Derechos Humanos / Anuario Edición 2023

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2023 69 de observarlas a partir de nuestros propios sesgos, y siempre con suma distancia, desde la otredad. En este sentido, debe aceptarse el reto que significa, así como la convocatoria, de ver a las mujeres trans como pares. Una de las frases de Rebeca, con la que comenzó su historia de vida, resume el llamado: “Mientras nos veamos como pares, el producto será eso. Convocarte y desde la práctica… a que me veas […] seamos vistas como sujetas de derecho y no objetos de estudio” (Rebeca, 2023). La inclusión de las mujeres trans como parte de nuestra sociedad requiere no sólo de un proceso de visibilización, reconocimiento y reivindicación de derechos humanos, también se necesita una transformación de las estructuras sociales que permiten y exacerban la discriminación y violencia en su contra; relegándolas a espacios de clandestinidad, de criminalidad, de perversidad, a una vida de anonimato, de penumbra y de miseria. Aquí radica la importancia de la justicia epistémica, como un punto de partida para que todas las personas tengan las mismas oportunidades de participar en la construcción y distribución de conocimiento para la dignificación de su memoria y de su vida. “En mi caso es que cuando se cuenta la historia de las personas trans […] lo hacen contando la historia de lo que dicen las otras personas, lo que dicen quienes los estudian. Y no lo que dejamos escrito” (Rebeca, 2023). Las formas de contar la historia también importan, es por eso que cuando se habla de las representaciones de las mujeres trans, la primera recomendación es que cualquier proceso de reconstrucción de la memoria provenga directamente de las mujeres trans mismas. El proceso de autoidentificación y autodescubrimiento también considera una parte dolorosa en el sentido en que, históricamente, estas identidades han sido no sólo criminalizadas, sino también patologizadas. Al respecto, Rebeca revela algunos de los primeros lugares en los que se encuentran relegadas las personas trans, sin siquiera ser nombradas: “¿Tú quieres buscar la memoria trans? Búscala en los expedientes clínicos y en los expedientes penales. No nos van a encontrar en la academia y no nos van a encontrar como personas trans… [sino] como personas enfermas, como personas criminales y eso hace muy difícil la arqueología” (Rebeca, 2023). A pesar de que este panorama puede sonar desalentador, aún persisten muchos vestigios de la memoria trans que son imposibles de borrar y que están ligados con procesos de lucha que aún falta por identificar y reconocer. A pesar de que el proceso de lucha del movimiento LGBTTTIQ+ en México estuvo altamente influenciado por el movimiento por la liberación sexual, y por el movimiento por los derechos de las personas LGBTTTIQ+ de Estados Unidos, existe una cantidad vasta de exigencias, consignas, símbolos, códigos y valores de índice local y nacional que nutren y mantienen activa la lucha local. Debemos recordar que, ante todo, el sitio político de las prácticas de la memoria sigue siendo nacional, no posnacional o global (Huyssen, 2000, p. 26). La popularización de la historia de lucha por los derechos civiles LGBTTTIQ+ y la conmemoración del Orgullo LGBTTTIQ+ en Estados Unidos, ha evolucionado para honrar cada vez más las contribuciones de las personas afrodescendientes y latinas que participaron en este proceso, como Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, y se han socializado hitos que van más allá de los disturbios de Stonewall Inn en 1969,4 y que 4 La celebración del Orgullo LGBTTTIQ+ en Estados Unidos hoy considera los disturbios de Stonewall de 1969 como el evento que catapultó el movimiento moderno de derechos civiles LGBTIQ+. La primera movilización documentada de derechos LGBTTTIQ+ en Estados Unidos, en

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