Contratiempo

12 13 Me quiero ir de intercambio Me vomito cuando me besas Lluvia Paloma Ruiz Díaz de Rivera Samantha Arredondo Rivera José Rubén Hernández Torres Extramuros Creación y cultura Hace casi un año y medio yo empecé a tra - mitar e investigar todo lo necesario para venirme de intercambio a Madrid. Pero conforme empecé a investigar y tratar de decidir a qué universidad y qué programa elegir, me di cuenta que no tenía la infor - mación necesaria para tomar la mejor de - cisión como estudiante y ¿por qué no?, lo más divertido y flexible para poder disfru - tar al máximo mi intercambio. Así que decidí hacer este artículo de - dicado al estudiante de la Ibero que tiene ganas de irse de intercambio, pero que no sabe bien como lograrlo, o que no se decide por qué programa o país. Hay tres formas de irse de intercambio: programa Puebla, programa del Sistema y programa Libre. Programa Puebla Ventajas La ibero te ayuda a elegir tus materias • Te inscribes desde Puebla y al llegar a • tuuniversidaddestino ya te están espe - rando en la oficinas de intercambios. Tienes que pagar tus materias en Pue - • bla (los créditos se ajustan a las mate - rias que tomes en el extranjero) Desventajas No hay muchas universidades para • e L l a e s gi p r lazas son limitadas, pero si ha - • ces tu trámite con anticipación es fácil l P o i g d r e a n rlo promedios generalmente altos • (depende de la carrera y el país) Programa del Sistema Ventajas Las mismas que el programa Puebla • sólo que hay más universidades y más países para elegir. Desventajas Las mismas que el programa Puebla • sólo que las plazas son limitadas y los estudiantes de la Ibero Santa Fé tienen preferencia sobre otros planteles, así que conseguir una plaza en este pro - grama es difícil. Programa Libre El programa libre es más complicado de explicar que los otros, ya que varía mucho dependiendo de la universidad que elijas, pero por lo general las ventajas y desven - tajas son las mismas. Lo que no te dicen en “la página de Internet” Ventajas Al ser “libre” tienes total libertad de • elegir tus materias y universidad, es decir, puedes irte a la universidad que quieras. No piden promedio mínimo. • Desventajas Tú tienes que tramitar, investigar y en - • tregar todos los papeles necesarios a la universidad destino. Dependiendo de la universidad que va - • yas te piden diferentes requisitos que debes cumplir, a veces portafolios de trabajo (en carreras prácticas), a veces currículum académico o nada en otras ocasiones. Tienes que pagar el 25% de tus crédi - • tos en Puebla más el 100%de la univer - sidad destino. Generalmente los listados de materias • no están disponibles hasta que lle - gas, por lo que debes estar preparado para encontrar o no encontrar lo que buscas. Ahora, para el caso de programa libre hay una interesante opción, que es elegir una universidad pública en cualquier país, y pedir plaza como “estudiante visitante” ¿Qué significa esto? Que tus estudios no tienen validez en ese país, pero en la Ibero Puebla sí, es decir, en tu currículum aca - démico sí aparecerán estos estudios en el extranjero al graduarte. Además, en algu - nos casos (casi todos), sale más barato esta opción que quedarte en Puebla, porque es - tas universidades públicas sólo cobran una cuota muy baja por ser estudiante visitan - te, y sumado a el 25% en Puebla el resul - tado final es que pagas menos (hablando únicamente de la colegiatura). Para resumir puedo decir que hay dos opciones interesan - tes dependiendo de tus preferencias: Si eres un estudiante que quiere irse de intercambio y tener todo el respaldo de la universidad y sólo llegar a su destino sin ningún problema y evitar complicacio - nes, definitivamente no elijas el programa libre. Pero si eres