Contratiempo

8 9 Académicos Académicos Espiritualidad en América Latina y en mi cotidianeidad E l hombre y la mujer como seres curiosos y deseosos de explorar lo intangible, han recorrido los caminos de la espiritualidad en busca de explicaciones que la razón no puede brindar. La religión ha sido en occiden- te el trayecto más arduamente transita- do y se ha encontrado con veredas que permiten darle un nuevo enfoque. En el caso del cristianismo, si bien ha servido también como un instru- mento de control político, ha sido la salvaguarda para muchos pueblos en situaciones de desesperanza. Durante muchos años, se concibió a Dios como un Dios padre, una figura masculina del que lo crea todo, el sabio, el perfecto; esta efigie inminentemente masculina dejaba a un lado el papel de la mujer en la perfección de la creación, esta se en- contraba subordinada a la imagen mas- culina del creador. En la antigüedad, la cultura prehis- pánica daba un lugar especial a la femi- nidad, a la madre creadora, la madre naturaleza; sin embargo después del choque cultural y la empresa conquista- dora, que estuvo a manos de hombres, la condición espiritual cambió drásti- camente y a falta de la madre perfecta y buena, fue que concibieron la imagen de la Virgen de Guadalupe en un intento de llenar el vacío que el culto patriarcal había dejado en cuanto al lugar de la mujer en el universo. Las tendencias feministas en Amé- rica Latina, no sólo responden a una ló- gica de exclusión de la mujer en la vida espiritual, sino en la vida cotidiana. La misoginia endémica de la región reclu- yó a la mujer a un solo ámbito: el hogar y cuidado de los hijos. La creatividad, fuerza, amor de las mujeres no tuvo lu- gar en otro espectro de lo social como en la política o economía. Pero no sólo se le excluyo de la vida social, sino de la vida espiritual como ya se mencionó. En el caso de las mujeres afro des- cendientes la situación resultaba menos favorecedora, desde una doble negación debían enfrentarse a una cotidianeidad en la que no tenían un lugar. Es bien sabido que el ser humano es un animal social, muchas de nuestras acciones van encaminadas a formar parte de un nú- cleo social que nos acepte y abrace con su protección, no obstante esta pobla- ción en específico no tuvo la oportuni- dad de insertarse en una sociedad, por el contrario sufrieron el rechazo cons- tante no únicamente por su condición racial sino por su género. Estas experiencias históricas lleva- ron a replantearse la manera de conce- bir la religiosidad; no desde un punto de resignación, sino de lucha y trans- formación. La respuesta de las mujeres ante el sentimiento de exclusión no fue la del rechazo absoluto o el enfrenta- miento, sino fue más bien de tintes re- formistas y pacíficos que pretendía, con argumentos, dar un lugar a la mujer junto al del hombre, conformando un mismo cuerpo. La concepción de la humanidad como una misma, es lo más significati- vo de las corrientes feministas latinoa- mericanas ya que ante tanta negación Por: Ana Cecilia Pérez Domínguez Estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública hubieran podido adoptar una postura de rechazo y mudarse a otra corriente ideológica, sin embargo coincidieron en que la transformación era posible sin necesidad de un enfrentamiento direc- to. La perspectiva de las teólogas de América Latina, una vez conociendo sus experiencias, es una ofrenda al amor maternal, considero que su visión parte desde un núcleo maternal regido por el amor tanto a ellas como a los seres que habitan el planeta. El disfrute del cuer- po como parte de la vida, no es una se- ñal de rebeldía sino un acto de respeto y culto a lo más perfecto: la vida. Me siento atraída por sus postula- dos no sólo por la perspectiva amorosa, sino también por la condena que recae sobre la cerrazón patriarcal de los años anteriores. Sin duda la depredación y el sentido de propiedad han ocasiona- do los mayores desastres no sólo a ni- vel material, sino espiritual. Cuidar al medio ambiente como al hogar mismo, porque es el hogar mismo. Como generadoras de vida, las mu- jeres han tenido un lugar especial en muchas culturas del mundo, tanto an- tiguo como actual. La conexión de la mujer con la naturaleza se expresa en el vínculo creador el de la fertilidad, es por ello que la concepción feminista del mundo de acuerdo a la ecología, acarrea un fuerte significado respecto a la rela- ción de la mujer con la madre natura. Mi condición demujer me hace ape- garme a los principios y postulados del feminismo, no obstante, no es un tema que pueda importar a mi realidad, la vi- vencia de la fe o espiritualidad se apare- ce repentinamente cuando me pregunto a mí misma cuál es el sentido verdadero de la existencia o simplemente cuando sucede una casualidad perfecta y me pregunto si existe la predestinación o simplemente son elementos que con- vergen sin un sentido en especial. No soy asidua a catalogarme bajo ningún fundamento ideológico principalmente por dos motivos; el primero son las li- mitaciones de la fidelidad al culto y las posibles categorías bajo las que no me gusta ser nombrada y en segundo es porque, al hacerlo es limitarme a mi- llones de posibilidades de vivir la espi- ritualidad dependiendo de mi situación en determinado momento, es decir, hay unos días en que tal vez sea posible pen- sar que el orden patriarcal es el que ha acarreado todo este mal, otro día creer que los males sociales nos aquejan por destino; el sentido que cada día se le da a la vida es parte de lo que me hace sen- tir en esa condición. La reflexión que me deja el cono- cer otras aristas de la religión católica es que existe una necesidad intrínseca por desarrollar cultos que hagan senti- do a nuestro cotidiano, es necesaria la transformación de las ideas acorde a la realidad de ese momento. La capacidad de adaptación y creación es cada vez más sorprendente y al mismo tiempo, el mundo nos deja ver que hay un lugar para todos en él. La importancia de la naturaleza, en lo que coincido con las ecofeministas, es un tema que debiera estar presente en la vida de todo ser humano, sentir- se tocados por la vida es un regalo que día a día nos asombra por las maña- nas y en todo momento; el sistema en el que estamos inmersos nos ha hecho olvidar los pequeños detalles que han hecho posible que nos pongamos de pie, o pasemos sentados 8 horas frente a un computador interactuando con un mundo tan superfluo y frágil pero que creemos fundamental. Pero no sólo está la visión feminista de la teología, sino la que hemos visto con anterioridad, la teología de la libe- ración que una vez más puso de mani- fiesto que todos pertenecemos a un lu- gar, el lugar que nosotros mismos nos demos como humanidad, grupo, socie- dad, género. El caso del Monseñor Romero y muchos otros que han aportado a la causa de la lucha por la justicia son la efigie de la versatilidad y la voluntad de los hombres y mujeres quienes han ofrendado sus vidas para la construc- ción de un mundo mejor. Trabajo presentado por la autora para la materia ARU VI Fe en América Latina, impartida por la Mtra. Rosal- ba Zambrano Velasco, en el periodo de Primavera 2014. Material reproduci- do sin edición ni modificaciones al en- tregado por la autora en la edición de Contratiempo.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3