Iniciativas para la sustentabilidad y el cuidado de la casa común en la IBERO Puebla

22 / INICIATIVAS PARA LA SUSTENTABILIDAD Y EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN EN LA IBERO PUEBLA La primera petición de cambio vino por parte del comité de construcción y fue conectar el baño de las viviendas al drenaje de la comunidad, imposibilitando así la viabilidad del baño seco y contribuyendo a la contaminación del río. Esta idea se sometió a discusión entre el comité y los encargados del proyecto en la IBERO Puebla, quienes llegaron a la conclusión de que el cambio solicitado era oportuno, ya que de esta manera las personas beneficiadas “podían tener un baño más digno”. Este primer cambio fue una clara señal de lo que vendría; un proyecto que se alejaba de varios de los principios de sostenibilidad enunciados en un inicio. A este cambio siguió la decisión de una de las familias beneficiadas de no poner estufa Lorena dentro de su vivienda porque “ahúman la casa y con el techo de madera puede ser peligroso”. De nuevo, y en esta ocasión no tanto por un acuerdo consensuado sino por las prisas de terminar la construcción, se quitó esta ecotecnia en la vivienda. El último cambio fue omitir los elementos de bioconstrucción para repellar los muros, debido a que esto exigía la implementación de más talleres y eso elevaba los costos del proyecto, y aumentaba el tiempo para la entrega de las viviendas; se optó entonces por repellar con cemento y lo que sí se respetó fue la pintura con tierra. De los elementos de bioconstrucción y las ecotecnias planeadas sólo permaneció intacta la propuesta del techo a dos aguas, de madera y lámina ecológica con una capa intermedia de bahareque. Aunque la propuesta siguió adelante hubo dos familias que en determinado momento propusieron poner techo de vigueta y bovedilla. Sin embargo, cuando vieron los resultados de la primera vivienda construida cambiaron de opinión y finalmente optaron por el techo proyectado en un inicio. Como puede observarse, detrás de estas acciones hay una idea de progreso, una disonancia de tiempos y un accionar desde lo individual que ralentiza la transición a lo sostenible. Es necesario enfatizar que de ninguna manera se responsabiliza aquí a las comunidades de estas acciones y mucho menos de ser poblaciones que no cuidan el medioambiente; como se veía en los diseños originales de las viviendas, conviven de manera cotidiana con la naturaleza a diferencia de lo que ocurre en otros ámbitos. Al contrario, se reconoce que detrás de estas acciones hay ideas que han sido transmitidas y aprendidas de los referentes de desarrollo que la modernidad ha marcado globalmente (Porto, 2001). Difícil e injusto es pensar que las comunidades rurales son las que deben modificar las prácticas no sostenibles, ya que precisamente son ellas quienes menos se han beneficiado de la llamada modernidad y las que menos contaminan. Somos todos quienes debemos modificar hábitos e ideas en pro de la sostenibilidad. Sin embargo, como esta reflexión parte de una experiencia comunitaria, se habla aquí de las trabas de lo sostenible en las comunidades.

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