Contratiempo
16 17 Opinión Arte y Cultura nes). El aleteo consiste en cortar las ale- tas de los tiburones y regresar el cuer- po, aún con vida, al mar. Si pusiéramos la cifra de tiburones mencionada en fila, darían cinco veces la vuelta al mundo. Muchas especies de tiburones nece- sitan nadar para respirar debido a que de ésta manera pueden filtrar el agua por sus hendiduras branquiales, al que- dar sin ningún medio de locomoción el tiburón se ahoga, se desangra, muere de hambre o es devorado por otros de- predadores. Un tiburón sin aletas esta desahuciado, al igual que lo estaría una persona sin extremidades abandonada en medio de la nada. ¿Pero por qué sólo las aletas? La carne de tiburón no es muy deman- dada para el consumo humano, llevar los cuerpos de tiburones en las embar- caciones les quitaría espacio para más aletas, y el precio que se paga por un cuerpo de tiburón no es tentador para los pescadores, además de ser ilegal en varios países, sin embargo, sus aletas son utilizadas para preparar una sopa de origen chino conocida como “sopa de aleta de tiburón”. Debido a la expansión económica y cultural de China en el mundo, el con- sumo de esta sopa se ha incrementado y puede llegar a costar hasta 150 dólares en restaurantes de moda, debido a que se le considera como un plato “prestigio- so”, lo curioso del asunto es que la aleta de tiburón no añade un sabor especial a la sopa lo único que proporcionan es una textura peculiar, cuando las aletas se secan adquieren una forma similar a la de los fideos y según la tradición, mientras más largo sea el fideo más lar- ga será la vida del comensal. Como es de esperarse, el precio de las aletas de tiburones se ha elevado al igual que la matanza cruel de estos animales. Muchos dirán ¿a quién le importa el tiburón, si el tiburón ataca a muchos nadadores?, querido lector, déjame contarte que las películas donde el tibu- rón ataca despiadadamente a miles de personas no son del todo ciertas. Exis- ten más de 350 especies de tiburones de las cuales aproximadamente el 80% son incapaces de lastimar a la gente, eso no es todo, los accidentes trágicos son muy escasos, en todo el mundo ocurren aproximadamente 63 ataques de tibu- rones al año de los cuáles sólo mueren unas 5 personas. Todo esto fue seña- lado por el presidente de la asociación Sharkproject, Gerhard Wegner, quien además señala que el riesgo de sufrir un ataque por parte de un tiburón es de 1 en 240 millones. Pero el ser humano sí es capaz de destruir en poco tiempo y con inigualable crueldad a toda una especie por un platillo caprichoso. De acuerdo con la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) veinte es- pecies de tiburones están en peligro de extinción, los tiburones tardan mucho tiempo en recuperarse ya que deben te- ner más de siete años para alcanzar la madurez y sólo tienen una o dos crías al año. La doctora Ellen Pikitch, directora del Instituto Oceanográfico Pew, una experta en tiburones y pesca, presentó un estudio científico publicado el 30 de marzo de 2007, en el que podemos ver como las dramáticas disminuciones de tiburones están causando repercusiones en otras especies; por su parte la coau- tora, Julia Baum, asegura que “con me- nos tiburones en el entorno, las especies que solían ser sus presas, como las rayas gavilán, aumentaron su población y las hordas de rayas gavilán que se alimen- tan de ostiones los han eliminado de las bahías casi por completo”. Podemos concluir que el ecosistema marino se está viendo afectado por la ignorancia, indiferencia y falta de políticas públicas, así como de legislación al respecto. Los seres humanos podemos vi- vir sin comer sopa de aleta de tiburón pero un tiburón no puede vivir sin sus aletas. Ciertamente si los tiburones se extinguen la vida en el océano se verá condenada a la muerte, debido a la alte- ración de todo el ecosistema marino, y como sabemos, sin vida marina, la vida de los seres humanos también se verá amenazada. No consumas esta sopa y difunde esta información con todos los que puedas, recuerda que un pequeño acto realizado por muchas personas puede cambiar al mundo, ¡evitemos la extinción de los tiburones! Saber que lo que digo es un sueño, saber que lo que quiero es pesadilla, y en la espiral cabe todo: El brote que rompe la tierra, la hoja quebrada en trozos, ser un gusano ciego que perfora y roe y gime. El rayo en medio del vacío, la luz pétrea del escombro, el silencio azul de la brea, una crisálida, una piel translúcida. A la abeja enterrada en mi jardín El abismo crece, y en él cabe todo: y la crisálida cae, y la sal deja cristales, y la luz se encierra, y el rayo se rompe. Y yo muero, como tú mueres sabiendo que perderás todo al terminar esta línea. Tarso despertó (Fragmento) Por: El Duque de Compostela Arte y Cultura 1 Bip, bip… Bip, bip… Bip, bip… Bip, bip… Bip, bip… Poco a poco y a medida que el sonido de un indicador de ritmo cardiaco, como ambientación de fondo, ayuda