Iniciativas para la sustentabilidad y el cuidado de la casa común en la IBERO Puebla

26 / INICIATIVAS PARA LA SUSTENTABILIDAD Y EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN EN LA IBERO PUEBLA nectaran emocionalmente y colaboraran fuertemente en un inicio. Sin embargo, al percibir que los beneficios materiales no alcanzarían a todos, que sólo podrían restaurarse algunas de las viviendas y que se necesitaba del trabajo y la colaboración de todos, la participación comunitaria comenzó a decaer. De acuerdo con Leef, “en un tiempo en el que se ensanchan las diferencias sociales y económicas, se produce un abismo que desemboca en el sinsentido de la vida. En la desesperanza, los sujetos sociales se arraigan y reafirman en los valores de la individualidad y la competencia, del estatus y la distinción” (2000: 8-9). Esta realidad mundial no es ajena al cotidiano de las comunidades, que anteponen el beneficio propio al comunitario. Pareciera que el concepto de comunidad es otra utopía a la que se aspira, pero no se vivencia. Esta situación se hizo presente cuando algunos participantes comenzaron a mostrar su disgusto argumentando que si se construían viviendas para unos debían construirse para todos, olvidando que fueron ellos quienes eligieron las viviendas a construir. Incluso hubo personas que rechazaron el reforzamiento de su vivienda porque querían que se les construyera una completa. Otro de los ejemplos fue cuando una de las comunidades dejó de colaborar con mano de obra y en las faenas de reconstrucción porque ese era un trabajo por el que cobraban. El resultado fue que los trabajos de reconstrucción desaparecieran de los espacios públicos y se realizaran en los terrenos particulares de las personas beneficiadas. Es indispensable reflexionar sobre las consecuencias que el individualismo ha traído a las sociedades y, sobre todo, a las comunidades. Reivindicar y practicar el valor de lo comunitario como forma de habitar los espacios, de relacionarse y de cuidado mutuo es necesario hoy, ya que lo individual y el sentido de la propiedad privada ha permeado hasta las lógicas y dinámicas más comunitarias. El diálogo, la colaboración y el cuidado son elementos indispensables para la preservación y uso de los espacios comunes, y son una especie de valores y actitudes heredadas de la comunidad (Núñez, 2019). Por su parte, Corral (2010) menciona que una de las causas primordiales de la destrucción medioambiental es el comportamiento humano y que la solución, en gran parte, tiene que ver con el cambio de esos comportamientos. Destaca asimismo algunos aspectos de orden psicosocial que deben estar presentes en la generación de conductas sostenibles, entre los que se encuentran: austeridad, altruismo, equidad, visión de interdependencia, aprecio por la diversidad, deliberación y voluntad. Sin la presencia de estos elementos, la generación de sostenibilidad es prácticamente imposible, ya que como Yurén (2019) expresa: el desarrollo sostenible se gesta desde la vida cotidiana, desde las pequeñas acciones de la gente. Las actitudes psicosociales aquí enlistadas ayudan a mitigar la individualidad que rige nuestras relaciones con otros y con la naturaleza. Es imprescindible

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