Contratiempo

8 9 El día del amor Por: Paola Ramírez Lobato Estudiante de Comunicación Arte y Cultura Arte y Cultura Alejandro y Marce Por: Ixchel D. Pacheco Estudiante de Filosofía y Literatura I.I Alejandro Tengo 74 años y debo decir que esta es la primera vez que escribo un diario, me siento estúpido, más que estúpido pero debo decirle a alguien lo que siento y de verdad que na- die me va a escuchar…Marce tal vez sí, pero tengo un miedo terrible de contarle… Todo empezó en realidad hace unas semanas, cuan- do iba caminando por el parque para comprar las flores de Marce, era su cumpleaños, pero de regreso me encontré con Guillermo, viejo gruñón y amargado, me pidió que felicitara a Marce de su parte y que luego vendría a buscarme para ver algo sobre un negocio, no le hice mucho caso y le dije que sí, que fuera luego a la casa. Cuando llegué Marce estaba lavando los platos del de- sayuno, tan bonita mi viejita, recuerdo que había preparado ensalada de frutas con amaranto y salvado. Triste. Los deta- lles atormentan. En fin, le di las flores, unos tulipanes rojos, y ella me abrazó. ¡Dios mío! Como han cambiado las cosas desde enton- ces. Me siento sólo, cansado… no sé que voy a hacer ¡Por Dios si soy un asesino!! Soy asesino… Un asesino, homicida, asqueroso y ruin asesino. I..I Marce Soy una vieja sentimental, no hay duda. Alejandro se ha convertido en todo para mí, es mi amigo y mi esposo, mi papá cuando estoy triste y mi hijo cuando él lo está, pero hace algunos días que ya no es igual, quién sabe quizá ya se cansó de todo, quizá ya hasta se cansó de mí… La última vez que realmente estuvo todo bien fue en mi cumpleaños, él se fue a comprarme flores, yo ya sabía pero hice como si no supiera y él se fue bien contento, cuando lle- gó me miró como antes, como cuando éramos novios, y así me sentí. Pero algo cambió después de ese día, y no sé que es. I.I. Alejandro ¡Pobre Marce! Ella no entiende que pasa y está murien- do ansiosa por saberlo, hoy la vi con la pregunta en la boca pero no me dijo nada, es tan buena la Marce, no se merece lo que estoy haciendo…ni siquiera le cruza por la mente lo que hice…por suerte ya no está Ruth ella le hubiera contado todo, ¡Qué cosas digo!, ¿¡Cómo puede darme gusto que ya no esté Ruth!? Soy horrible, un animal, un imbécil. Ojalá pudiera decirle todo pero tengo miedo y vergüenza, ¡Se va a ir! ¿Y cómo culparla? Yo haría lo mismo. La dejaría. Y todo por el maldito Guillermo. No, no debo culparlo. Él lo propuso y yo acepté. I..I. Marce Algo le está consumiendo el alma a Alejandro. No quiere contarme y yo me estoy volviendo loca, nues- tros hijos ya se fueron y hace tres días que Ruth murió, no sé qué hacer. Él está distante y parece perdido, Guillermo ya no ha venido a vernos… a lo mejor y es eso lo que lo tiene deprimido. Hoy en la mañana se tomó su café y sin darme un besito siquiera ¡Se fue!, me dijo que iba al parque a caminar un rato para calentarse, pero no se llevó el bastón y ni frío hace. No quiero pensar mal, a lo mejor son alucinaciones mías, ya estoy vieja. Iré a la cocina a preparar algo, a lo me- jor hamburguesas de avena para que se me vayan los malos pensamientos. I.I.. Alejandro Pobre Marce, la estoy haciendo sufrir mucho, pero es que no puedo, no puedo contarle. ¡Qué desesperación! Me gustaría aligerar un poco este peso que cargo. Me la he pasa- do llorando como un chamaco castigado. Eso soy, un mocoso que está siendo castigado. Guillermo me dijo que debería estar bien, que no pasaba nada, que así era esto…pero ¿Cómo le pude creer? A veces quisiera no haber dicho sí o haber hablado con Ruth, para decirle lo que siento y cuanto lo lamento, ella sa- bía escuchar, era una buena vecina… y yo… ¿Qué hice? ¿¡Qué fue lo que hice!? I..I.. Marce Estoy preocupada. Ayer que regresó Alejandro venía mal, me dijo que no tenía hambre y que no se sentía bien, subió al cuarto y se encerró… raro, porque enfermo o no, él siempre come bien, ¡Ojalá Ruth viviera aún! Ella sabía bien como curar hablando, yo no entiendo nada. Cuando fue mi cumpleaños estaba muy bien, hasta Gui- llermo parecía contento y eso