Derechos Humanos / Anuario Edición 2023

72 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2023 ha evitado frecuentar algunos lugares como parques o negocios; 37,1% evitó asistir a eventos o actividades de su escuela o su trabajo (Endosig, 2018). A partir de estos desencuentros, puede hablarse de la violencia dentro de la experiencia trans que marca las vidas de las mujeres trans para siempre. Se crean heridas que se van haciendo más grandes a lo largo de los años, sumadas a nuevas violencias, muchas veces provenientes de las personas a las que más cariño les tienen y que son parte de su familia. Un porcentaje mayor de personas recibieron agresiones físicas de parte de su familia por su orientación sexual o identidad de género en comparación con su vecindario (Endosig, 2018). A partir de estas experiencias de violencias, surgen nuevas formas de comprenderlas. En palabras de Rebeca: “Yo le llamo particularmente cadenas de violencia. O sea, cadenas de violencias que se van dando, hacia las personas trans en diferentes contextos a lo largo de una trayectoria de vida” (Rebeca, 2023). Cuando faltan estos núcleos íntimos y familiares, las mujeres trans crean relaciones basadas en la empatía y la igualdad. Ante esta expulsión temprana y violencia desde los primeros círculos —que supuestamente deberían protegerlas, cuidarlas y enseñarlas—, surgen también nuevas formas de resistir y de construir lazos afectivos, así como de comunidad. Se intercambian aprendizajes y experiencias que acompañan a otras mujeres trans en su desarrollo de vida. Tal fue el caso de Victoria, quien encontró a alguien que pudo acompañarla con sus experiencias y aprendizajes: “La relación [con] Vanessa, esta mujer trans que conocí y me enseñó muchísimas cosas, se volvió muy cercana porque pues yo tenía esta necesidad de aprender y tenía toda esta curiosidad, y a través de esto es que las dos logramos crear un vínculo de amistad, incluso de familia, lo podría decir” (Victoria, 2023). Otra gran parte del reto en el ejercicio de recopilación de la memoria trans, es el constante cambio y evolución de los conceptos que importan para las personas trans, y que describen su experiencia. “Nosotras no usamos ‘sororidad’, sino llamamos sostenernos… Ante el rechazo familiar, comunitario, social, mediático […] a veces no nos queda más que sostenernos” (Rebeca, 2023). La palabra “sororidad”, que no tiene muchos años que se incluyó en los diccionarios, alude a la solidaridad entre mujeres y se ha posicionado como un término en contraposición con la manera competitiva en la que la sociedad se ha encargado de educar y proyectar a las mujeres para el éxito, principalmente a través de la competencia. Según Marcela Lagarde (2005), “la superación de la enemistad histórica entre las mujeres y la posibilidad del encuentro y la sororidad entre las mujeres” (p. 781), es una de las superaciones de los cautiverios de las mujeres a través del feminismo. Para las mujeres trans, este sentimiento, por su experiencia única, diferenciada y no heterogénea, tiene otras formas de nombrarse. Esta forma de apoyo entre mujeres trans tiene que ver más con “sostenerse” frente a la violencia —en todos los sentidos— que con la solidaridad social. “Y […] si algo hemos aprendido de lo trans es que la vida no es ascendente, lineal. Vas a subir a avanzar, caer, tropezarte, detenerte a llorar y seguir... Y eso lo hemos aprendido de la transición y eso lo hemos aprendido también de las luchas sociales” (Rebeca, 2023). Según Jelin (2001), es desde estos espacios de rechazo donde “se construye y se expresa un sentido de dignidad y autonomía frente a la dominación” (p. 95). Es desde este proceso de agencia donde también surgen filosofías de vida que parten de la experiencia trans, y

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