Contratiempo

8 9 Arte y Cultura En la Ibero Los Jesuitas en Passau, Alemania P assau, también conocida por su nombre itálico “Passavia”, es una hermosa ciudad bávara que se encuentra rodeada de tres ríos: el Inn, el Ilz y el Danubio, y que debido a esta peculiar característica, los alemanes la han rebautizado con el nombre de “Dreiflüssestadt” o “Ciudad de los Tres Ríos”, además está ubicada a menos de 5 kilómetros de la frontera con Austria. Passau es ampliamente reconocida a nivel mundial por su bellísima arqui- tectura de estilo italiano que data del año de 1662, momento histórico en el que la ciudad tuvo que ser reconstruida tras haber sufrido un gran incendio. Se dice que durante sus conquistas Napo- léon mismo ensalzó a Passau como la ciudad más hermosa que haya conquis- tado en Alemania. En esta ciudad de encanto, año con año se lleva a cabo en el mes de Diciem- bre el tradicional mercado navideño, “Weihnachtsmarkt”, que es caracterís- tico por la variedad de preciosos y colo- ridos artículos de estilo bávaro, típicos de su tierra, dentro de los cuales desta- can pequeñas figuras navideñas de San- ta Klaus, duendes, esferas, luces, frutos secos navideños, chocolates alemanes y demás productos que atraen a muchos extranjeros por su venta. A manera de “dato curioso”, Passau en su momento fue hogar del famoso austriaco Adolfo Hitler, que vivió ahí su niñez y adolescencia, aunque esto no es algo que enorgullezca mucho a los habi- tantes de esta ciudad. Passau, asimismo, cuenta con una población de 50 mil habitantes, la cual está mayoritariamente representada por estudiantes que asisten a la Univer- sidad de Passau (Universität Passau), la cual inició siendo el “Colegio de los Jesuitas”, ya que esta ciudad tuvo, y tie- ne hasta la fecha, un fuerte impacto por parte de esta orden católica. Los Jesuitas fueron mandados a Passau en el año de 1611 por parte del Príncipe Obispo Leopoldo V, Archidu- que de Austria. Establecieron un cole- gio el cual ofreció educación secundaria para jóvenes y también fungió como centro de impartición de seminarios para la diócesis de Bavaria hasta el año de 1766; pero lo más trascendente de este colegio es el hecho de que su cons- trucción fue estratégicamente planeada para continuar formando a los habitan- tes de la ciudad en la doctrina católica. Como bien se sabe, Alemania es un país principalmente protestante, pero el territorio de Baviera siempre ha sido or- gullosamente católico. Así pues, duran- te el periodo de la Reforma Protestante, que llegó a Baviera a partir del año de 1522, el rey Guillermo IV junto con su hermano Luis X, tomaron medidas para evitar la propagación del protestantis- mo en la región bávara y por lo tanto tuvieron que recurrir a los Jesuitas para evitar que la población se convirtiera, ya que esto les hubiera costado el poder político, pues el catolicismo romano y la monarquía bávara, como en muchas otras coronas, siempre estuvieron de la mano. Las instalaciones de la Universi- dad de Passau constan de un edificio que parece un castillo y que por dentro alberga el observatorio construido en 1613 por el alsaciano padre jesuita John Isfording de Molsheim S.J. Sin embar- go, el Colegio de los Jesuitas -hoy la Universidad de Passau- no es la única herencia arquitectónica que persiste hasta nuestros días, existe también, al oeste de la universidad, la antigua igle- sia jesuita de St. Michael, la cual fue construida por el arquitecto italiano Pietro Francesco Carlone en el año de 1678. Por fuera la iglesia tiene un aspec- to simplista, pues el obispo no quería que esta iglesia fuera rival de la catedral de la ciudad, sin embargo en su interior se puede apreciar la predominancia del estilo barroco, representado en el altar mayor y en el órgano. Igualmente, hoy en día sigue fun- cionando el Hospital del Castillo de los Jesuitas, que nació en el año de 1160 como un refugio para los leprosos, mientras que Passau estaba bajo do- minio del imperio romano; posterior- mente dicho hospital se le otorgó a los Jesuitas y tras varias remodelaciones sigue funcionando como hospital y asilo para personas mayores. Dejando atrás los asuntos históricos y religioso-políticos, hay que mencionar que Passau, como buena ciudad bávara, posee un gran número de “Biergartens” o establecimientos a cielo abierto don- de la cerveza se consume en grandes tarros llamados “Mass”, en los que se pueden ingerir hasta 1 litro de cerveza. Los restaurantes típicos tienden a no ser nada económicos, pero bien vale la pena probar esta deliciosa gastronomía germana. Por todo lo antes narrado hago ex- tensiva mi excelente recomendación a todos los estudiantes que busquen un intercambio en Alemania, considerar dentro de sus opciones a la Universidad de Passau, universidad hermana en ori- gen a nuestra querida Ibero Puebla, y en cuanto a la ciudad, mejor espero a que ustedes mismos la conozcan en persona. Por: Ana Karla Albisua Bermúdez Estudiante de Ingeniería Mecánica y Eléctrica Olas en la boca Por: Ixchel D. Pacheco Estudiante de Filosofía y Literatura Olas en la boca, agua derramada en sal en silencio en hueco en tierra perdida perla de áureos aromas De Mayo Por: Samantha Arredondo Rivera Estudiante de Psicología Pero qué eternos viajes, cundidos por la peste y el mosquito de las aguas, profusas, negras y corrientes. Y quiero que me perdones por no llorar aquellos meses de sequía, por borrar en silencio las huellas que trazaste con tu nombre; y entiendo –te entiendo– en fin y al fin, entendemos quizá los dos, que la obviedad del adiós se colmó de paciencia y murió atestada y rodeada de los insectos que preferían la carne cruda a la que el fuego aún consumía. Y quiero que me perdones, también, la voz que no educó al grito necesario, la cuchilla en la garganta, el placer atragantado, el vómito de la agonía. Y quiero que me perdonen, por este día, los muertos de mi felicidad . Y quiero también, perdones, a quien soberbia resonó tus letras, en la madrugada ya adscrita por el delirio, y que te dijo y suplicó que la perdones/que me perdones/ por ser yo ella y no ella yo, un buen silencio entre la sangre que se derrama desde las llagas. Insieme perdonare, la morte e la felicitá. Perdona así la deuda, que invoco desde la libertad y el decidir sabio de quien aún ama, y la estupidez, paralela también, al sórdido latir que me acontece; perdona vos la ausencia y el arte de serte extraña, de serme extraño, ahora y todos los mayos, que nos queden por vivir. Fotos por: Ana Karla Albisua

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