un estudiante que bus - ca que su intercambio sea toda una aventura y quieres ir a una universidad grande y vivir una experiencia totalmente diferente, elije el programa libre en una universidad pública. Ventajas (o desventajas, depende como lo veas) del programa libre en una univer - sidad pública Salones de hasta 100 personas. • Las universidades públicas en el mun - • do tienen gran prestigio internacional y te dan gran valor curricular. Es fácil inscribirse y te dan un plazo • amplio para que te metas a todas las clases que quieras y elijas las que más te gusten. Puedes elegir materias de cualquier • carrera (pero debes platicarlas antes con tu coordinador para ver con que materias de tu programa coinciden). Tips si te vas de intercambio Lleva muchas copias y originales de to - • dos tus documentos importantes. Investiga si es necesario un visado • para vivir en el país al que vayas, gene - ralmente se tardan en dártela así que ponlo al principio de tu lista. Nunca dejes de estar en contacto con tu • coordinador de la carrera ni con la ofi - cina de intercambios de la Ibero. Encárgate de que tus pagos en la Ibero • Puebla estén siempre al corriente y en orden. Recuerda que en algunos países los • periodos cuatrimestrales comienzan y terminan en fechas distintas que en México, investiga bien tu caso. Prepárate para vivir una experiencia • única. ¡Saludos desde Madrid! Monumento a Calvo Sotelo, Memoria al asesinato que detonó la Guerra Civil espa- ñola. Foto: www.tiffotos.com/madridcity/ “¿A quién, con siquiera dos pizcas de sentido, se le ocurre hablar de amor en éste momen- to?, y peor aún, ¿a quién se le ocurre amar por ahora? ¿A quién le dan ganas de pensar en eso? ¿A los poetas acaso? ¿A las estúpi- das novelas de la televisión?, los poetas es- tán casi extintos, escondidos luchando por sobrevivir; las novelas, por Dios, ¿siquiera se transmiten emociones por una pantalla?” Sí, me derrumbo cada vez que me dices que me amas, mi mundo interior se quie - bra tan sólo de pensar que me besarás, de poder volverte a ver, pero sinceramente, ¿cuánto daño más piensas hacerme? ¿No te fui suficiente? ¿Qué más pretendes lle - varte de mí? Ya no tengo nada. Y recuerdo súbitamente la realidad de ti, ¡vaya!, ¿cuán tonta creerás que soy? Me tuviste cientos de veces, me tuviste den - tro y fuera de ti, me tuviste como a un ob - jeto, tomaste mi alma y la guardaste bajo de tu colchón, tomaste mis manos, mis la - Cuandoerapequeñanohabíanadaqueespe - rara con más anhelo que la llegada del vera - no. Cada que sonaba la última campana de la escuela salía corriendo a mi casa a preparar las maletas para visitar a mi abuelo Javier y mi abuela Valeria. Ese año había llovido como ningún otro, por lo que no pude correr hasta mi casa. Es - peré a que mi mamá llegará a la puerta del colegio ya con mi maleta hecha, listos para emprender el anual viaje al rancho naranje - ro en Álamo, Veracruz. Llegué al rancho y pensé que sería un ve - rano muy aburrido, pues, por las lluvias, no había la posibilidad de salir a jugar con los hijos de los campesinos o de ir a nadar al río como siempre lo hacía cuando el calor resul - taba insoportable. Mis abuelos, cuando llovía acostumbra - ban encerrarse en su cuarto y sellar el espa - cio entre la puerta y el piso con una toalla. Mimamáme prohibía acercarme a su cuarto en esos momentos desde que yo tenía cinco años; ahora tengo catorce. Unamañanano llovió; simplemente estaba muy nublado, por lo que mi abuelo aprovechó parairasembrarnuevosnaranjos.Yomequedé bios, tomaste todo de mí, todo lo que pude darte. ¿Qué pretendes encontrar ahora?, soy sólo ruinas. ¿Cómo represento a este ente vacío? ¿A este cuerpo que sonríe involuntariamen - te, que camina por inercia?, ¡¿Dónde están esas