Contratiempo

14 15 Opinión Crónica de un Servicio Militar Nacional Por: Luis Javier Castañeda Estudiante de Mercadotecnia Opinión C reo que todos sabemos –o debe� ríamos saber– que todos los va� rones mexicanos, naturalizados y nacionalizados, al cumplir la mayoría de edad debemos realizar el servicio de armas como está estipulado en la Cons� titución Política de los Estados Unidos Mexicanos: Artículo 31. Son obligaciones de los mexicanos: II. Asistir en los días y horas desig� nados por el ayuntamiento del lugar en que residan, para recibir instrucción cívica y militar que los mantenga aptos en el ejercicio de los derechos de ciu� dadano, diestros en el manejo de las armas y conocedores de la disciplina militar; III. Alistarse y servir en la guar� dia nacional, conforme a la ley orgánica respectiva, para asegurar y defender la independencia, el territorio, el honor, los derechos e intereses de la patria, así como la tranquilidad y el orden interior. Y como buen ciudadano, me en� cuentro haciendo mi servicio militar. Esta historia comenzó en marzo de 2012, cuando fui a la Junta de Reclu� tamiento de San Andrés Cholula a de� jar mis papeles y recibí la instrucción de regresar a los ocho días a recoger mi pre-cartilla y así cumpliría con el primer paso. En un principio recibí muchos co� mentarios de conocidos y personas cercanas sobre lo que podría pasar si me tocaba la famosa bola blanca en el sorteo: pararte temprano, marchar, correr, pintar banquetas, enseñar a la gente a leer, que te griten y te pongan a hacer ejercicio intensamente, entre otras cosas, y para rematar, nada más ni nada menos que hacerlo todos los sábados del año (de febrero a diciem� bre). No me interesé del todo en lo que pudiera pasar, claro, lo pensé y quería sacar bola negra para no ir. Así, un martes de pascua fui a reco� ger mi pre-cartilla militar con mi foto a blanco y negro, firmada por el alcalde y todo el asunto, para esperar el siguien� te paso: asistir al sorteo en noviembre. Para esto después de 7 años se decidió realizar nuevamente el sorteo en Cho� lula para reclutar futuros soldados. Fueron pasando los meses y en octubre hablé al ayuntamiento para preguntar dónde y cuándo sería el sorteo y me no� tificaron que el domingo 11 de noviem� bre a las 8 de la mañana. Días antes del sorteo yo me en� contraba en la Ciudad de las Ideas , un evento donde los ponentes dan a cono� cer sus ideas y proyectos que te hace pensar y, además, es de los mejores del mundo, pero bueno, esto es otro tema. Ese domingo tempranito, en pants y algo nervioso e intrigado, me dirigí al zócalo. Llegue algo tarde gracias a que algunas calles estaban cerradas, me formé a un costado del ayuntamiento, habíamos más de 100 personas espe� rando a saber qué sería de nosotros y para no sentirme tan solo, el destino hizo que me encontrara a varios excom� pañeros de la prepa, alguno que otro de la secundaria, en fin. Llegaron un teniente y dos soldados rasos, explicaron la dinámica sacando dos bolsas con pelotitas: las bolas ne� gras, con las cuales no haces servicio, y las blancas, con las que si haces, y las in� gresaron en una urna, donde había más bolas negras que blancas. Mencionaban un nombre y un niñito girando la tóm� bola y sacando la bolita “decidía”, con la suerte, que color te tocaría y cuando mencionaron mi nombre me iba acer� cando a la mesa y escuché “bola blanca”. Lo primero que pensé fue un “ya que”. Sabiendo que debería cumplir en 2013 conmi servicio, me sellaron la pre- cartilla con la leyenda bola blanca y no quedaba más que esperar a enero para dejar más papeles, me dieran mi papel de Encuadrado y me informaran que los bola blanca deberíamos asistir el primer sábado de febrero con el clásico uniforme –camisa del SMN, gorra roja, pantalón de mezclilla y zapatos negros– en la rampa de la 25ª Zona Militar. Por parte de mi familia tuve co� mentarios positivos y motivadores de “que padre” “felicidades” y “te va a ir muy bien”; por parte de mis amigos el clásico “que flojera” y que es pérdida de tiempo y demás. Algunos argumentan y se defien� den con el “ya no se utiliza”, “no te la piden para el pasaporte” y veinte mil pretextos de personas desinteresadas. A pesar de todo no es relevante si me la piden o no, debemos cumplir sin pre� textos. La clave está en hacer a un lado todo aquello que te estorba y seguir adelante –para cualquier situación–. Mientras tanto tuve algunos meses de preparación psicológica para realizar durante un año el servicio. Llegó el día esperado: Sábado 2 de Febrero de 2013, a las 6:50 de la maña� na yo me encontraba en la rampa, for� mado, viendo a cientos de personas lle� gar, todos enchamarrados, algunos en bola, otros solos. Un puesto de tamales y atole, señoras vendiendo uniformes y cigarros, otro puesto de jugos de naran� ja. Pasaba el tiempo, salían camionetas con soldados cubiertos