Derechos Humanos / Anuario Edición 2022

118 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2022 de su orientación sexual; siendo la atención médica la segundo derecho más negado; mientras que en la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género del inegi (endiseg), el porcentaje de la “población de 15 años y más según autoidentificación LGBTI+ que reportó haber sido discriminada en los últimos 12 meses” fue del 32% (inegi, 2021). El peligro de la discriminación es que, además de atentar contra sus derechos, en la mayoría de los casos se generan manifestaciones de violencia “que están basadas en el deseo del perpetrador de “castigar” dichas identidades, expresiones, comportamientos o cuerpos que difieren de las normas y roles de género tradicionales, o que son contrarias al sistema binario hombre/mujer” (cidh, 2015ª: 37). De acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh), la violencia que se ejerce va desde “ejecuciones extrajudiciales, asesinatos, privación de la libertad, violación y violencia sexual, ataques multitudinarios, terapias de conversión, violencia médica, maltrato, hostigamiento [hasta] exclusión de los servicios de salud, entre otros (cidh, 2015b). LA ENFERMEDAD COMO CAUSA DE DISCRIMINACIÓN Como garantía fundamental, el acceso a la salud se encuentra mencionada en la Declaración Universal de los Derechos humanos, a través de su artículo 25, donde señala que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar” (1948); mientras que la Organización Mundial de la Salud señala en su constitución que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (2014: 1), remarcando la obligación para que los Estados miembro generen las condiciones para que cada persona conserve la salud a través de políticas públicas alimentarias, de actividad física, espacios libres de violencia y de acceso a servicios médicos. La medicina es una ciencia que se ha desarrollado permanentemente desde el inicio de la humanidad, y que en el siglo XX, a través de los avances tecnológicos, incrementó la esperanza de vida en la mayoría de las ciudades occidentales, a pesar de las problemáticas particulares de cada contexto. Nuestra civilización es, como apunta Illich, una “civilización médica”, ya que se cuentan con las herramientas para alargar la vida a través de la conservación de la salud: “niega la necesidad de que el hombre acepte el dolor, la enfermedad y la muerte. La civilización médica está planificada y organizada para matar el dolor, eliminar la enfermedad y luchar contra la muerte” (1970: 115). En esta utopía que se propone la civilización médica para la preservación de la vida, la medicina está dedicada principalmente a la erradicación de las enfermedades, infecciosas o no infecciosas, siendo estas acompañantes íntimas del proceso evolutivo de la humanidad. Como un adversario constante que el ser humano debe afrontar, la enfermedad se ha colocado con un personaje que se expande y contrae dependiendo de las condiciones ambientales o temporales, respondiendo a los contextos sociales de las comunidades o apareciendo misteriosamente en medio de una serie de conspiraciones más políticas que reales.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3