Contratiempo

S aber que te sigo pintando, soñando, extraviando, escribien- do. Negar que te sigo amando, esperando, añorando, bus- cando, ansiando en la tiza negra, en el pincel, en las hojas rotas, en la viruta, en el barro, en mis acuarelas. Estás todavía en mis gises, en el acrílico de la pared retocada, en el café de los pergaminos, en los sellos caseros, en el bastidor herido y en los libros apilados. Estás. Después de los años... estás. ¿No te has cansado ya? Tu vida está en las comisuras demis dia- rios, en el desdén de mis vestidos, entre marcos que no colgué nunca, enmis labiosmuertos, arrebatados. Me hallaste con grie- tas; soy vacío, soy soledad, desasosiego e impertinencia. ¿Sen- tiste miedo? me encontraste con los mismos ojos oscuros de ojeras malvas, con el cuerpo cortado y maldito, la cintura tiesa, la lengua magullada; sin sentido, desconsolada, sin saber a qué atenerme, caminando sola en una calle concurrida. Me abrazas- te como queriendo componerme y me rompiste. Después de unos segundos me soltaste, clavé mi mirada en tu gabán verde seco, desaliñado. Y tú viste directo a mis ojos. Ya no eres una niña. No, han transcurrido casi siete años. Creí que te ibas a pasar de largo, que no me reconocerías. ¿Qué edad tienes ya? Veinte. ¿Aún vives aquí? Depende del día. Hoy sí, es sábado. ¿Tú aún vives aquí? Pero no respondiste, me rodeaste con tus brazos y yo perma- necí rígida ante tu misterio. Ante tu olor, aquel a rosa triturada, leña quemada, a noviembre, a frío, a nuestro beso de despedida. Sigues siendo el mismo y el tiempo a mí me ha ido deshacien- do, descociendo, enloquecido, trasnochado, sumergido en una soledad sin salida. Se me ha ido el color de las mejillas, de cuan- do era niña, ilusa, ingenua, de cuando creía en ti y en tus apa- riciones espontáneas. Tú aún conservas esa piel de arena, esas manos lisas, esa aura de luna amarilla. Me dijiste adiós, como todas las veces. Y en esa calle concurrida quedé aúnmás sola; no solitaria, como tú en nuestra primera noche, cuando te conocí –en aquel edifi- cio– tan confundido, irritado, necesitado, despojado, olvidado, taciturno. Quede sola, como el invierno pasado, congelándome con el frío que produce mi propio cuerpo; sola, silenciosamente sola, oscuramente, deliciosamente, pesadamente, perturbado- ramente, incurablemente... bellamente, sola. 16 17 Arte y Cultura Bellamente sola Por: Violeta Carrasco Jiménez Estudiante de Comunicación Opinión Charlie, Pegida y nos faltan 43 Por: Ana Karla Albisua Bermúdez Estudiante de Ingeniería Mecánica y Eléctrica A principios del mes de enero suce- dió un hecho que sacudió a todo el mundo, pero sobre todo a Europa y a la comunidad islámica que habita en este continente: el ataque a la revista satírica Charlie Hebdo en París, Francia. Tras los sucesos, todos los países mos- traron sus condolencias a dicha editorial y hubo numerosas marchas a favor de la libertad de expresión y de culto alrededor del mundo. La más grande, claro está, tuvo lugar en París, donde grandes figuras polí- ticas y 1.5 millones de personas salieron a las calles para dejar en claro a los terroris- tas que no son toleradas las acciones vio- lentas en contra de la libertad de expresión y pensamiento. Desde mi experiencia viviendo en Ale- mania me tocó ver que diarios de este país comentaron: “no hay persona dentro de los protestantes de esta marcha que compren- da mejor lo que es la privación de derechos, más que la misma Ángela Merkel”, y es que la canciller de la República Federal de Ale- mania creció en la RDA (Alemania Orien- tal) cuando aún existía el famoso y diviso- rio muro. Estas circunstancias formaron su actual política y su opinión que ha sido totalmente incluyente, favoreciendo el alo- jamiento de familias e individuos que emi- gran de países en guerra hacia Alemania. En el informe de gobierno de 2015, Mer- kel invitó a los ciudadanos alemanes a que evitaran a toda costa unirse a agrupaciones como la Patriotische Europäer gegen die Islamisierung des Abendlandes (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occi- dente - Pegida), movimiento que está en contra de la islamización de Alemania, en otras palabras, están en contra de que se si- gan recibiendo a más turcos, árabes y mu- sulmanes en general; sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Merkel, la extrema de- recha –mejor conocida como “neo-nazi”- y la Pegida misma, han incrementado en nú- meros la participación de la gente. Para consuelo de los pacifistas, cada que se pretende realizar una marcha anti-isla- mista en cualquier