Testimonios 2023-2024

• 12 las instituciones— reivindiquen su papel político, tomando distancia de esa pretendida asepsia de la universidad que facilita la reproducción de las condiciones de desigualdad imperantes en la sociedad, al reducir la acción universitaria a formar profesionistas hábiles en las dimensiones técnico-profesionales, pero políticamente desagenciados e inactivos. Sin embargo, ello no significa que la Universidad deba ejercer su papel político como una práctica de alienación institucional y adocrinamiento de las juventudes favorable a uno u otro de los poderes y posicionamientos político-ideológicos y económicos que simplifican la realidad y buscan absolutizarla en el espacio público, generando efectos polarizantes como los que hoy prevalecen en buena parte del mundo. No, se trata de que la Universidad sea un instrumento útil para que nuestras sociedades consigan superar la doble trampa de la fachada democrática o de la mera democracia formal, en pos de una democracia sustantiva que sea realmente capaz de honrar la complejidad de la realidad, dar cauce a la diversidad y conflictividad que caracteriza nuestras sociedades y resuelva los problemas fundamentales de las mayorías descartadas, que son el sujeto social por el que la Universidad debe tomar partido. Para la IBERO Puebla, ese es el camino para remontar la generalizada impotencia reflexiva que está en la raíz de la crisis de salud mental de la que hemos hablado previamente. Es innegable que nuestras juventudes son plenamente conscientes de que las cosas en la realidad no están bien, pero se sienten limitadas para hacer cambios significativos, pues se ven rodeadas de expresiones que les persuaden de que no hay otra forma posible de organización social más que la configurada por la economía de mercado, a cuya lógica, les insisten, más vale plegarse. Una lógica que autoriza hacer lo que sea necesario para participar de un modelo de vida centrado en la búsqueda incesante de la satisfacción de deseos, inoculados por un ecosistema de estímulos a la medida, que todo lo transforma en mercancía con una eficacia sin precedentes gracias al rampante proceso de digitalización de la economía. La transformación del actual estado de cosas pasa necesariamente por la necesaria reconfiguración del mundo de las relaciones intersubjetivas de las juventudes, que hoy está fuertemente intervenido por esta dinámica tecnoeconómica que es paradigma dominante en la vida social actual, pues con la privatización irrestricta del internet hace cuatro décadas, el derrotero de las potentes aplicaciones tecnológicas en el mundo de la comunicación quedó atado a un interés lucrativo que ha privilegiado su uso como instrumento orientado a intensificar el consumo, antes que a favorecer el acercamiento del usuario con lo real, el diálogo, la organización y la intervención social en la definición de lo público. Por eso no es extraño que nuestras juventudes, que nacieron y han crecido en un entorno incierto y precario, en el que han visto canceladas valiosas Se trata de que la Universidad sea un instrumento útil para que nuestras sociedades consigan superar la doble trampa de la fachada democrática o de la mera democracia formal.

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