Derechos Humanos / Anuario Edición 2023

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2023 47 dices de violencia en el país se mantienen muy por encima de la media latinoamericana y del Caribe. En 2021, la tasa de homicidios fue de 41.71 homicidios por 100 mil habitantes, esto es, más del doble de la tasa promedio de la región que alcanza los 19.2 homicidios por 100.000 habitantes. En cuanto a la tasa de femicidios, en el 2020, más de 309 mujeres fueron asesinadas en Honduras, y de enero a agosto del 2021, se registraron un total de 184 femicidios. Las mujeres trans son también víctimas de una violencia desproporcionada; desde el 2009, se ha registrado la muerte violenta de 122 de ellas (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR, 2024). En suma, esta multicrisis está relacionada con los problemas de violencia mencionados, con falta de democracia, de una violación sistemática de derechos humanos, relacionada con la pobreza, con la falta de alimentos, techo, salud y trabajo, de garantizar condiciones dignas a su población. Honduras enfrenta un contexto de violencia generalizada y prolongada en el que confluyen múltiples amenazas sobre la población que se ve forzada a huir. Los espacios geográficos en los que los numerosos grupos y organizaciones delictivas ejercen control sobre la población son amplios, en contraposición a la limitada existencia de mecanismos de protección y seguridad que respondan de manera integral a los riesgos, causas e impactos de la violencia. CRISIS DE MOVILIDAD HUMANA: ALGUNOS DATOS Históricamente, Honduras ha sido un país de origen, ingreso, tránsito y, en menor medida, de destino de personas refugiadas y migrantes. Las razones por las cuales la población hondureña decide cruzar las fronteras hacia otros países están relacionadas con factores históricos, culturales y, particularmente, en los últimos años, con transformaciones del contexto económico y político del país. Todas éstas son problemáticas que desde hace varias décadas han cambiado de intensidad, mientras que otras se han sumado, como consecuencia de las primeras; por ejemplo, la movilización de zonas rurales a urbanas, la reducción de las fuentes de empleo, la desintegración familiar y el cambio climático que viene agravándose en las últimas décadas. Según el Atlas de la Migración en el Norte de Centroamérica (2018), publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el número de hondureños que emigró para vivir en un lugar distinto al de su nacimiento aumentó en 95% entre el año 2000 y el 2010, una tendencia que se ha mantenido en los años subsiguientes. El fenómeno migratorio en Honduras, al igual que en los demás países del Triángulo Norte Centroamericano, está directamente relacionado con factores socioeconómicos: la mayor parte de quienes migran en el país lo hacen desde zonas rurales, donde la pobreza alcanza 82% (CEPAL, 2018). De acuerdo con la OIM (2019), desde 1980 Estados Unidos ha sido el principal país de destino de la población emigrante, debido a los lazos históricos, económicos, políticos y culturales, así como la proximidad geográfica. Esto se evidencia en que la población de origen hondureño (tanto emigrantes como personas nacidas de padres y madres hondureñas) excede las 900,000 personas actualmente. Los flujos migratorios hacia España comenzaron a tomar fuerza a partir de la década del 2000, incentivados por la situación económica, las necesidades de mano de obra para labores de cuidado y los cambios en las

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