Contratiempo

14 15 El Nacionalismo Revolucionario en la Revolución Mexicana Tania Briseño y Natalia Trigo Académicos Académicos En esta primera década del siglo XXI es evi- dente que México se define no por lo que es, sino por lo que dejó de ser en el siglo an- terior. A partir de la Revolución Mexicana se establece una retórica de la identidad basada en el nacionalismo. En el arte hay una clara manifestación de esta retórica en el terreno pictórico (muralismo) y en el terreno literario (la novela de la Re- volución) de lo cual hay que sentirse orgullosos, no sólo como nación por el resultado cualitati- vo sino porque, aun- que ahora nos guste menos y hasta nos resulte grotesca, la máscara nacionalista nos dio una identidad. La identidad, en la medida en que es cam- biante, es una máscara, un ocultamiento, que no oculta nada, sino que hace visible. Cuando uno se quita la máscara no es para mostrar un impo- sible rostro verdadero, sino para ponerse otra y seguir siendo visible, pero no reconocible. (Espinasa 432-433) En respuesta a los de- safíos del proceso armado de 1910, se fue gestando y articulando poco a poco la ideología de la Revolución Mexicana, girando alrededor de tres temas fundamentales: el agrarismo, la subordinación del sindicalismo al Estado, y el proyecto educacional y sus principales ideólogos fueron Luis Cabrera, José Vas- concelos y Vicente Lombardo Toledano. Luis Cabrera y el agrarismo Luis Cabrera (1876-1954) nació en Zacat- lán y estudió en la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde obtuvo la licencia- tura de abogado. Más tarde fue político, diplomático y escritor mexicano. Apoyó principalmente el movimiento maderis- ta y analizó a fondo el problema agrario, contribuyendo a la redacción del Plan de Ayala. Su ideología se mantuvo hasta el gobierno de Carranza, durante el cual se promulgó la cons- titución de 1917 in- cluyendo la Ley Agraria en la que él tuvo gran incidencia. Las reformas agrarias que se habían realizado hasta el momento (hasta 1912) habían resuelto sólo de manera parcial los problemas del campo mexicano, ya que el verdadero problema según Luis Cabral era el hacendismo o la gran propiedad ru- ral que gozaba de privilegios que le per- mitían explotar a los campesinos al grado de la esclavitud, pues se encontraban con- dicionados y endeudados principalmente por las tiendas de raya, que transmitían la deuda a las generaciones siguientes. Cabrera consideraba de gran impor- tancia reconstruir los ejidos mexicanos, devolviendo la tierra a los campesinos a quienes pertenecía. Vicente Lombardo To- ledano y la subordina- ción del sindicalismo al Estado Vicente Lombardo (1894- 1968) nació en Teziutlán y tuvo una instrucción superior en la Escuela Nacional de Jurispru- dencia y se hizo Doc- tor de Filosofía en la UNAM, lo cual afianzó su tendencia marxista en el ámbito político mexicano. Dicho sesgo le sirvió para lograr puestos como Líder Sindical después de la época revolucio- naria y ocupar car- gos importantes en la Confederación de Trabajadores de México y la Confederación de Trabajadores de América Latina y Federación Sindi- cal Mundial. Además de im- pulsar la unidad de los comunistas en varios países latinoamericanos, fue funda- dor de la Universidad Obrera de México y se dedicó a propagar la cultura entre los estudiantes. Durante su trayectoria política fungió como gobernador del Es- tado de Puebla y fue fundador del Parti- do Popular más tarde Partido Popular Comunista. Uno de los temas central en la ideología de la Revolución Mexicana fue la subordi- nación del sindicalismo al Estado, por dos factores principales: el pacto de Obregón con la Casa del Obrero Mundial y el Artícu- lo 123 de la Constitución de 1917. De este modo se logró una alianza entre obreros y empresarios que facilitó la acumulación del capital, y el registro de la organiza- ción sindical, así como la integración del liderazgo sindical al aparato político, aun cuando no se lograron completamente sus propósitos de autonomía. (Zapata 115) Con esto se da la integración del sin- dicalismo a la política mexicana, que más tarde derivó en una subordinación sin au- tonomía propia frente al Estado. José Vasconcelos y el proyecto educacional José Vasconcelos (1882-1959) nace en Oaxaca y estudia en la Escuela Nacional de Jurisprudencia la carrera de derecho. Es exiliado durante el gobierno de Huer- ta y de Carranza y es hasta el gobierno provisional del presidente Adolfo de la Huerta que le encarga la rectoría de la Universidad Nacional de México. Filóso- fo, educador, escritor y político mexicano, Vasconcelos fue el primer Secretario de Educación Pública. La ambición de Vasconcelos se basó en la meta de definir qué hay que enseñar en las escuelas, cómo y quién debía enseñar, pero también qué materiales son los que debían de utilizarse. A lo largo de su pro- yecto pedagógico se construyen bibliote- cas a lo largo y ancho de la República, se encargan textos escolares a diversos inte- lectuales de la época y se editan clásicos en ediciones de bolsillo. (Zapata 119) Durante su cargo como Secretario de Educación Pública Vasconcelos trató de educar a campesinos y obreros, convir- tiendo a las masas en ciudadanos y difun- diendo una cultura universal basada en el mito del mestizaje. Fue así, como la iden- tidad mexicana y la construcción nacional promovieron una idea de nación mestiza, como