Contratiempo
12 13 Arte y Cultura Circuito Reglamentum Por: Samantha Arredondo Rivera Estudiante de Psicología “(…) la sospecha de que más allá, donde ahora ve el aire limpio, o en esta indecisión, en la encrucijada de la opción, yo mismo, en el resto de la realidad que ignoro me estoy esperando inútilmente.” Rayuela, Capítulo 84. Es como un saber, de quien ha escrito (dónde y cómo) sin creer realmente que hubo un lugar, un motivo y una pertinente forma, sólo de saber de aquél alguien, que seguro u indeciso, lo ha hecho, ha promulgado alguna constitución que, efímera, reglamenta mil historias, una sola, la misma de siempre, la que otro alguien ya escribió pero con otro énfasis, otra melancolía; sin embargo aquél disfruta de saberse en nombre y apellido –más el segundo que el primero- impreso, retocado, redoblado, carcomido por una pequeñísima polilla asquerosa, mojado o polvoso, se sabe finalmente en los ojos, en la boca y en las manos de otro, algún listillo que decidió comprometerse con el relato, con el vocifero diario de una frase, una de esas que le define y le marca la vida, lo sabe y tal vez ni ha entendido lo que aquél pobre hombre o mujer o extraterrestre catastrófico quiso suponer que cualquiera entendería, pero es su himno, y le reza y después de un rato le olvida, camina por la calle con esas farolas negras de las banquetas, de los que existen en la Argentina y en Guanajuato, qué importa donde, existen y se paran a media noche a hacer su trabajo, ven al pobre hombre y le parpadean un rato, luego el hombre se va, sin deslumbrarse, a coger la lámpara de mesa del sótano de casa, para buscarse a sí mismo, a la hojas, a las farolas, otra vez dentro de un pobre libro olvidado. Presencias 14.08 Por: Pablo Piceno Estudiante de Literatura y Filosofía Arte y Cultura el presente es un misterio hundido polimorfo decoherente los dones de amar, las mujeres el cuerpo plegado de Dios sobre cloacas infames el dolor y lo adolorido el germen y lo germinado el relámpago y su látigo quieto los niños contando monedas para ser un autobús que abre puertas cierra puertas constantemente la metáfora radica en la búsqueda las puertas son un encuentro y son destrucción toda puerta es un presente que exhibe que el tiempo no existe entrar y salir y pasado y futuro lo oculto es todo misterioso la luna si es que no la vemos deja de existir? decía einstein a schrödinger el del gato mortivivo vivimorto el presente es la masa cuántica que fue y que pudo no ser pero está siendo relojes pulsando en los brazos mosquitos haciendo el amor o solo reproduciéndose asfalto que falta juegos abandonados iglesias museos discotecas la hendidura palpebral que se hiende cada vez más como haberle enterrado un vidrio una botella entera y desaparecer ocultarse y aquí me encuentro yo descubriendo como las tortugas lo cálido que es dejar de ser otro y ser yo en un gran caparazón acartonado llagado enlutado llorando por mí por ese otro que también soy yo y eso es la identidad el actor sin la máscara espectador del espectro de espectadores actores de la expectación el mundo es un teatro épico como lo pensó brecht la interacción proviene del miedo a desaparecer que se torna asunción cognición de repulsa el grito del hombre el silencio de Dios abandono de Dios solipsismo de Dios Dios no es un ente dialógico? el hombre es un ente dialógico el hombre es palabra y Dios no es Palabra? Palabra que labra palabras palabras que labran silencios silencio es ascensión del ser silencio es presente / no es más / inmersión en lo inhóspito maravilla ante el acto presente pasado presente futuro pluscuamperfecto ilusión defunción de los tiempos conocer encontrar rasguñar el misterio octagonal las palabras me cansan llantos y llantos y caparazones y gatos y gatos veneno que mató al gato en este caso lo salvó la curiosidad y en otro la curiosidad lo mató y en otro la curiosidad se mantuvo alejada del gato que sube azoteas piernas de mujeres bellas o de hombres fornidos o de cadáveres irreconocibles pero sube por la misma maldita curiosidad ya vendrán días en que todos los techos se caigan del techo real y trepemos todos –o casi todos- hacia el misterio hundido o seamos presente o seamos. Que si la noche nos encuentra, seas tú en lluvia y yo en hierba. Que el silencio no se atreva a prenderse de la sábana y las hojas enmudezcan, trémulas, húmedas y sedientas. No es ritual de fuego y carne, es tan sólo un verde deseo, esperanza coptada, ignota palabra. Que tiemble el suelo y los dioses… que un árbol crezca mientras yo te beso. Que el rasguño y la mordida leviten sobre nuestros cuerpos y el frenesí y la mesura erosionen el tiempo. Que te mueras. Que me muera. Como si de verdad fuera éste, el último encuentro. Oración profana Por: Ixchel Denisse Pacheco Ortiz Estudiante de Filosofía y Literatura Facebook Pasifae
RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3