Iniciativas para la sustentabilidad y el cuidado de la casa común en la IBERO Puebla

INICIATIVAS PARA LA SUSTENTABILIDAD Y EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN EN LA IBERO PUEBLA / 127 No bastan los frenos morales que se puedan construir individualmente. No es suficiente una reforma civilizatoria a partir de un contrato social. Los problemas globales, como dice Rob Nixon, “no se pueden resolver agregando las acciones de individuos concienciados” (Nixon, 2011: 39). Lo que necesitamos es una metanoia colectiva. Metanoia significa, en griego μετανοῖεν, metanoien. Meta: más allá y noia: hace alusión al nous, es decir, a la mente. En este sentido, hace falta un autoempoderamiento colectivo. La metanoia colectiva no se puede reducir a una acción en común dirigida por leyes inquebrantables. Necesitamos una conversión radical. De lo que se trata es de una alianza fusionada por lo local y trasnacional de las organizaciones, redes y movimientos que hoy luchan por demostrar que no somos sujetos independientes del mundo. Pasar de la existencia a la coexistencia significa ir más allá de un cambio de conciencia. No queremos reducir la espiritualidad a un imperativo categórico. Necesitamos una profunda transformación de la manera de comprender nuestro mundo y a nosotros mismos. Requerimos trasgredir nuestro sistema epistémico y subjetivo en el que nos hemos fijado. Esto quiere decir que hace falta repensar de forma radical nuestros modelos de conocimiento y preguntarnos a fondo nuestro lugar en el mundo. La eco-espiritualidad no es la suma de las acciones individuales que hace un grupo. No podemos reducir la dimensión espiritual a prácticas individualistas de autoayuda. Más bien, es un cambio de paradigma que responde a una nueva manera de estar en el mundo, pero este naciente paradigma no es simplemente considerar a la naturaleza y a la humanidad como objeto y sujeto que se pueden separar. Esta visión todavía sigue pensando que la humanidad está desligada de la naturaleza y puede existir independiente del mundo donde habita. Se trata, pues, de reconocer a la humanidad y a la naturaleza como el derecho y al revés de una misma moneda que no se pueden objetivar. En este sentido, la naturaleza ya no está ante mí. La naturaleza ya no lo puedo tener enfrente, sino, más bien, es parte de mi propia existencia. Por ello, es de suma importancia pensarnos y experimentarnos como una hebra más del tejido de la vida, tratando de reconocer el valor intrínseco de todos los seres vivos más allá de su valor de utilidad o de uso, para así poder ver el sustento y la reproducción de la vida, solamente en co-gestión y co-producción entre las distintas especies. Siguiendo esta misma línea, este concepto de eco-espiritualidad no puede estar en el aire volando como una construcción abstracta sin comprometerse con las situaciones que vivimos, sino que está situado y encarnado en la praxis que afirma la vida. La eco-espiritualidad es el resultado de personas, colectivos e instituciones que han tratado de secundar una cosmoviviencia basada en la interdependencia

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