajar duro, volverían a recuperar su libertad. Esta frase, así como muchas otras son hoy en día el “Voldemort” de Harry Potter en Alemania: no es bien visto andar diciendo esto por la calle y la gente abre de más los ojos si escuchan salir de tu boca estas palabras, pero sin embargo encuentro curioso lo que Hitler en uno de sus elocuentes y temperamentales discursos mencionó. Como siempre, él estaba fascinado de echarle la culpa al pueblo judío por todas las calamidades atraídas a Alemania después de la Primera Guerra Mundial y no se cansaba de ensanchar y despertar el orgullo alemán con ideas absurdas como “nosotros somos la raza Aria” y “los judíos y los rojos son un cáncer para Alemania”, pero hubo aquella vez en la que expuso cuál era la mejor carta que Alemania tenía para jugar en el escenario mundial, su mayor ventaja: su trabajo. Que me disculpe el alemán(a) que esté leyendo esto, pero le doy la razón a Hitler sólo en ese aspecto, pues no sería la República Federal de Alemania lo que es hoy en día, después de todas las desgracias que él mismo causó, si no fuera por el trabajo y la perseverancia de sus habitantes. Alemania al terminar la guerra en mayo de 1945, tardó sólo seis meses en recuperar su marcha normal. Claro, hubo un Plan Marshall en la que una inyección de dinero por parte de Estados Unidos no vino en mal, pero el dinero y las inversiones sin trabajo no son nada. Los alemanes se remangaron y se pusieron a recoger escombros, a juntar toda la materia prima que pudieran adquirir para hacer productos de todo tipo y así poner en marcha la fuerza productiva del país, como por ejemplo hubo señoras que se reunían para hacer zapatos para niños con ramas de árboles similares al yute, pues no había ropa ni dinero, tenían que ingeniárselas como pudieran y poco a poco los alemanes lograron sacar adelante a su país, no por orgullo, no por deseo de venganza, sino por su inigualable deseo de hacer las cosas bien y salir adelante. Como dicen por ahí: el trabajo te libera…Y tan es así que la marca de producción “Made in Germany” es hasta nuestros días reconocimiento a nivel mundial como un sinónimo de excelente calidad. El ave Fénix, como me contaba mi papá, resurgió de las cenizas y es ahora la quinta potencia mundial. Todo este reconocimiento que le hago a los alemanes, debo decir que me entristece de alguna manera como mexicana; pues he perdido la fe en mi país y la realidad del mismo me atormenta. No se puede vivir tranquilo aquí y a donde sea que voltee veo pobreza… No quisiera pensar cómo estaría México después de dos guerras mundiales. Seguramente vacía y destruida, sin nadie que apueste por ella, saqueada por todos los políticos y con mucha más gente muriendo de hambre. Que Alemania sea un ejemplo para México, para que aprendamos que la fuerza de una nación no está en un imbécil que nos dirija, sino en la Opinión capacidad de su gente por querer salir adelante. Aquél “extraño enemigo” del que habla nuestro Himno Nacional está en nuestra propia casa, en nosotros mismos, en nuestra propia pereza e indiferencia, en nuestra falta de educación y de respeto al prójimo y a nuestros ecosistemas. Los alemanes tienen en sus raíces la fusión de la raza celta desorganizada y aguerrida, pero mezclada con la estructurada e imponente Roma les da este carácter perfeccionista que los caracteriza; y los mexicanos por nuestra propia cuenta no nos quedamos atrás, pues tenemos una herencia genética sin igual, de aztecas, mayas, totonacas, mixtecos y demás que son igualmente aguerridos, que conocen el sacrificio humano, que son gente de palabra, pulcra, instruida y organizada, que construyen pirámides basándose en la posición de los astros. ¿Por qué no podemos volver a nuestros orígenes? ¿Por qué no podemos sentirnos orgullosos de ser mexicanos? ¿Qué dirían Hidalgo y Juárez si nos vieran cómo estamos en estos momentos? Dejo esta reflexión abierta para aquél que quiera hacer algo por su país, por México.

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