Contratiempo

14 15 Punto de quiebre (Anti-utopías) Por: Eliel Francisco Sánchez Acevedo Exalumno de Derecho Opinión A sistimos, quizás sin percatarnos plenamente de ello, a punto de no retorno en la actual situación sociopolítica de nuestro planeta y de nuestro país. Se ha roto hasta lo inde- cible la frágil paz de principios del siglo XXI, si es que a la situación en que ya vivíamos se le puede dar ese nombre, y hemos descendido, como Dante y Vir- gilio, a los infiernos, siendo testigos y partícipes de la configuración de un mundo que se acerca vertiginosamente hacia la más soñada distopía, ofrecién- dose a nosotros un amplio catálogo de sendas a elegir y que pueden llevarnos más allá de Soylent Green, V for Ven- detta, 1984, Fahrenheit 451 o la mexi- cana 2033. Lo más peligroso de esta anti-utopía que nos rodea y embota hasta el sueño, y que precisamente le da el carácter de irreversible, es que de manera genera- lizada no sabemos que vivimos en ella. El mundo todo es una gran distopía compuesta de islas utópicas, pequeños falsos paraísos que nos enceguecen, pues nos impiden ver la realidad, nos impiden ver la enorme, la planetaria anti-utopía. El vendaval que nos deja al filo del torrente es invisible, como Matrix, a nuestros ojos. El mundo sólo cambia en las noticias, en los monitores de las computadoras, pero para nosotros, la vida cotidiana no cambia. O pareciera que no cambia. La sutileza con la que los fenómenos brutales y bárbaros lle- gan a nosotros nos impide una reacción proporcionalmente igual, el miedo ya no es más la herramienta del poder. Escenarios cien veces menos crueles y reales contados en películas nos es- candalizan más que aquello que sabe- mos cierto, real y sustancial en nuestra cotidianidad. Cada día más cosas salen del terreno de la ficción para lacerar, en la realidad, al género humano. Cada día las pesadillas del mundo distópico y completamente perdido se van hacien- do realidad cotidiana y tangible; cada día los horrores del cine y la literatura enmudecen para dar paso a una mate- rialización de ellos aquí, en donde vivi- mos. Decenas de musulmanes y cristianos mueren hoy por causa del Estado Islá- mico, que cree tener el permiso divino para torturar y matar. Esta misma en- tidad ha ordenado hace pocos días la mutilación genital de dos millones de niñas iraquíes, ¿quién se ha escanda- lizado?, ¿qué gobierno u organización internacional, qué sociedad se ha mo- vilizado en su favor? Nadie lo ha hecho. Los misiles vuelven a cimbrar la tie- rra en los Altos del Golán; Israel bom- bardea bases Sirias, en la eterna guerra entre quienes claman por su derecho a existir como pueblo. Ha sido una noti- cia más, un horror entre el mar de ho- rrores, una pesadilla interminable la de Oriente Medio, pero ¿a quién le impor- ta?, es noticia vieja. En Francia, caricaturistas son asesi- nados por el pleno ejercicio de su de- recho a la libre expresión. Los gobier- nos occidentales, en lugar de buscar un acercamiento que permita la tolerancia en sus territorios deciden capitalizar el suceso para fomentar un odio irra- cional hacia una religión. Mientras las “mentes críticas” de la web deciden, en diálogos inútiles, si la gente de Charlie Hebdo se lo merecía o no por ser “de- masiado ofensivos” y “colonialistas”; abanderando frases hipócritas como “Yo no soy Charlie, pero condeno los atentados”. Como si la solidaridad por la muerte en el ejercicio de un derecho humano estuviera condicionada por la ideología de la víctima. Como si un acto de humanidad transformadora como es la unión con quienes han sido mártires de una u otra causa nos hiciera, por el sólo hecho de solidarizarnos, adeptos o simpatizantes de la causa o idea que el mártir defendiera o creyera. En el este de Ucrania civiles siguen muriendo en pos de la exigencia del libre ejercicio de su derecho a la libre determinación como pueblo. El ejército ucraniano, encabezado por política pro- to-fascistas originadas en el Maidán, dispara indiscriminadamente contra su pueblo; hoy los rebeldes piensan sitiar Mariúpol, mientras lo que importa a los poderosos en enfrascarse en una eterna disputa entre si la culpa es de Rusia o de Ucrania o de la Unión Europea, o de la OTAN. Importan las sanciones a Ru- sia, importa quién puede beneficiarse del conflicto geopolítico, no la carnice- ría en que se han convertido las regio- nes de Donetsk y Lugansk. Pero ya no es noticia porque ya es cotidiano. Y México. 43 estudiantes desapa- recidos. A los ojos del mundo y a los nuestros no hay otro grito ni otro se- ñalamiento, fue el Estado. Y aun así las instituciones siguen ahí. Nadie del gabinete de Enrique Peña Nieto se fue, como resultado de esta tragedia. La vida poco a poco ha ido retomando su curso, los movimientos, perfectamente planeados, con todo el cinismo posible, han dado su fruto. Hoy nos han dicho que han muerto, que fueron calcinados, que ahí acaba la investigación. Sostie- ne en nuestra cara una versión inve- rosímil, aun sabiendo que no vamos a creerla, pero sabiendo, eso sí, que no vamos a hacer nada a pesar de saber que nos mienten. No lo dijeron ayer, no lo iban a de- cir mañana. El tiempo justo para evitar la reacción que habría podido cimbrar este país hasta sus cimientos. Se