Derechos Humanos / Anuario Edición 2022

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2022 117 La discriminación “supone adoptar una actitud o llevar a cabo una acción prejuiciosa, parcial, injusta, o formular una distinción que, en definitiva, es contraria a algo o a alguien” (Rabossi, 1990: 179), es decir, mientras que los Derechos Humanos buscan el reconocimiento de las diversidades desde lo legal y lo social, la discriminación apunta a una serie de actividades que buscan vulnerarlos. DISCRIMINACIÓN A LAS POBLACIONES LGBTTTIQ+ En el caso de las poblaciones lgbtttiq+, puede abordarse que la discriminación y la exclusión atentan contra la inclinación sexual o identificación sexual, basándose en el ejercicio de una serie de prejuicios que valoran como positiva la heteronormatividad, entendida como “reglas jurídicas, sociales y culturales que obligan a las personas a actuar conforme a patrones heterosexuales dominantes e imperantes” (cidh, 2015ª: 41), lo que impide a las personas que no se identifican con la heterosexualidad, ejercer sus derechos fundamentales como la educación, el empleo, la salud, y en casos extremos, la vida. Es a partir de los derechos humanos que se han implementado distintas políticas públicas que buscan luchar contra la discriminación. A pesar de que se han legislado en diversos estados los matrimonios entre el mismo sexo, la adopción por parte de parejas homoparentales, el acceso universal a la salud, entre otros; existe aún un contexto donde los distintos gobiernos insisten en la precarización de este sector poblacional, que no sólo responde a intereses económicos, sino que se sustenta en la homogeneización de las mayorías poblacionales. De acuerdo con Reid, director del Programa de Derechos lgbt de Human Rights Watch, esta persistencia por condicionar los derechos por parte de gobiernos, sin importar que se traten de democracias occidentales o gobiernos teocráticos, se centra en la negación a la “autonomía corporal” (2022), es decir, a la decisión personal de tomar control de los cuerpos, a tomar decisiones como sujetos políticos, sustentándose en excusas culturales, religiosas o tradicionalistas. Asimismo, observa que estas medidas también tienen sustento en decisiones de carácter populistas, ya que se considera aún a estas comunidades como minorías que atentan contra la institución de la familia, por lo que no solamente hablamos de grupos hegemónicos que promueven abiertamente la discriminación, sino que la capitalizan como una estrategia política para ganarse el beneplácito de ese sector social fuertemente arraigado a valores heteropatriarcales, con sus prejuicios y desinformación, toman un papel determinante. En México, por ejemplo, de acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México (conapred), “las causas de discriminación más frecuentes se encuentran relacionadas con la orientación sexual y la identidad de género” (2022); lo que refuerza lo observado en la Encuesta Nacional sobre Discriminación de 2017 (en víspera de su edición 2022), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi), donde se señala que 40% de la población mayor de 18 años, estimada en ese momento en 84,008,180 personas no heterosexuales (2017: 7), es decir, que se auto identificó como “bisexual, gay o lesbiana y con otra identificación u orientación sexual” (:12) declaró que sus derechos fueron negados en razón

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