eje para recuperar y reinterpretar el pasado indígena a fin de emplearlo en la construcción de una identidad moderna y post revolucionaria. La política educativa del Estado fue una de las herramientas más poderosas para la construcción de una identidad nacional moderna, pero también implicó la aceptación de fuertes diferencias polí- ticas, económicas y sociales al tratar de incorporar a los indios a una modernidad mestiza. En este sentido el “atraso histó- rico” representado en las discrepancias de lengua, costumbres y formas de vida de los indios fueron, desapareciendo en la medida en que esto se incorpora a la idea de la raza cósmica propuesta por Vascon- celos. (Salmerón; Porras 510) En los tableros de los cuatro ángulos del patio anterior hice labrar alegorías de España, de México, Grecia y la India, las cuatro civilizaciones particulares que más tienen que contribuir a la formación de la América Latina. En seguida, debajo de estas cuatro alegorías, debieron levan- tarse cuatro grandes estatuas de piedra de las cuatro grandes razas contemporá- neas: la Blanca, la Roja, la Negra y la Ama- rilla, para indicar que la América es hogar de todas, y de todas necesita. Finalmente, en el centro debía erigirse un monumen- to que en alguna forma simbolizara la ley de los tres estados: el material, el intelec- tual y el estético. Todo para indicar que, mediante el ejercicio de la triple ley, lle- garemos en América, antes que en parte alguna del globo, a la creación de una raza hecha con el tesoro de todas las anterio- res, la raza final, la raza cósmica (Vascon - celos 76-77) “Los programas educativos se orienta- ron, así, a difundir la idea de un país con la característica de que entre sus fron- teras todo era igual, apenas con algunas diferencias geográficas. La identidad se confundía con la idea de patria (…) y el na- cionalismo.” (Espinasa 324) Hasta 1992 se insertaron en los libros de texto las diferencias entre las regiones de la República Mexicana y hasta el 1 de Ene- ro de 1994, el movimiento del EZLN recor- dó a los mexicanos que los indios existían, recuperando y manifestando sus variadas expresiones étnico culturales. (324) Indigenismo “El indigenismo constituye una visión del indio desde la perspectiva del no indio”. El problema del indio durante la integración nacional de México y la construcción de su identidad, se analizó desde diferentes posturas y el criterio lingüístico del mis- mo permitió fundamentar una diferencia- ción de las comunidades existentes en el país. (Espinasa 124) El desarrollo del indigenismo tiene los siguientes presupuestos: • Lo indígena como cercano y negati - vo: desde la visión europea, rechazan- do al mundo anterior a la conquista. • Lo indígena como lejano y positivo: en ésta lo indígena contiene la mexi- canidad. Continuidad entre el mundo prehispánico y la colonia, que contenía una cultura superior a la española. • Lo indígena como muerto: el mundo prehispánico desapareció y sólo por la arqueología se puede conocer esta cultura. • Lo indígena como problema: lo in- “Nacionalismo Revolucionario por Frida Kahlo” dígena debe ser suprimido, constituir sociedades avanzadas en términos ra- ciales, es decir, aproximarse a lo blan- co. (Porfirio Díaz) • La raza cósmica de Vasconcelos: in- tegración de lo indígena al mestizaje, revindicado como encarnación de la nacionalidad y proyecto de cambio social. Respecto al indigenismo, Lombardo Toledano tenía su propia visión. Él pensa- ba que el indio se encontraba encasillado en un falso indigenismo, desarrollado en la obra de la arqueología y la antropología de los snobs, los literatos de café y los tu- ristas ignorantes que al venir a descubrir México y publicar sus hallazgos contri- buían a desfigurar la historia, la política y el folklore de nuestra patria. (Lombardo 184 “ ) De este indigenismo dulzón, cursi, postizo y lleno de ofensas inconscientes para lo único genuinamente mexicano, se han alimentado los malos intérpretes na- cionales de lo nuestro y los visitantes de los Estados Unidos que colocan en el mis- mo rango las corridas de toros, el Valle del Mezquital, el jarabe tapatío y las playas de Acapulco”(184) Además, Lombardo decía que el cine se había convertido en el instrumen- to por excelencia del falso indigenismo mexicano, en donde las producciones, la actuación de los artistas, la realización técnica y la aportación de Hollywood para la interpretación de lo mexicano servían para perpetuar grandes falsedades den- tro y fuera de nuestro país, mixtificando el pasado y el presente de nuestra nación, reafirmando una vida indígena que nada tenía en común con la realidad y desacre- ditando nuestra industria cinematográfi - ca. (184) Desde una María Candelaria, exce- lentemente realizada, pero de conteni- do absurdo, porque en ninguna parte de nuestro país se moviliza el pueblo para privar de la vida a un ser humano, por el hecho de que sus padres no han contraído matrimonio civil o religioso (…) Lo indíge- na sigue incomprendido para el arte que más afluencia tiene sobre las masas popu - lares (185) Entrega realizada para el Seminario de conceptualización Historia de América Latina, de la licenciatura en Comunica- ción. Primavera 2012 El artículo completo puede consultarse en el micrositio del periódico www.iberop ue bla.edu.mx/micrositios/contratiempo/ �

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