Presentación

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México acude este 2024 a la cita electoral más grande de su historia, con más de 97 millones de personas convocadas y 20,375 cargos de elección popular en juego, entre los que destacan la Presidencia de la República, 128 senadurías, 500 diputaciones y 9 gubernaturas, entre ellas la de Puebla y las de otros cuatro estados de la región Sur Sureste del país.

Este gran ejercicio electivo ocurre en una coyuntura histórica marcada a nivel mundial por la creciente pérdida de confianza en las instituciones, en la democracia y en sus representantes, dadas sus patentes limitaciones para dar respuesta a desafíos de enorme complejidad y riesgo.

En América Latina, la baja satisfacción con la democracia entre las sociedades de la región se refleja con elocuencia en la numeralia que ofrece la última edición del Latinobarómetro, según la cual, desde la transición democrática, 21 expresidentes fueron condenados por corrupción, 15 presidentes se reeligieron (un tercio de ellos transgrediendo las reglas democráticas), 20 presidentes debieron dejar su cargo antes de la finalización de su período y, desde 2018, se han producido en el subcontinente 19 alternancias políticas motivadas por la impaciencia social por encontrar soluciones a problemas tanto añejos como emergentes.

Sobre la base de las profundas y persistentes asimetrías que han caracterizado la historia de las sociedades de Latinoamérica, durante los últimos años se han agravado amenazas para la vida cotidiana de nuestras poblaciones relacionadas con la violencia, la inseguridad y los efectos del cambio climático. Asimismo, los avances sociales que estaban en curso en nuestra región sufrieron un descalabro importante a causa de la pandemia de la COVID-19, que produjo retrocesos en todos los ámbitos y profundizó las condiciones de precariedad en las que vive al menos un tercio de la población.

En México, a pesar de las políticas sociales instrumentadas en el último lustro en materia de combate a la pobreza, todavía estamos muy lejos de lograr mejoras sustanciales en las condiciones de vida de la población, en tanto que en otros ámbitos se observan preocupantes retrocesos.

En el estado de Puebla, el clima de incertidumbre que desafortunadamente ha caracterizado nuestra vida política desde 2018 a la fecha, con la presencia de 7 gobernadores durante dicho lapso y una pandemia de por medio, no ha permitido contar con un marco de estabilidad propicio para desplegar una gobernanza tan robusta como lo demanda el calado de los retos que enfrenta nuestra sociedad.

Todo lo anterior contribuye a configurar la próxima cita electoral como una oportunidad crucial para que la sociedad y los actores políticos reivindiquen la potencia de la democracia para dinamizar transformaciones sustanciales en la realidad.

En tal contexto, la Universidad Iberoamericana Puebla presenta la Agenda Institucional 2024: de la Reflexión a la Acción, que pretende ser una contribución pertinente para el reconocimiento de la complejidad de los retos que hoy enfrenta Puebla y para nutrir el indispensable diálogo y la deliberación sobre las vías que debemos construir para enfrentarlos. Esta Agenda está conformada por diagnósticos sobre 18 ámbitos de la realidad del estado de Puebla, respecto de los cuales la IBERO Puebla fija su postura y formula vertientes de acción susceptibles de ser incorporadas en la política pública.

Este documento, elaborado por la Comunidad Académica de nuestra Universidad, es una expresión actualizada de la misión que la Compañía de Jesús ha puesto en manos de sus instituciones de educación superior en el contexto de la actual crisis civilizatoria, que consiste en acompañar universitariamente el legítimo clamor de la sociedad, que pide a sus instituciones y autoridades cambios profundos que generen condiciones de vida digna.

Dicha misión trasmina todas nuestras funciones sustantivas y se traduce en la producción de conocimiento riguroso y pertinente sobre las causas de los problemas que nos aquejan, en una labor de formación integral dirigida a potenciar las capacidades de agencia de las juventudes y en el aliento de su participación en la vida pública, así como en la puesta a disposición de nuestros activos institucionales para servir como plataforma para el encuentro, el diálogo y el trabajo colaborativo entre los diversos actores de la sociedad llamados a intervenir en la transformación del actual estado de cosas.

El compromiso de las universidades jesuitas con la transformación de las sociedades a las que sirven es una tradición que portamos con orgullo y que deseamos profundizar con motivo de la actual coyuntura política en el estado de Puebla, en la que se cifran valiosas oportunidades para el diseño de presentes y futuros esperanzadores para todas las personas sin excepción. Entregamos a la sociedad este documento suscribiendo la convicción expresada por el padre general Arturo Sosa, SJ de que la democracia no es solo un medio para elegir representantes mediante el voto popular, sino también la consecución de fines como la libertad individual y la protección de derechos de las personas, la participación política de la población en los asuntos públicos, y la resolución pacífica de las controversias propias de las sociedades heterogéneas, mediante la deliberación y la existencia de un espacio público consolidado para el ejercicio de derechos. Por eso, creemos firmemente que, el fortalecimiento de la democracia como sistema político, régimen de gobierno y cultura pública es una condición de posibilidad para la construcción de un horizonte común y la determinación de los medios para alcanzarlos en un clima de paz, encuentro y deliberación en medio de la diversidad. Un medio fundamental para construir la casa común.

Mario Ernesto Patrón Sánchez

Rector