a la recuperación de conciencia, Tarso aún sin saberlo va despertando de un largo y profundo sueño, de un coma. Los ojos de Tarso se adaptan a la luz del cuarto donde se encuentra y lentamente consiguen abrirse. Para Tarso el proceso de despertar resulta cotidiano, como cada mañana después de una larga y apacible noche de descanso. Sus articulaciones de forma natural desean estirarse, pero está inmovilizado. Su mente curiosa, hasta ese momento llena de sueños pronto olvidados, intenta conocer su actual situación. La vigilia apremia y la vida consciente urge a Tarso darse cuenta de nuevas realidades en que situarse y vivir. Apenas sus ojos logran parpadear, enfocan borrosamente sobre sí una mano con el dedo pulgar empapado de algo húmedo y aromático, haciendo la señal de la cruz en su frente, simultáneamente escucha una voz masculina pronunciar palabras en latín: -Istam Sanctam por Unctiónem + et suam piisimam misericordiam, tibi Dominus indúlgeat quidquid por: Visum, audtiotum, odoratum… 1 De pronto, abruptamente ve alejarse la mano de su frente y escucha de quien habla en latín: -¡Enfermera! ¡Señorita, venga por favor! Parece que el paciente ésta despertando. De inmediato ve acercarse a una enfermera junto con tres individuos vestidos de bata blanca. Todos buscan su cara y lo miran fijamente, en sus semblantes hay desconcierto y sorpresa. Por las batas blancas que todos portan, Tarso adivina que son médicos. Uno de ellos, se muestra interesado en sus ojos, pues con una lámpara en mano y agachándose un poco para estar aún más cerca de su rostro, le abre cada ojo, uno por uno. Detenidamente observa su comportamiento, después se endereza y sin dejar de mirarlo con voz grave le pregunta: -¿Puedes hablar? Tarso piensa que sí, pero no puede articular palabra alguna; una boquilla y dos mangueras bloquean su boca; apenas mueve la cabeza. El médico se muestra muy sorprendido, visiblemente desconcertado voltea a sus acompañantes y en voz alta pregunta: -¿Cómo pudo recuperar la conciencia? ¿Cómo es posible? Los demás igualmente desconcertados, se miran entre sí y nadie acierta a decir algo. 1 Por esta santa unción + y su piadosísima misericordia, el perdón puede Señor que todo lo que el pecado que han cometi- do por: vista, oído, olfato… Tarso al escuchar el comentario del médico se inquieta aún más. Su única respuesta gestual es suficiente para que el médico ordene a la enfermera con voz potente: -Libere la boca -ansioso exclama- ¡Quítele la mascarilla de oxígeno! Así, la enfermera toma firmemente la mascarilla. -Que no solo rodea la nariz y boca de Tarso, también se prolonga sobre su lengua, hasta rozar la garganta-. Le dice a Tarso en voz baja “Espero no le duela” -firmemente jala la boquilla y susurra, “ni modo”. Tarso responde con un prolongado y lastimero gemido, al mismo tiempo que vuelve a sentir con su propia lengua. Intenta humedecer su paladar y resecos labios. Entonces el médico, le dice: -Escucha, soy el Doctor Kuri y en este momento estoy a cargo de ti -y sin dejar de observar el semblante de Tarso, ni esperar respuesta, agrega-. -Te voy a hacer algunas preguntas: ¿Cómo te llamas? Tarso con voz débil pero audible, dice: -Tar…so…, Tarso… Balcázar El médico sonríe, asiente con la cabeza y pregunta: -¿Cuántos años tienes? -Treinta y dos… años. Nuevamente el médico asiente con la cabeza, esta vez levemente revira hacia los demás médicos y vuelve a preguntar: -¿Cómo se llama tu esposa? -Delia… Delia Sánchez. El Doctor Kuri, voltea hacia los demás médicos y sin dejar de mostrarse sorprendido, al mismo tiempo con aire triunfal dice: -¡Aún funciona su cerebro! ¡Increíble! Los demás médicos también comentan algo y se ponen a hablar con el Doctor Kuri. Tarso entra en desconcierto total y quiere saber, entender qué le está pasando: ¿Porque está ahí? ¿Qué sucedió? ¿Cuánto tiempo ha estado así? ¿Por qué atado a una plancha de hospital y rodeado de médicos? Y, sobre todo, ¿Porque tan singular afirmación del Doctor Kuri? Sin más Tarso quiere preguntar, pero de súbito el Doctor Kuri, dice a los otros médicos que le acompañan: -Vuelvan a colocarle la mascarilla de oxígeno y sigan el protocolo. Urge una tomografía frontal actualizada, también tómenle muestras de sangre, necesitamos análisis de química sanguínea, plaquetas, etc. Quiero saber a detalle el actual comportamiento hemático y bioquímico del paciente, ultrasonido de lesiones y radiografías de todas las fracturas, chequen el rol pues necesitamos de inmediato el quirófano para osteosíntesis del fémur derecho, pasen a mi consultorio para verificar datos y disponer una nueva relación de medicamentos. Los médicos y la enfermera asienten, de inmediato hacen lo que se les ha indicado. Tarso quiere una explicación, quiere hablar, moverse para llamar la atención, pero las sondas en su boca y nariz, el Por: Ixchel Dennise Pacheco Ortíz Estudiante de Filosofía y Literatura
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