palabras?! ¡¿Dónde encontrarlas?!, soy tú recuerdo, el recuerdo del que hace poco me llenaba, de aquel a quién le di lo que me restaba, esos trozos de ladrillos, esos pedacitos de mí. Tuve la esperanza de re - cobrar las fuerzas, de volver a sonreír por - que quería, y pude darme a mí, darle estos pasos de tu ausencia, estas manos tamba - leantes, estos ojos que algún día te mira - ron, estos ojos que ahora le veían a él. ¡Pero no!, nada, nada has sido tú hombre, nada fue aquel otro. Hombres, hombres, ¿es que existe otro sexo que no sea el suyo?, ¿es que acaso les amo tanto que no puedo sopor - tarlos? ¿Es que es esto, tantas quejas, tan - tas ganas de tenerlos, de que me quieran? Harta de buscar, harta de no hacerlo. Amo sentir ese deseo de los labios mascu - linos, de sentirlos, de poseerlos por unos segundos, pero entonces, después, es más que eso, es más que un beso, y siento asco, porque no son ellos, o tal vez lo son y no me doy cuenta. Como dice Alejandro Sanz, ¿Y si fuera él?, ¿y si fuese aquel tonto a quien dejé ir?, ¿y si fuese alguno más que aún no conoz - co y elijo al equivocado?, ¿y si no soy yo la adecuada?, ¿y si tantas suposiciones me conducen al desencanto, me encadenan, y me maltratan hasta morir? ¡Cuántas razones no tendré yo para odiarlos! y sin embargo, me enamoro de sus cuerpos, me enamoro de su voz, me enajeno, pensando que ustedes conocen el amor, ¿quién se los ha presentado? ¿Cuán - to más esperarán para tenerle confianza? El amor no muerde, el amor te mata arecorrerel rancho, puesenese tiempohabían hechoalgunos cambiosqueaúnnoconocía. Mi mamá siempre me regañaba porque decía que no era propio de una señorita an - dar entre tanto hombre como si nada y mi abuelo decía que no le hiciera caso y que ju - gara cuanto quisiera. Esa mañana, me acompañó Pepe, hijo de don Juan, uno de los campesinos más alle - gados a mi abuelo. Pepe siempre había sido mi compañero de aventuras en la infancia. Él me enseñó a nadar en el río, a trepar a los árboles y a caminar por el campo sin que ningún insectome picara. Él tenía 17 años ahora, había crecido casi 20 centímetros en un año y me saludó con un “hola” y un “te he extrañadomucho”. Estábamos enmedio de los naranjos cuan - docomenzóa llover; conesa lluvia sedesbordó el río e inundó gran parte del rancho, pero eso no lo sabría hasta una semana después. Mien - tras, Pepeyyonos resguardamos enunade las cabañas que mi abuelo había construido para quedescansaran los campesinos almediodía. Ahí, amedia luz, sumirada era diferente, sus hombros se habían hecho más anchos. A oscuras veía todos los cambios que habían sucedido en su cuerpo mientras yo estaba estudiando. Se quitó la camisa y la puso en - tre el piso y la puerta de la cabaña. Me abra - zó para quitarme el frío y un calor llenó todo mi cuerpo por 4 días, que fue lo que tardó la lluvia en terminar. Cuando regresé a mi casa, mi mamá me recibió con un “Hija de la chingada ¿dónde te metiste todos estos días? ¿Qué no has visto cómo está el río? Yo pensando lo peor y tú llegas tan campante” y, como punto final, una cachetada bien dada. Mi abuelo la tranquilizó; yo expliqué que me había resguardado de la lluvia, pero que la lluvia tardómás de lo pensado. Pasó el verano y fui a despedirme de Pepe, que había estado ocupado tratando de controlar a la naturaleza con todos los de - más hombres de la finca; me dio un beso en la frente, le pregunté si me amaba y me dijo: “Eres como la lluvia, cuando no estás ruego porque llegues, pero ahora no puedo contro - larte; será mejor que esperemos.” Me fui del rancho llorando las seis ho - ras que tardamos en llegar a Puebla con la esperanza de que llegara pronto la próxima sequía y su eventual temporal.

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