¿Qué podemos hacer para disminuir el riesgo de padecer estas enfermedades? Aunque la mayoría de las fuentes de contaminación en la CAA están fuera de nuestro control y estamos en una situación de vulnerabilidad ante el peligro de los tóxicos en el ambiente, podemos realizar una serie de acciones para volvernos más fuertes. A continuación, se indican algunas de las medidas de acuerdo a las enfermedades señaladas en la sección anterior. La contaminación del aire es un factor de riesgo comprobado de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Dentro de los contaminantes atmosféricos las partículas PM2.5 representan la mayor amenaza para la salud. Estas son una mezcla de partículas extremadamente pequeñas y gotas líquidas, que, debido a su pequeño tamaño, pueden penetrar profundamente en los alvéolos pulmonares y desde allí hacia el torrente sanguíneo e incluso llegar hasta el cerebro. Las complicaciones más graves por la exposición crónica a PM2.5 pueden incluir: enfermedad cardiaca y pulmonar, enfisema, bronquitis, ataques al corazón, latido del corazón irregular, asma y brotes más intensos, disminución de la función pulmonar y muerte temprana (IQAir, 2023). Para limitar las PM2.5 y otros contaminantes: Evita cocinar con leña o carbón, especialmente en espacios cerrados. Se uiliza una estufa que cuente con escape de humo dirigido al exterior del hogar. El humo de leña contiene muchos contaminantes nocivos como benceno, formaldehído, acroleína e hidrocarburos aromáticos policlínicos. Cada año, cerca de 4 millones de personas mueren prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire domiciliario por el uso de combustibles sólidos para cocinar (OMS, 2022). Enfermedades respiratorias y del sistema circulatorio 86
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