• 6 Nuestros 40 años coinciden con un periodo de vertiginosas transformaciones en el mundo, en el que confluyen el fin de la Guerra Fría y la consolidación de la economía de mercado como gran eje ordenador de prácticamente todas las dimensiones de la vida de nuestras sociedades; el desmantelamiento del estado de bienestar; el agotamiento del entramado institucional que rige la convivencia global; la veloz manifestación de los efectos derivados del cambio climático; la exponenciación de la dinámica migratoria; la digitalización de las comunicaciones, y un largo etcétera. Esta ha sido, pues, no simplemente una época de cambios, sino un cambio de época todavía en pleno curso. La IBERO Puebla y su comunidad han vivido estos procesos históricos con una actitud crítica pero sin evasivas, asumiendo que esa y no otra es la realidad que hemos recibido y a la que hemos sido enviados para servir y transformar, universitariamente, desde sus condicionamientos y posibilidades. Ese compromiso de lealtad con la realidad histórica y nuestra permanente disposición a hacernos cargo, encargarnos y cargarla, se han convertido desde su fundación en el rasgo distintivo de nuestro proyecto educativo. Nuestras apuestas socioprofesionales y nuestro modo característico de acompañar la formación de las juventudes; nuestras opciones investigativas y nuestra mirada rigurosa y crítica sobre lo público; nuestra permanente apertura al diálogo y a la colaboración con todos los actores sociales; así como nuestra celebración de la diversidad como un don y la ética de cuidado mutuo que atraviesa nuestra convivencia comunitaria, brota todo de la convicción básica en la primacía de la realidad real como el lugar en el que ocurre el encuentro entre Dios y la humanidad. Esa es la matriz que ha nutrido el crecimiento de la IBERO Puebla hasta hoy y es desde ella que avanzamos con esperanza en pos del futuro.
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