Iniciativas para la sustentabilidad y el cuidado de la casa común en la IBERO Puebla

INICIATIVAS PARA LA SUSTENTABILIDAD Y EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN EN LA IBERO PUEBLA / 117 Siguiendo esta cita, somos tierra profunda de una pregunta informulable. Somos una moldura no objetivable que abre un horizonte de posibilidades constructivas donde aprehendemos sentido, pero lo que nos acontece no es meramente elaborado por nosotros mismos. Así, la Universidad Jesuita no se forja por sí sola como si estuviera en el vacío. Más bien, el proyecto educativo se inicia desde el encuentro y la relación con el mundo al que pertenecemos. Lo anterior nos lleva a caer en la cuenta de que nosotros construimos el espíritu de la universidad dependiendo de nuestra comprensión de las cosas que nos interpelan. Pero esta comprensión está situada en un determinado momento. Nuestra espiritualidad depende de nuestro modo de estar en la vida. No podemos construir una universidad blindada de la realidad. No podemos salirnos del mundo que nos acontece. Si bien la espiritualidad está expuesta constantemente al curso de los acontecimientos donde nos encontramos, el espíritu de las universidades confiadas en la Compañía de Jesús depende de la manera en la que nos dejamos afectar por la realidad. Esta espiritualidad no tiene nada que ver con un replegarse desde la existencia a otra parte. De cada evento brotan cifras ocultas que debemos interpretar para saber algo nuevo del mundo y de nosotros mismos. Pero para poder ser receptores de nuestro mundo, necesitamos escuchar las circunstancias que nos acaecen como sociedad. Nuestro espíritu como Universidad Jesuita crece en la medida en la que seamos capaces de dialogar con otras disciplinas, cuando nos enriquecemos con otras perspectivas, cuando nos desprendemos de nuestras certezas para acoger otras visiones del mundo. Esto enriquece nuestro espíritu para tener una mirada holística e intentar orientar nuestra mirada donde otros no ven. Pues el espíritu no está encasillado en una verdad absoluta que se puede atrapar y poseer de una vez por todas. El espíritu de una Universidad Jesuita se vive en medio de la realidad como misión recibida, tanto cuanto se encuentre en apertura y en diálogo constante para contribuir a la liberación de las injusticias del mundo con una mayor fecundidad. En este momento, nos podemos dar cuenta que la Universidad Jesuita no funciona en abstracto, sino que tiene rostros concretos, historias y experiencias compartidas. Sin embargo, hay que precisar que es una experiencia. La experiencia se vive como un acontecimiento impredecible, que la mayoría de las veces genera sorpresa e implica ruptura y dolor. Este espíritu, primero se deja que entre el desorden permitiendo que las mismas cosas nos atraviesen. Pues esta espiritualidad brota del impacto con la realidad, a través de nuestros sentidos. En definitiva, nuestra espiritualidad como Universidad Jesuita, no significa “saber más de la vida”, sino que tiene que ver con la manera en que “asumimos nuestra vida en relación con Dios, con el mundo, con los demás y con nosotros mismos”.

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