9 • el temor a una confrontación global de consecuencias inimaginables. Asimismo, son cada día más patentes los efectos del cambio climático y las consecuencias de la depredación de los bienes comunes. En los últimos años ha prevalecido un ánimo de polarización en el que las formidables innovaciones tecnológicas aplicadas a la información no necesariamente han favorecido el diálogo, la colaboración y la concordia, sino que han sido usadas a menudo como medios para profundizar la distorsión de la realidad, la manipulación, la atomización social y una cultura centrada en el consumo. Tienen razón pues las juventudes en sentirse desencantadas con un modelo civilizatorio que ofrece tan pocos márgenes al optimismo. El ámbito laboral contemporáneo se ha mostrado como un espacio que permite advertir mejor las desigualdades que hoy padecen las juventudes. En las últimas décadas, debido a la desestructuración provocada por la globalización económica, pero también por el debilitamiento del Estado como garante de derechos en general y de derechos laborales en particular frente al poder dominante de los grandes actores económicos, el mundo del trabajo ha experimentado profundas transformaciones que han vuelto problemática la incorporación y la experiencia de las juventudes en el ámbito laboral, transformándolo en un espacio caracterizado por la transitoriedad, la flexibilidad y el cortoplacismo. Los efectos de dichas dinámicas no solo dificultan sus procesos de autonomización, sino que dejan cicatrices duraderas en su carácter e identidad, además de ser importante factor de despolitización y desarticulación entre las propias juventudes, al imponer el individualismo y la competencia como valores dominantes. Ciertamente estas nuevas condiciones en el mundo del trabajo son vigentes para todos los grupos etarios. Sin embargo, numerosos estudios dan cuenta de la acentuada condición de desigualdad en la que se encuentran las juventudes. Las cifras oficiales más recientes disponibles (2022) revelan que las y los jóvenes que desean y buscan participar en el mercado laboral enfrentan un panorama más complicado que el trabajador promedio, pues son el grupo poblacional con la tasa de desocupación más alta, de 6.4%, casi el doble que la tasa de desocupación nacional. Asimismo, de los más de 9 millones de jóvenes que trabajan o están en busca de empleo, el 48.8% de ellas y ellos laboran entre 35 y 48 horas a la semana y el 44.9% recibe una remuneración máxima que apenas rebasa los 5,000 pesos mensuales. Asimismo, la tasa de informalidad entre las juventudes es la segunda más alta en nuestro país, solo después de la de los adultos mayores, y se ubica más de 10 puntos porcentuales por encima del promedio. De cara al futuro, este es un indicador preocupante pues se ha observado que los jóvenes que ingresan al mercado laboral con un empleo informal tienen una mayor probabilidad de permanecer en condición de informalidad a lo largo de su trayectoria profesional, lo cual les predispone a un futuro en condiciones inestables y precarias. El mundo del trabajo ha experimentado profundas transformaciones que han vuelto problemática la incorporación y la experiencia de las juventudes en el ámbito laboral, transformándolo en un espacio caracterizado por la transitoriedad, la flexibilidad y el cortoplacismo. JÓVENES Y MERCADO LABORAL Grupo poblacional con la tasa de desocupación más alta, de 6.4%, casi el doble que la tasa de desocupación nacional Jóvenes con empleo o en busca de + de 9 millones 48.8% laboran entre 35 y 48 horas a la semana 44.9% recibe una remuneración máxima que apenas rebasa los 5,000 pesos mensuales.
RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3