Libro de resúmenes

376. La posibilidad de un espacio habitable. La experiencia de una sala de lectura en la cárcel de mujeres Verónica Macías Andere Consejo Puebla de Lectura Guadalupe López Hernández Secretaría de Cultura de Puebla Si la lectura puede implicar una experiencia (Larrosa, 2006) rica y necesaria en la vida de cualquier persona, en estado de reclusión puede ser que este encuentro sea aún más necesario. El presente trabajo cuenta la experiencia de una comunidad de lectura que se conformó con un grupo de mujeres del Centro de Rehabilitación Social de San Miguel en la ciudad de Puebla, México. Los encuentros con este grupo fueron voluntarios y se llevaron a cabo una vez por semana, durante dos horas, en un periodo de un año. Nuestro mayor interés, además del fomento a la lectura y la escritura, fue la creación y el fortalecimiento de lazos, en un espacio donde, a pesar de estar en el mismo territorio, pocas veces se sabe de las compañeras algo más que no sea el proceso por el cual están en prisión. La sala de lectura implicó salir de las historias únicas; una mujer privada de su libertad tiene muchas otras historias por contar, historias de infancia, de sueños de futuro, de refugios interiores, de espacios habitables (Robledo, s/f), historias de lucha y del afuera. Los libros, entonces, fueron los detonantes para conversar sobre nosotras mismas, sobre lo que nos importa en la vida, sobre nuestros recuerdos, anhelos y esperanzas. Este espacio se convirtió en un espacio no solo de lectura, sino de palabras para pensarse a sí mismas (Petit, 1999), de escucha (Lenkersdorf, 2007), de historias y de escritura, fue un espacio de resistencia. Palabras clave: Sala de lectura, comunidad, historia única, lectura. 379. Mi libro es tu libro. Una experiencia en una comunidad de lectura Narai Marín Soriano Universidad Iberoamericana Puebla Ángel, Alexa, Pamela, Diego, Beto, Antonio, Amanda, Luis y yo: una comunidad lectora del Barrio del Alto. Entre 2016 y 2017 compartí con un grupo de niños de entre 6 y 13 años: lecturas, libros y saberes. Internados en la Biblioteca Alma, ubicada en el Barrio del Alto, uno de los más antiguos de Puebla, donde habitan familias con escasos recursos, en casonas en mal estado, pero que fungen como vecindades que cuentan con los servicios más básicos. En ese contexto, esos ocho niños y yo encontramos un espacio para convivir en armonía, cerca de los libros. La ponencia se centrará en la comunidad lectora antes descrita y sus experiencias con ciertos libros. Las cuales pretenden ser una invitación a la lectura de aquellos libros que a mi parecer pueden favorecer experiencias de lectura enriquecedoras. En concreto se hablará de tres libros: Fernando furioso de Hiawyn Oram, que permite ver al otro y a uno mismo; ¡Tiemblen, dragones! de Robert Munsch, que nos aleja de estereotipos; y Esto no es de Alejandro Magallanes, que nos permiten jugar. Estos libros fueron seleccionados por su recepción, porque observamos cómo los niños se mostraron contentos de releerlos solos o en grupo, los compartieron con otros e incluso se los querían llevar a sus casas. Sabemos que toda selección implica subjetividad, mi interés por ciertos temas limitan la selección de libros y la observación de experiencias. Sin embargo, los acontecimientos narrados pretenden ayudar a los mediadores de lectura en su ardua labor. Palabras clave: Comunidad lectora, libros de calidad, experiencias de lectura.

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