Testimonios 2022-2023

• 14 I. Calidad académica como pertinencia social Recordemos con Ellacuría que la realidad histórica es el máximo grado de realidad conocida por el ser humano, no el máximo posible. O, dicho de otro modo, que “la historia es el espacio de emergencia de las posibilidades, encarnadas en subjetividades dotadas de potencia”, de acuerdo con una formulación más reciente de Franco Berardi sobre la multiplicidad de futuros que palpitan en la realidad. Por eso, el deber de la universidad para con la sociedad no puede reducirse sin más a la transmisión de saberes, sino que junto con ello debe también contribuir a liberar el futuro de la lógica de la mera probabilidad en la que lo tienen entrampado las inercias inscritas en el sistema social por los poderes dominantes, interesados en reforzar una idea del mundo que va en sentido contrario a la que urge construir. Dicho deber es tan grande y urgente que necesariamente ha de trasminar todas las funciones universitarias bajo el imperativo de una revisión constante sobre lo que es pertinente enseñar y aprender y cómo debe ser enseñado y aprendido; sobre qué investigar y cómo poner en manos de la sociedad lo investigado; y sobre cómo colaborar mejor, con quiénes y de qué modo para llevar a cabo una incidencia más pertinente y eficaz en la realidad. Enseguida compartimos un conjunto de voces que hablan de las acciones que durante el último año hemos llevado a cabo en pos del fortalecimiento de una calidad académica socialmente pertinente; esto es, de una calidad académica dirigida a ampliar las posibilidades de liberación de la sociedad.

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