• 14 oportunidades de encuentro con lo real, de convivencia y articulación, hayan sido arrojadas en brazos de este modelo de comunicación virtual instrumentalizado por intereses lucrativos, que les miran como prosumidores rentables y, como tales, los segmentan y criban la información que han de recibir; todo lo cual condiciona la profundidad y duración de sus vínculos al contaminarlos con una lógica transaccional que, de este modo, disminuye sus posibilidades de implicación e intervención colectiva en la transformación de sus entornos. En la dimensión educativa, ello se traduce en la reivindicación de la presencia personalizada, del cuidado mutuo y de procesos de enseñanza-aprendizaje situados en la realidad como condición fundamental para una apropiación del conocimiento que no se reduzca a la asimilación individualista de contenidos, sino que contribuya realmente al desarrollo integral de la persona en compromiso activo con su contexto, tal como lo propone la pedagogía que las universidades jesuitas hemos propuesto a nuestras sociedades desde hace casi 500 años. Lo dicho hasta aquí no es en absoluto un examen exhaustivo sino apenas una mirada sobre algunos de los principales escollos que la realidad presenta hoy a nuestras juventudes y enrarecen su perspectiva de futuro. Por fortuna, como lo ha dicho recientemente Franco Berardi, debemos recordar que el futuro no sigue un orden lógicamente lineal respecto del presente, y en él laten ya numerosas dinámicas posibilitadoras de otros futuros mejores, encarnadas en actores colectivos e individuales en acción en diversos entornos. De ello hablan los testimonios que escucharemos a lo largo de este informe, que comparten con nosotros expresiones concretas de una transformación que nuestra Universidad alienta y acompaña, desde la profunda convicción de que no es posible entender el mundo ni su futuro sin la perspectiva y energía de las juventudes, pero tampoco es posible entender y mucho menos caminar junto a ellas y ellos si no nos acercamos a sus realidades complejas y asimétricas. Para cambiar profunda y universitariamente el estado de cosas es imprescindible una cosa y también la otra. Esa es nuestro compromiso y desde él formamos, investigamos y buscamos incidir en la realidad. Lo dicho hasta aquí no es en absoluto un examen exhaustivo sino apenas una mirada sobre algunos de los principales escollos que la realidad presenta hoy a nuestras juventudes y enrarecen su perspectiva de futuro.
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