Contratiempo

12 13 Opinión Opinión p #PrayFor… ¿Qué? Por: Daniela Chahin Estudiante de Comunicación Por: Eliel Francisco Sánchez Acevedo Estudiante de Derecho En sí estos no son los problemas que pueden encontrarse en la red; el problema es que estas almas comunicadoras han decidido dos cosas como dogmas de fe inapelables: 1.- Los medios de comunicación masiva son “malos”. 2.- La información que la red provee es fidedigna porque no proviene esos medios masivos que son “malos”. Si bien no está sujeto a discusión el enorme monopolio que son las grandes cadenas de televisión, radio y noticias, es cierto también que la información que aparece a cada segundo en la red social no es del todo objetiva y clara, ni mucho menos es la verdad absoluta sobre lo que pasa en alguna parte del globo. Por lo tanto, hoy es común encontrar a gran número de gente que sin un análisis previo, una crítica seria hacia la in- formación en la red, publique, con tono iracundo o taciturno, el apoyo a una protesta, como la de Venezuela, sin el conoci- miento del contexto social, de los intereses extranjeros, de las motivaciones de tal o cual bando, o incluso de las mentiras que los medios masivos de comunicación, ahora presentes también en la desinformación que permea la red, distribuyen. Así, podemos atestiguar dos fenómenos complementarios: el primero es la dinámica en la que los internautas, conscientes de la mentira y la falta de información de los monopolios de las noticias, prefieren la información de primera mano que se puede obtener en la red; esta información generalmente no es analizada críticamente y es difundida masivamente, viralizan- do muchas veces el punto de vista subjetivo de la fuente prima- ria de esa información, contribuyendo así a la desinformación, pues entre tanta vorágine de opiniones, cualquier análisis obje- tivo resulta poco creíble; la inundación de información tergiver- sada por la misma red ha quitado credibilidad a pocas noticias analizadas objetivamente. El segundo fenómeno es aquel en el que muchas personas, creyéndose libres de las dictaduras de la información de masas, apoyan precisamente y sin previo análisis causas sociales que pueden ser cuestionadas de manera más analítica y crítica. En el caso de las protestas de Venezuela, la gente ni siquiera se de- tiene a traducir una consigna como #PrayForVenezuela. Se va en inglés, sin importar si los demás lo entienden, el objeto no es comunicar, sino verse bien, verse enterado de los acontecimien- tos del mundo, verse interesado de los temas de actualidad. La incongruencia es tan grande que nunca vamos a ver un #PrayForMexico, pues la protesta virtual no está bien vista ni por los mexicanos conservadores ni por los partidarios de la acción directa en la revolución. Es entonces posible pregun- tarnos si estas personas tan interesadas por la política interior de Venezuela se interesan igual por la política y las decisiones trascendentes de la vida social de México, su país. Es de interés absoluto, y hasta morboso, ver como mexicanos que general- mente condenan las graves “perturbaciones a la paz y al libre tránsito” que ocasionan las protestas mexicanas, apoyan a voz en cuello las protestas de Venezuela, vamos ¿acaso no también bloquean el libre tránsito los manifestantes en Caracas? El doble discurso ante todo. Lo que está claro es quemuchos aún son víctimas de la pro- paganda ideológica norteamericana. No se preocuparían tanto si en vez de Venezuela fuera Colombia o Siria. Pero como es un gobierno socialista, pues todo el odio para allá; El caso de Venezuela no les atañe en la vida cotidiana, como la reforma energética, política o educativa, pero el ardor digital ahí está. Es socialmente aceptado criticar un gobierno socialista “totalitario, dictatorial y represor” pues allá vamos todos, a criticar, a repetir consignas sin siquiera traducirlas, y a cegarnos ante los apoyos extranjeros a esas políticas. Qué idílico, quedarse con el bonito discurso: “una manifestación contra un dictador represor en busca de la libertad”. No todos aquellos que arengan un #PrayForVenezuela se van en este paquete; cuando alguno de ellos tome el activismo cibernético en serio, publique información crítica y muestra una verdadera postura personal política respecto a los demás conflictos sociales en el mundo, sabremos que es alguien con conciencia de lo que hace; pero si el activismo se reduce a en- salzar consignas repetitivas en inglés cada que tal o cual medio en Twitter dice que tal protesta es digna y “lucha por la libertad y contra una horrible dictadura donde no hay papel de baño” entonces esa persona, por mucho que se precie de informador cibernético, será sólo un engranaje más, miserable, dentro la dinámica de desinformación de los monopolios de la comuni- cación, a los que, con tanto ardor y retweet, planea combatir. Es imperativo señalar que somos una sociedad poco crítica y las plataformas como las redes sociales no ayudan a desarro- llar en nada la criticidad; podrán informar mucho, pero el que- hacer crítico no se encuentra allí (y por ello hay algunas almas distraídas que se tragan a la primera lo que ven en la red, he ahí a los ingenuos que creyeron la noticia de El Deforma y pensa- ron que nos habíamos quedado sin Himno Nacional). La verdadera conciencia que se debe tomar es la de los efectos de no crear una cultura crítica y por lo tanto ayudar a la desinformación. No se espera por lo tanto criminalizar a los estudiantes venezolanos o reprobar sus acciones, pero lasmovi- lizaciones tienen todo el tinte de una estrategia sucia de la dere- cha venezolana, sin perder de vista que los jóvenes están siendo carne de cañón y víctimas de la propia desinformación. El mejor apoyo para cualquier movimiento nacional o ex- tranjero es una crítica implacable y objetiva, así como un verda- dero análisis de la situación, para que el mundo sepa qué está sucediendo y por qué, y haga lo que le parezca pertinente. Si sólo compartimos un “desgarrador testimonio de la opo- sición” que ni siquiera sabemos fidedigno, no estamos ayudando en absoluto. Si en verdad como mexicanos lamentan y reprueban la violencia en Venezuela, no esperen más y tuiteen, publiquen, lamenten y reprueben la violencia contra el periodismo libre en México (por citar una de nuestras muchas desgracias). Eso sí sería de mucha ayuda. Mundo Paralelo M undoparalelo es una serie fotográfica endonde se contrasta la vidadeDon Isidro, habitantedeuna comunidad indígena, con la vida moderna e industrializada. El cráneo es un símbolo que muestra la igualdad en todos los seres humanos, es la búsqueda de la identificación con el otro. Al final, todos somos cuerpo. Cuerpo en decadencia.

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