que es un viejo amargado y tes- tarudo, solo Dios sabe qué tendrá…pero Alejandro siempre me cuenta todo. Todo. I.I… Alejandro Hoy lo intenté. Traté de contarle la verdad a Marce, ¡Pero no pude! Preparó una ensalada agridulce, la que más me gusta y verla así, esforzándose por entender y ser com- prensiva, y yo tan despreciable, no debería estar conmigo… intenté decírselo, ¡Lo juro! Pero no pude, no pude, no pude, ¡NO PUDE HACERLO! Me salí a caminar y cuando regresé, decidido a contarle de una vez aunque fuera por escrito, ya que no podía decir- le de frente por cobarde y miedoso, pero ella seguía en la cocina tan limpia y bonita…le besé la mano y huí de nuevo. Creo que al próximo a quién mataré será a Guillermo por hacerme esto. I..I… Marce Pasó algo raro hoy, Alejandro se fue temprano pero en lo que yo me bañaba debió llegar de nuevo, porque cuando fui a la cocina ya estaba ahí, me miró raro y me agarró de la mano, hizo que me sentara como si fuera a decir algo, pero de repente pareció arrepentirse y se fue. Se desapareció toda la tarde y cuando llegó de nuevo, volvió a mirarme así, raro, me besó la mano y se fue. Mañana invitaré a comer a Guillermo, tal vez así se anime un poco y le suelto la lengua de una vez. I.I…. Alejandro Se lo dije. Le conté. Y todo por culpa del maldito Guillermo. Estábamos en la cocina porque ella me pidió ayuda para preparar la comida, íbamos a hacer algo de tofu, (¡malditos detalles!), estaba pelando las zanahorias cuando tocaron el timbre y resultó que era el endemoniado aquél. Marce lo ha- bía invitado a comer. Él me miró burlón y yo empecé a gritarle para que se fue- ra de una vez, era como si el diablo hubiera venido a darme con los espolones en el costado, él muy tranquilito como si nada y Marce mirándome entre enojada y asustada, y ¡Cómo lo odié en ese momento! Qué pena me da decirlo. Al imbécil aquél le grité que se largara, la verdad es que yo también estaba asustado, pero él me contestó todo ofendi- do, así tan cínico: ¡qué manera de recibir a los amigos! ¿Qué te pasa?, me miró como si viera a un loco, y Marce habló a su S an Valentín, qu é festejaríamos hoy en día si no es por tu convic- ción del amor; ese amor rebelde que profesabas, ese amor en secreto del que fuiste cómplice cuando los amantes se entregaban para compartir una vida juntos. Tú, el responsable de dar la ben- dición de Dios en la Tierra para los enamorados. Qu é importa si tu cabeza rodó ante el yugo del emperador Clau- dio II de la lejana Roma; a diferencia de ti, él era incrédulo del amor, ferviente creyente de que ese sentimiento apla- caba el desempeño de sus soldados, por ello el amor tuvo que ser silenciado, prohibido, pero tú mantuviste el susu- rro de un “Te Amo”. Las diez letras de tu nombre encie- rran el mito del amor que defendías, te has vuelto tan popular en todo el mundo que distintas fechas tu nombre llevan. Por ello, no limitemos el compartir, el dar y recibir a un solo día; el crear momentos a diario, revelan el infinito sentimiento del amor. manera, quiso saber que pasaba y yo ya no pude más, miré a Guillermo como para avisarle que después me las vería con él y luego a Marce, ella miraba triste y se lo dije “soy un asesino”. I..I…. Marce ¡Es horrible! ¡Jamás lo imaginé! Alejandro es un asesino. Hoy invité a Guillermo y en cuanto Alejandro lo vio, se puso como loco, gritó que se fuera, que se largara, para ser precisa. Guillermo parecía ni oírlo, se reía un poco ¡y Alejan- dro estaba furioso!, me miró como si yo tuviera la culpa de algo pero después pasó del enojo al miedo, yo lo conozco y empezó a sudar, pero el otro nada más lo miraba con curio- sidad como si no supiera qué sucedía, aja, me la creo yo ¿no? Al final me les planté, para saber qué pasaba. Alejandro miró con odio a Guillermo y luego a mí. Me contó todo. Y cuando lo dijo… El día siguiente a mi cumpleaños se fueron al rancho. Fue cuando lo hizo. Gracias a Dios no me dijeron detalles, no habría podido soportarlos… Alejandro es un asesino… Un asesino… De vacas… Ilustración por: Fernanda López

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