dijo una vez y se vuelve a decir hoy: ellos sa- Opinión Identidad corporativa Por: Luis Javier Castañeda Lack Estudiante de Mercadotecnia L a identidad corporativa o identi- dad visual es la manifestación fí- sica de la marca y hace referencia a los aspectos visuales de la identidad de una organización. Está relacionada di- rectamente con la historia o trayectoria de la empresa y los proyectos y cultura corporativa, es decir, cómo se hacen las cosas. Entre los objetivos de la identidad corporativa encontramos: definir el sen- tido de la cultura organizacional, cons- truir personalidad corporativa, reforzar espíritu de pertenencia y liderazgo, im- pulsar nuevos productos y servicios, ge- nerar opinión pública favorable, optimi- zar inversiones en comunicación. Para construir la identidad corpora- tiva de las organizaciones, es necesario crear un manual de identidad organiza- cional: éste es un documento en el que se concentra y detalla la personalidad de una empresa donde además, se estable- cen las variables más convenientes para los distintos actores que participan en la organización. La disponibilidad y acceso al manual de identidad organizacional contribuye al fortalecimiento y consistencia de la organización. Dentro del apartado de identidad visual se establecen las nor- mas de uso de una marca, las cuales per- mitirán diferenciarse de otras empresas. También permite dar consistencia y uni- dad a la imagen visual de una empresa, con esto se contribuye directamente al fortalecimiento de la imagen corporati- va (apreciación de los clientes). Además se pueden establecer ele- mentos fijos y variables, estos últimos se plantean para dar dinamismo a las marcas. Por tanto contar con un manual de identidad permite a los integrantes de una empresa conocer y aplicar las normas de forma paralela a la identidad corporativa. La estructura básica de un manual se compone de: contenido, este debe ser claro para la localización de temas; uso del documento, define la importancia del conocimiento de este; nombres, es- tablece las distintas formas y diferencias de su manejo fiscal, comercial e institu- cional; descripción de la marca, define la estructura y aplicación de cada uno de los elementos que la componen; glosa- rio, en este se describen términos espe- cíficos que se utilizan dentro del lengua- je interno de la organización. Es necesario especificar alguna ver- sión a escala de grises de las imágenes ya que resulta de gran utilidad al mo- mento de transferirse a una tinta, y los colores alternos en los que éste puede ser reproducido para que se respete la imagen que se quiere lograr. Todas es- tas especificaciones son necesarias para mantener una consistencia y coherencia en la expresión institucional, a manera de consolidar una imagen firme y fácil- mente distinguible por el público. En general incluye un logotipo y ele- mentos de soporte y se puede apreciar en materiales impresos como: 1. Papelería corporativa 2. Tarjetas de presentación 3. Hojas membretadas 4. Sobres membretados 5. Bolsas, oficios, cartas, radiografías, etc. 6. Carpetas corporativas 7. Invitaciones 8. Uniformes La identidad corporativa permite estandarizar la imagen de la organiza- ción tanto de manera interna como en medios externos ya sea publicidad, re- laciones públicas y patrocinios. Es im- portante cuidar los colores, las formas, los detalles y los lugares en los que se plasma la identidad corporativa para no generar confusión y mezclas que causen disonancia a diversos mercados y gru- pos sociales. bían todo, y nos iban a dar la informa- ción a cuenta gotas, para que el último golpe, la muerte de los 43, fuera dado cuando ya no quedara nadie a quien golpear. El brutal asesinato, si se quiere creer al procurador cansado, de 43 estudian- tes inocentes, era catalizador suficiente para un verdadero estallido social, para hacer caer a todo un gobierno. Es un golpe que sólo un gobierno totalitario puede resistir, por el manejo que tiene de la población. La reacción de todos nosotros ante el anuncio que hoy, 27 de enero de 2015, ha hecho el procurador, es una muestra del camino sin retorno en el que estamos parados. Si el anun- cio de la muerte de nuestros hermanos no ha encendido la llama de la rebel- día ante esta, la cúspide y muestra por antonomasia de la situación en que de verdad se vive en este país, nada va a poder generar ya cohesión social algu- na. Esto, todo esto, constituye, de ma- nera muy breve, la anti-utopía en la que vivimos. Negarla es absolutamente irracional. Quien sostenga que se vive en un momento de paz social y de insti- tuciones fuertes; de progreso, de logros y avances, no tiene la menor idea de dónde está parado ni del mínimo uso de la materia gris que tiene en la cabe- za. Además, hacerlo es un insulto a esa realidad, a quienes la sufren y a quienes sufrimos al contemplarla y al abrazarla. No podemos seguir sosteniendo la simulación, pero quizás ella ya puede sostenerse a sí misma. Resquebrajar la fantasía en la que vivimos es el traba- jo de quienes, a pesar de sabernos en la más honda desesperanza, abraza- mos la utopía, porque en el abismo de la distopía es donde tiene más sentido que nunca.

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