Contratiempo

8 9 Arte y Cultura Arte y Cultura Adiú Mon Ami Por: Samantha Arredondo Rivera Estudiante de Psicología Caminaremos más lejos de lo que en algún momento pudi- mos haber caminado, en silencio y sin volver a un lado la mi- rada. No iré tras de ti, sabrás, quizá tú tampoco vayas siquie- ra recordando lo que fue mi nombre; y llegaremos a sentir, lentamente la extrañeza, de saber que pudimos no habernos conocido. Traías los muslos engarrotados al asiento de la bici- cleta, la mirada aplastada por tus grandes mejillas y la sonri- sa cubierta de latón con lo que probablemente eran sobras de comida…y ya te amaba, definitivamente aún no se hallaban esas palabras en mi vocabulario, pero juro haberlo sentido en aquel sí, “sí quiero salir a jugar contigo”. ¿Cuánto tiempo habremos sido niños? Arrojando botellas vacías a las grandes piedras en los terrenos baldíos, tocando timbres, tú riéndote de mí por mis torpes pies y mis actos fallidos, sin embargo me mirabas, mientras yo caía ¿Acaso sí…me amabas? Creo que cogías una guitarra y cantabas horrible- mente cuando me enamoré de ti, bebías cerveza y guardabas en el bolsillo tu primer cigarro, aquél que después olió tu padre y te castigó por meses; nunca me había fijado en ti de esa manera, y entonces volteaste, tus ojos brillaron y esperé, con mi corazón iluso creyendo que habías sentido lo mismo que yo. -He conocido a Karen, es hermosa. Y volviste a tocar y a cantar con más fuerza. “Se llama Karen”, pensé, y me volví a mirar la boquilla de tu cerveza. Creo igual que estábamos bailando cuando tú te ena- moraste de mí, tu cumpleaños, el 18. Y entonces pude verlo en aquella mesa del fondo, él quiso también bailar conmigo. -Ah, es el hijo del hermano de mi papá. Tomó mi mano y te sentaste. No pude ver cómo me mirabas partir. Y creo, finalmente, que nunca supimos introducir el verdadero amor en nuestro vocabulario, quise escribírtelo ahora para que ya no puedas leerlo, Para que seamos eternos, Para que seas tú siempre, Lo que yo quise creer. De brisas Apenas un roce. Me complazco en la codicia del viento que lame mis muslos, paletas heladas que se derriten en tu boca. Por: Ixchel D. Pacheco Estudiante de Filosofía y literatura Para El Triste Qué años han pasado, en la ceguera de un amor que no voló, que se arrastraba. Por: Ixchel D. Pacheco Estudiante de Filosofía y literatura Entresuelo Las gotas se suicidan de olvidar tantas historias que los niños cuentan a orillas del mar. Quiero ser un venado entre las ruinas Ilustración por: Pablo Piceno Por: Pablo Piceno Estudiante de Filosofía y Literatura Para Joel Rentería, que ardió en llamas en Culiacán, el jueves 6 de febrero de 2014 “I’ve never seen a diamond in the flesh” Lorde, Royals I. un indigente que dormía a las afueras del mercado Rafael Buelna en Culiacán fue agredido por sujetos encapuchados que lo rociaron de gasolina y luego le prendieron fuego un indigente que dormía un indigente. II. aunque nunca he visto un venado entre las ruinas vi tu cuerpo destazado / yerto / combustión vi correr a los que hicieron arder tu cuerpo que nunca pude hacer arder yo nunca vi tu cuerpo desnudo antes de hoy que ardiste nunca me hastié de ti / nunca entendí por qué un venado te cargaba entre las ruinas / te alzaba por qué repetías cosas así y reías poco y te dolía el mundo y creías saber que el día final creias profetizar el día final quiero prender en llamas la ardida en llamas alma de nuestra ciudad quiero soñar que ardes de amar / que no te vas / que no has pasado quiero ser un venado entre las ruinas aunque nunca he visto un venado entre las ruinas vi tu cuerpo.

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