ciudad de Alemania, hay una respuesta mayor por parte de la gente, quienes protestan y reafirman que este país da la bienvenida a todo tipo de personas y que no hay cabida para la indiferencia. A pesar de esto, la creciente extrema derecha ha sido erróneamente descuidada, pues en el año 2014 hubo 110 asesinatos de inmigrantes cometidos por “neo-nazis”, a lo que varios periodistas alemanes responden recriminando a sus políticos: “no se trata de que sean pocas las muertes, se trata de que simplemente ¡No hayan muertes! ¿O qué? ¿Vamos a seguir esperando hasta que este movimiento sea incontrolable como lo fue en el pasado?” Por muy extraño que parezca aún a los neo-nazis se les permite expresar su opi- nión y hacer manifestaciones al respecto. Cuando éstas se llevan a cabo, la polizei se encuentra patrullando y permitiendo que las personas griten y marchen libremente, pero sin que por ello causen caos ni pleitos para afectar a los demás civiles. Me pre- gunto, ¿cuál será la diferencia entre hacer una protesta en México y en Alemania…? ¡Ah claro! En México si se te ocurre mani- festarte, tienes de dos opciones: Cuando te va bien, te detienen y violan todos tus de- rechos civiles para además llevarte a otro estado como Nayarit; pero cuando te va mal, te entregan a los narcos para que te maten. Pero sigamos diciendo que en Mé- xico se respira la tolerancia y la libertad de opinión. Seamos honestos. De ninguna manera, y en ninguna parte del mundo será la violen- cia una vía para resolver los problemas y las diferencias. Por lo mismo, de ninguna ma- nera se justifican las maniobras terroristas que cobraron la vida de 12 personas en las oficinas de Charlie Hebdo, pero atacar pú- blica y constantemente a una religión, que además ya está muy tachada de ser bélica, es también una manera de discriminar y de excluir. Para todos aquellos que excusan al Is- lam diciendo que en el Corán está escrito que se debe atacar a los países y a todo aquél que no se quiera convertir, les invito a que lean más acerca del tema, pues así se darán cuenta de que el Corán, al igual que la Biblia, es un libro predispuesto a las in- terpretaciones personales. En el Corán nunca se especifica que se debe atacar a aquellos pueblos “infieles”, ni que la mujer tiene menos valor que el hom- bre, de hecho el Islam también tiene a la figura femenina de Maryam (“María”) y no niegan su virginidad. Los abusos que el Islam ha tenido en contra de la humanidad pueden ser igual- mente comparados con los abusos que la Iglesia Católica ha tenido a lo largo de la historia, por ejemplo las torturas de la Santa Inquisición o las violaciones de los sacerdotes pedófilos. Todos tenemos cola que nos pisen, pero no por tenerla debemos de criticar a los demás para recordarles lo diferentes que somos y así cerrar círculos para excluir a más gente. Los “terroristas” islámicos se rebelan no porque lo indique su religión, sino porque están hartos de la intolerancia, hartos de que los discriminen, hartos de que les digan “no perteneces”. Por otra parte, los jesuitas franceses y peruanos publicaron en sus redes sociales una caricatura de auto-burla para solidari- zarse con la causa Charlie, en la que se pre- senta al Papa de manera obscena y ridícula, tal como lo hace Charlie Hebdo. La gran di- ferencia es que unos se burlan de sí mismos para fomentar la autocrítica y la apertura de criterios, mientras que la otra postura se mete con las creencias de los demás. Como bien expresaron los jesuitas al hacer públicas éstas caricaturas: “el humor en la fe es un buen antídoto contra el fa- natismo y el espíritu de seriedad tienden a tomar todo literalmente”. Por supuesto hubo un gran repudio por parte de muchos católicos hacia dichas publicaciones… ¿A verdá? nos encanta reírnos de los demás, pero con nosotros que ni se metan. En Alemania, así como pasó en Francia, hay peligro de que se presenten ataques te- rroristas, que se sigan cobrando vidas ino- centes a costa de la creciente ignorancia de unos cuantos. ¿Por qué? ¿Por qué excluir cuando se puede sumar? El odio sólo genera más odio, y al darle pauta a estas conductas intolerantes sólo nos perdemos de la grandiosa oportunidad de conocer nuevas culturas y maneras de pensar. Aprendamos a ser autocríticos, a reírnos de nuestras propias flaquezas, a co- rregir primero en nosotros mismos lo que está mal y finalmente, aprendamos a con- vivir, con gente con quien nos es fácil enta- blar una relación y también con la que nos diferenciamos en creencias y opiniones.

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