Contratiempo

24 25 Opinión Opinión Martha Isabel Arreola Santillana Detrás del telón Este 23 de abril, Enrique Peña Nieto, por medio de la misiva de su coordinador de campaña, Luis Videgaray, rechazó la invi- tación que le extendió Carmen Aristegui para debatir el día de hoy, durante su pro- grama matutino de radio, con los otros tres candidatos a la presidencia de la Re- pública Mexicana. Si bien, en la respuesta otorgada a la periodista, no se esclarecen las razones por las que se negó a asistir el representante de la coalición entre el PRI y el Verde Ecologista, no es necesario ser publicista o analista de medios para deve- larlas: posee una fuerte ventaja sobre sus contrincantes según los resultados de las encuestas de preferencia electoral reali- zadas recientemente. Según información presentada por Consulta Mitofsky, el candidato a la cabeza cuenta con el 40% de los votos, mientras que la abanderada del blanquiazul le sigue de lejos con el 23%, a su vez, el represen- tante de MORENA se mantiene en tercer lugar con el 17% de la preferencia –La información correspondiente al candida- to de Nueva Alianza no se presenta en la tabla desplegada en la página principal de dicha consulta-. Es pertinente anotar, que las empresas que realizan estas encuestas las llevan a cabo en lugares y contextos limitados, por tanto, sería precipitado de- clarar triunfos o fracasos desde ahora. “Cuatro candidatos a la presidencia” Cuando escuchamos la palabra guerra, nos da por imaginar tanques y soldados, muerte y caos; sin embargo, la que se re- anuda cada seis años en nuestro país no la libran hombres en camuflaje, sino po - líticos de traje y corbata. Decir campaña política en México es sinónimo de guerra –y sucia- porque este periodo implica, casi por definición, el inicio del conflicto fron - tal entre los candidatos, y con éste, la ne- cesidad de ejercer “violencia mediática”, que no saca sangre, sino trapitos al sol. La última semana, hemos podido ob- servar en televisión abierta, spots que buscan desprestigiar a Josefina Vázquez Mota y a Enrique Peña Nieto, por supues- to, cada uno patrocinado por miembros del partido contrario. La campaña negra en contra del candidato por el PRI, patro- El meollo del asunto Martha Isabel Arreola Santillana A pesar de que, como se ha visto en di- ferentes ocasiones, los resultados de las elecciones pueden diferir considerable- mente de lo que se manifiesta en consul - tas y encuestas previas al día del juicio final, pareciera que Enrique Peña Nieto y su coordinador de campaña les tienen confianza, puesto que resulta evidente la intención que se tiene de cuidarlo de la opi- nión pública a toda costa; medida que re- sulta prudente si consideramos la serie de tropiezos que el ex gobernador del Estado de México tuvo durante los meses anterio- res a la campaña. Nuevamente, la incompetencia se es- conde tras un telón demagógico, y así, se nos revela una nueva pregunta a los próxi- mos electores ¿Por qué no debaten abier- tamente? ¿Se habrán dado cuenta de que tratan con personas capaces de percibir sus flaquezas? Si bien es cierto que se ma - nifiesta cierta cobardía en esta intención de cuidar la imagen pública, como sucedió también con Vázquez Mota, que declaró que solamente se presentaría al debate antes referido si asistía Peña Nieto, pare- ce que despierta en el mexicano el interés por la política, por tanto, el debate no se da ya entre los candidatos, sino entre los miembros de la sociedad, que cada vez se preocupan más por el ejercicio democrá- tico en nuestro país. � cinada por diputados del PAN, busca evi- denciar su falta de congruencia, trayendo a colación los compromisos incumplidos durante el periodo en que estuvo al man- do del Estado de México, mientras que la que ataca a la presidenciable la acusa de mentirosa por haber hecho uso de infor- mación falsa en sus spots. Lo peor del caso es que las acusaciones que hacen los unos de los otros no son pre- cisamente calumnias, sino información que se reserva para ser publicada en el momento preciso, he ahí lo maquiavélico del asunto. Así los partidos políticos nos dan más de una razón para no votar por el candidato que ellos consideran su compe- tencia directa, mientras se preocupan por mitigar el efecto de lo que ventila el otro; como busca hacerlo el PRI por medio de la “Mesa de la Verdad”, que lejos de invitar al diálogo, ha sido más pólvora para encen- der al PAN. No cabe duda que la historia es cícl N ic u a e . vamente, los ejércitos de ambos contendientes le temieron a la lucha cuer- po a cuerpo y decidieron hacer uso de la artillería pesada ¿Pero por qué? ¿No es esto evidencia de incompetencia y miedo a la confrontación justa y en igualdad de condiciones? ¿Por qué le temen al debate los candidatos? Como siempre el meollo del asunto, y lo que debería preocupar- nos, no es precisamente la campaña sucia, sino lo que ésta descubre: en nuestro país la política se ha convertido en telenovela y así, la competencia ha cedido espacio a los dimes y diretes. �

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