128 / INICIATIVAS PARA LA SUSTENTABILIDAD Y EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN EN LA IBERO PUEBLA en el tejido de la vida y con otras especies compañeras. Es desde estos grupos minoritarios que van generando resistencia ante la espiritualidad capitalista, para poder habilitar otras formas orgánicas de interdependencia, bajo otros principios que sean los de la cooperación, reciprocidad, complementariedad y no de competencias y rivalidad. Reflexión final Una universidad comprometida con la Casa Común ¿Qué vínculo puede tener una institución educativa con esta eco-espiritualidad? Tomando en cuenta los subtemas anteriores, podemos decir que el espíritu de una universidad no tiene que ver solamente con el modo en que nos relacionamos unos con otros, sino también con el modo en que nos relacionamos con los entornos vitales en los que cohabitamos y, además, de ver cómo y de qué manera vamos generando nuevos modelos de interdependencia que nos vinculen más desde la colectividad y la solidaridad, y no desde los modelos hegemónicos totalizantes, negando nuestra existencia en términos ecológicos. Es evidente, ya con lo que hemos planteado, que la universidad está ineludiblemente situada en el mundo. Y al estar en el mundo, no es neutral. Desde la comunidad universitaria jesuita pertenecemos a un mundo abierto donde captamos sentido, pero no estamos predeterminados para comprender y relacionarnos con el mundo de una sola manera. Tenemos, en cierta medida, libertad para modelar la relación con el mundo que habitamos. En este sentido, las universidades confiadas en la Compañía de Jesús tienen como propósito optar por los que padecen injusticias. Estas universidades jesuitas focalizan su fuerza para trabajar por la defensa de los que son privados de sus libertades y fomentan, ante todo, el encuentro con la realidad tomando en cuenta a los que sufren la irracionalidad del sistema imperante. La identidad de una Universidad Jesuita la construimos todas y todos. El Padre General Arturo Sosa, S.J. nos comparte que esta identidad no está directamente relacionada con el número de jesuitas que se suman a la comunidad universitaria, “sino con la capacidad de compartir el espíritu que las anima, el modo de proceder característico y la comunión en la misión compartida” (2018: 9). La profundidad intelectual de una Universidad Jesuita está en el esfuerzo, compromiso y dedicación para dejarnos tocar y comprender a profundidad los problemas reales que estamos cruzando. La universidad “requiere sensibilidad a las situaciones de las personas y los pueblos. Necesita mirar más allá de sus muros para acompañar los procesos complejos de la historia humana” (Sosa, 2018: 5). Es por ello que el Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, S.J. (IIMA), inscrito en la Universidad Iberoamericana Puebla, propone
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