con chalecos antibalas hasta que en eso de las 7:15 empezaron a bajar los militares a pie por nosotros, separándonos por uni� dad: 3er Grupo de Cañones, 6to o 7mo Régimen Blindado y el 70° Batallón de Infantería quienes tienen otro acceso. En mi caso llegamos al campo de futbol, nos juntaron y pasaron lista, afortunadamente era el número 18 de 400 en lista. Aquello era un mundo de gente recibiendo instrucciones, algunos contentos, otros aburridos, otros con sueño y cansados, diferentes estados de ánimo y una experiencia que cambia vidas. Hay unos de Puebla, otros San Andrés y San Pedro Cholula, algunos somos estudiantes, otros trabajan, al� gunos ya casados y otros ya con hijos. Otra cosa que me impresionó y que me gustaría hacer hincapié, es que hay mujeres que voluntariamente ingresa� ron al servicio, algunas ya van por su segundo año y que bueno, porque es parte de la equidad de género y ellas también son mexicanas y si quieren re� presentar a México que lo hagan. A partir de ese momento, todos los sábados, mientras pasan lista nos van subiendo en bloques de 30 personas para desayunar en el comedor, te qui� tas la gorra y vas pasando por tu charola metálica (como de película) a la barra donde te sirven los cocineros un guisa� do –el primer��������������������������� día fue chicharrón en sal sa roja con nopales–, frijoles, una torta, pan de dulce, una naranja, yogurth y café de olla, ¡Nada más! Comes bien, trabajas bien y sobre todo gratis –claro, pagado con nuestros impuestos– eso sí, a con� tra reloj desayunamos, en menos de 5 minutos tenemos que estar ya lavando nuestra charola y dejándola seca. Una vez me tocó que había ya muchas ban� dejas y las fui a dejar al comedor y por muy pocas que se vean pesan bastante. Terminando el desayuno, continúa el día regresando al campo para apren� der a hacer movimientos de saludo, fir� mes, paso corto, paso redoblado, paso de parada, flancos y media vuelta. Des� pués viene un pequeño break para la clase de legislación donde vemos cosas básicas como la Ley Militar, la del Ser� vicio Militar Nacional, Uso de Armas, jerarquías entre otras cosas. Es un momento para descansar un poco de la actividad física de la que ve� níamos realizando y a veces platicamos, echamos algo de relajo entre nosotros y platicamos con los soldados dirigiéndo� nos a ellos con respeto. La jornada culmina con una hora de educación física y defensa personal, que es sólo una probadita de los entre� namientos que realiza el ejército mexi� cano a diario, con lagartijas, sentadi� llas, abdominales hasta más no poder, y, al finalizar la sesión, nos pasamos a retirar de nuevo por la rampa. Actualmente se redujo la lista a 120 conscriptos por órdenes de Sedena. Es� taba en mi destino quedarme aunque traté de “safarme” porque dividieron a quienes querían seguir y quienes no, y los que no, pues un volado a ver quien sí y quien no se iba. El Servicio Militar inició muy es� tricto, pero poco a poco se ha ido rela� jando, aunque no significa que no haga� mos nada, sino que ya mantenemos la disciplina por cuenta propia, sabemos hacer las cosas y no es necesario que nos anden acarreando. Durante este tiempo he aprendido las órdenes pre� ventivas y ejecutivas, a usar un mos� quetón, ensayamos para el desfile y la toma de protesta de bandera para el 5 de Mayo, además de lo relacionado a leyes y teoría militar. Finalmente el Servicio Militar me hace darme cuenta de la responsabili� dad que como ciudadano tengo ante la nación, soy parte de la reserva activa que estará defendiendo al país en caso de alguna invasión extranjera –espero no sea necesario–, una contingencia o desastre natural, y además, salvaguar� dar la soberanía y la paz de la República. Lejos de verlo como un día pesado de ir a sufrir, recomiendo ver el servicio como una clase o un taller, haces ejerci� cio, aprendes y entre mejor actitud más rápido se te va el tiempo y de la nada ya es diciembre y obtienes tu cartilla liberada. Puedo decir que cambia tu perspecti� va de ver las cosas, estando al interior de la zonamilitar puedes ver como es la vida militar, qué hacen los soldados, de dónde son y de dónde vienen. Es toda una expe� riencia que, repito, desgraciadamente la gente lo ve con desprecio, flojera y alguno que otro, con miedo, aunque pues cada quien ve las cosas como quiere. Por lo mismo de ser un servicio, es sinónimo de estar puesto y dispuesto para ayudar y apoyar, a su vez como es� tudiante de una institución de tradición e inspiración jesuita justamente recuer� do la emblemática frase que decía San Ignacio de Loyola nuestro fundador y a la fecha la seguiré conservando en mi mente y corazón: Ser para los demás. El Servicio Militar me hace darme cuenta de la responsabili- dad que como ciudadano tengo ante la nación Foto por: respuestario.com

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