Derechos Humanos / Anuario Edición 2022

102 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2022 ESTIGMATIZACIÓN Y CRIMINALIZACIÓN DE LAS PROTESTAS FEMINISTAS (2018-2022) Tres sujetos colectivos que a la vez son víctimas de la violencia generalizada que se vive en el país, han sido incomprendidos y atacados por el presidente López Obrador desde la privilegiada tribuna de sus conferencias matutinas: las víctimas de la violencia y, específicamente, las familias de las personas desaparecidas organizadas en diferentes colectivos; las personas y comunidades defensoras del territorio, en buena medida pertenecientes a pueblos originarios, ante megaproyectos y proyectos extractivos; y las mujeres. Este último sector enfrenta una trágica realidad: de acuerdo con cifras oficiales, 11 mujeres son asesinadas cada día en México, mientras que el número de feminicidios no ha dejado de crecer en el país desde 2015; 2021 cerró con 978 casos registrados.11 Aunque tanto colectivos de familias de personas desaparecidas como mujeres de todo el país han salido a las calles en los últimos años ante la ineficiencia del aparato de justicia y la indiferencia gubernamental, han sido las mujeres las que de manera sostenida han ocupado el espacio público para amplificar sus demandas y exigencias, incluyendo de manera interseccional otras luchas. Esto ha llevado a posicionar al feminismo como el principal movimiento opositor en México (Castellanos, 2021). Las movilizaciones de mujeres y grupos feministas en torno al 8 de marzo (8M) han sido, en definitiva, las más notorias y masivas. No obstante, el contexto rápidamente descrito arriba con un par de viñetas, ha generado que ciertos feminicidios galvanicen el hartazgo latente. Para los propósitos de este artículo, se toman como referencia las protestas articuladas alrededor del 8M de 2019, 2020, 2021 y 2022. En estas manifestaciones han sido visibles los tres patrones documentados por el FLEPS en el llamado sexenio de la resistencia, a saber: el uso excesivo de la fuerza cometido por agentes policiales; la descalificación y estigmatización de las protestas desde las autoridades públicas; y la descalificación y la magnificación de episodios violentos desde algunos medios de comunicación. La violencia feminicida es la causa que ha conectado las movilizaciones de miles de mujeres en los últimos años, sin embargo, los reclamos han incluido también la despenalización del aborto, el acceso efectivo a la justicia, la introducción de la perspectiva de género en las investigaciones del ministerio público, y legislaciones y políticas públicas en favor de los derechos de las mujeres. En 2019, el movimiento Me Too cobró fuerza en México con denuncias en redes sociodigitales por acoso, violencia y agresiones sexuales, dando lugar a un contexto de exigencia que, aunque desembocó en una histórica movilización el 8M de 2020, tuvo un preludio en agosto de 2019 en la Ciudad de México, capital del país, con la protesta #NoMeCuidanMeViolan. Esta manifestación fue memorable por las intervenciones de carácter disruptivo que motivaron un debate en la opinión pública en torno a la legitimidad de las expresiones de algunos grupos feministas —unas de carácter artístico,12 11 Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. 12 Tal fue el caso del lanzamiento de diamantina rosa, también conocida como brillantina o glitter en inglés, al secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México y la intervención con grafitis a la base de la columna del icónico Ángel de la Independencia. Esta inter-

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