Contratiempo
8 9 Arte y Cultura Arte y Cultura Valle encristalado Por: Bruno Atonal Estudiante de Economía y Finanzas U na tormenta roja torna el cielo de sangre densa, es el viento entrecortado el que decora al camino metálico, a la línea estrecha donde evito perder el equilibrio; el instante anterior sólo basta para detenerme a ver cómo gira un remolino a lo lejos, el vórtice de negrura escabrosa, cuya abertura me dio las puertas a la posibilidad de marchar or- gulloso, de esparcir pétalos de orquídea, hacer círculos en mis pies y navegar perdidamente. Fragua querellada mira atenta el mar naranja, no metes la mano, no tienes intención de nadar o caminar sobre el magma que te encoleriza, el par de rocas ígneas que orbitan alrededor del centro son nada menos que las guardianas, silenciosas ventanas de un fuego que se asfixia y amenaza con estallar, consumiéndote latido a latido. Al final del borde de cuchilla doy una reverencia al tem- plo luminoso del centro opulento, dejaste de ser historia de susurro para ser una musa digna de adorar; me persigno, murmuro mi inevitable culpa por adorarte ciegamente, me arrodillo y dejo envolver mi cuerpo martajado por ese aire de aromas variados, aquél que arrastra los pétalos de las flores más frágiles, el secreto desmoronado ante tus confesiona- rios, el mismo aire que apagó mi vela y tomó de mi pecho no una, ni dos, sino mil hojas de papel con garabatos en bruto, las palabras más escondidas de mi penumbra somnolienta. Letras delirantes, la luz espesa, la niebla rojiza me alza con la misma delicadeza que un jardinero corta una flor; el ascenso a la iluminación es un camino que todos toman en distintas condiciones, y el final que contemplan es muy sub- jetivo. Me veo ascendiendo unas escaleras de caracol, dando tantos saltos como pueda para acelerar el paso, no hay más sorpresa que verte fehaciente, tomas la espada que tienes en la cintura y tocas suavemente un árbol, sus hojas son como finos pétalos de rosa suaves. Al tocarlo desprendes una ráfa- ga de hojas rosadas, el aire es tuyo y lo haces fluir como agua de vida, desprendes más hojas y las haces girar en torno a nosotros. Decido acercarme lentamente, mirar más de cerca esas manos sencillamente mágicas, su flujo de energía casi divino en todas las maravillas que nos rodean. El camino está torcido, el aire del jardín se vuelve denso, las plantas de flores coloridas son ahora troncos ásperos y es- pinosos; te llevaste el color de la dicha, lo robaste indebida- mente y a expensas de estar libre de culpa, alegas inocencia con esa cara de “no era mi intención”, pero ahora sé que no debo ser yo quien espere en el balcón, quien debe entrar en ese vodevil y creerse la patraña de “culpar exageradamente”. Por: Ixchel D. Pacheco Estudiante de Filosofía y literatura Elemental El tiempo se detiene, pero todo pasa sobre nosotros, llamaradas, goteo de grutas, versos enclaustrados en un fragmento mineral. Todo pasa. Todo es silencio. Por: Samantha Arredondo Rivera Estudiante de Psicología y las llagas arden / y la ausencia presencia / fantasma infinito que no ha muerto / o muere / o espera morir / abrazado al conjunto de espectros már- tires adoloridos, como los que lloran y no lagrimean / no cogen el suspiro de la madrugada para hacerse de bufanda el llanto / y ya no quieren nada / y ya no imploran, ni ruegan atropellados en la marea el despertar del nuevo día / porque ya no hay nuevo día / la zozobra acongoja el pensar de aquél que quiso creer / construir / armar / el amor en los inviernos estúpidos y cualesquiera / la catástrofe acumulada en el desierto / la pena / y tú qué estabas comiendo que te atragantabas / qué mirabas a través de todo lo negro /negro negro / sino había nada. y las llagas / gritan / queman...jajaja, me río como idiota / y el suelo me re- cibe allí tirada, la carcajada / de miedo / todavía no te encuentro / y no sabré- quizá jamás-a qué le tuve miedo / pero tú / pinche idiota / pinche tú / te amo te odio / ¿me escuchas? / y las llagas, muerden noches y mañanas infinitas / lunes, jueves y domingos; y los días feriados, y las nuevediezonce de todas las mañanas / y tú: pinche idiota / tomando café solo / comiendo quesadillas / llorando tal vez / caminando / reconociendo en el viento la profecía de lo que muere y tiende a morir / el cielo / la luna / el árbol de la esquina / tu madre / tu padre / tus primos hermanos y el amor de tu vida / que no soy yo / y Serrat y Sabina y Oliveira y Velasco / el fuego que quema y hiere / aún sale sangre de los mares / de los ojos que los vieron secarse / de las estrellas / de los polvos putrefactos de la esencia prolongada del infierno / de tu cara. Estás sangrando / estoy sangrando Pero Ya basta.
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