31 • Arturo José Loría Pesquera El Programa Universitario para Adultos (PUPA) da continuidad a los valores educativos de la IBERO Puebla. Es un programa en el que se puede seguir aprendiendo, conociendo cosas, se puede seguir conociendo el mundo a través de un sistema de educación abierto que le permite a los estudiantes aprender, a su propio ritmo, cosas nuevas, distintas y que comparten muchos valores con la educación jesuita. De los años que llevo de experiencia con la IBERO Puebla, desde ser estudiante de esta Universidad hasta dar clases en distintas áreas, PUPA es una de las que más satisfacción me ha dado. Los estudiantes del Programa son personas que realmente quieren aprender, que están muy interesadas en seguir conociendo el mundo, en seguir con su proceso educativo, en aprender más, en descubrir más. Es gente muy apasionada que, cuando se inscribe a una de nuestras clases, lo hace con todas las ganas del mundo y con esta hambre de seguir conociendo, y no solo de eso, sino de seguir construyéndose a sí mismos. Creo que eso es lo más valioso de PUPA, y que a mí como profesor me da muchísimo. Vinculación con la realidad La educación con pertinencia social la incluyo en mi aula revisando temas relevantes en el mundo actual. Si bien las clases que doy pueden ir de música, historia, cultura, cine, siempre le digo a mis estudiantes que todos estos temas van cruzados con otros muy importantes de nuestra sociedad. Hablamos de diversidad sexual, derechos humanos, de interseccionalidad, política, economía, del mundo actual y de cómo a través de la cultura podemos mejorar nuestra sociedad. Yo siempre les digo a nuestros alumnos que la cultura, la música y el cine son lenguajes, y el lenguaje construye la realidad. Entonces, una vez que aprendamos a leerlos, somos capaces de leer la realidad, pero también de ayudar a construirla día a día. Eso es parte de lo que hacemos en los programas educativos de PUPA. La mejor y más significativa experiencia que me he llevado en estos años como profesor de PUPA son, sin duda, los alumnos. Además de ser personas que tienen un hambre gigantesca de conocimiento, al ser adultos mayores son personas cuya experiencia es fundamental para mí como profesor. Su experiencia y sus conocimientos ayudan a que la clase se construya de ambas partes, y a mí personalmente me han dado una experiencia de vida única. El diálogo en las clases se vuelve algo muy específico y especial, porque al compartir cada uno de ellos sus conocimientos, su historia, su día a día, hacen que estas clases sean únicas, porque esos diálogos que se sostienen dentro de la clase no se puedan dar en ningún otro espacio de la Universidad. Yo siempre les digo a nuestros alumnos que la cultura, la música y el cine son lenguajes, y el lenguaje construye la realidad. Entonces, una vez que aprendamos a leerlos, somos capaces de leer la realidad, pero también de ayudar a construirla día a día.
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