Contratiempo
12 13 Arte y Cultura Por: Samantha Arredondo Rivera Estudiante de Psicología Nadie me voltea a ver. Ni el señor que bolea los zapatos, ni la dama que amablemente se me acerca para pedirme una moneda, o que le compre los bellos chales que ella bordó con tanto esmero, o que le regale un pan. Ni el niño que la acompaña. Soy invisible. Estoy buscando un banco, y alguien que pueda venderme un diario del lugar. Encuentro ambos al mismo tiempo. Corro al cajero, me distraigo un poco con la falda pomposa de una mujer, tomo el dinero y corro de nuevo hacia la plaza principal, busco por todos lados y no le encuentro, pregunto a un policía que se halla en la esquina “¿Dónde ha ido el señor de los diarios?” me señala con el dedo una dirección y salgo corriendo hacia él, ahora todos me miran. Chica que parece pelirroja, tal vez rubia, ¿qué parece?, con el chaleco de pelos en el cuello corre con sus pequeñas botitas de estambre hacia el señor de los diarios. Todos se fijan en mí, figura extraña no identificada corre tras el señor de los diarios, todos me observan. El señor, ese, el de los diarios, se sorprende con mi brusca llegada. “¿Me da un diario, por favor?” “Sí, claro, ¿no quiere también una revista? Habla de la trata de personas…” No escuché muy bien lo que dijo después, parecía una muy larga historia. Le di un gran billete y se fue a buscar cambio por todos los locales que nos rodeaban. Dio vuelta en la esquina y me sentí cansada, me senté en la acera a esperarlo. Volvió, tomé mi cambio y le di las gracias. Caminé de vuelta hacia la plaza principal, busqué una banca donde sentarme y comenzar a llamar a gente desconocida para preguntarles sobre cuartos y recámaras en renta. Después de llamarlos a todos, coloqué el diario junto a mí. Miré a la calle, a las palomas que caminaban por el parque como si fueran personas. Alguien tras de ellas las ahuyentaba con su zapato, salían volando. Miré al hombre del zapato. Posó su mirada en mis ojos, no vio nada. Volví a ser invisible. Arte y Cultura Por: Marlene Socorro Herrera Huerta Ex alumna de Comercio Exterior y Aduanas El tiempo avanza lentamente. El tiempo habla por sí solo, ésta herramienta milenaria ha ayudado al hombre a convertirlo en su aliado. Así que el tiempo flota, se estanca, se apelmaza, se desdobla, se nutre, se despierta, se anochece, el tiempo es, fue y será una bendición. El tiempo habla, calla, llora, grita, se enoja, se entristece, se alegra. El tiempo la sustancia El tiempo la esencia Tiempo es alegría gozo bendición divinidad Tiempo es átomos protones, neutrones, electrones Tiempo es materia, energía Tiempo es matemática pura Tiempo es fracción de milésimas de segundos Tiempo es tomar el café, el té, la leche por la mañana. Es sentir vivamente el agua que corre entre tus manos al ducharte, es la concentración de tu pensamiento en algo fijo. El tiempo es meditación, yoga, es música, es arte sí, el tiempo es arte en sí mismo. El tiempo escribe, respira, se enferma, se opaca, brilla, se oscurece, se alumbra. El tiempo es todo sin ser a la vez nada, es ocupar un lugar aquí sin ser otra cosa al mismo tiempo: El tiempo. Plaza principal El tiempo
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