82 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2021 estatales, dejados en funerarias o incinerados (Movimiento por nuestros desaparecidos en México, 2021; Turati & Tzuc, 2020). Existen omisiones en las autoridades al no realizar los protocolos de identificación pertinentes, y al salvaguardar los cuerpos en los Semefos. Hay ocultamiento de la información, ya que no existe un informe o diagnóstico que explique hasta ahora cuántos cuerpos son y en dónde están esas decenas de miles de cadáveres anónimos; al no haber normas homogéneas nacionales como precedente, no se puede resolver la crisis forense que enfrentamos. En síntesis, hay una violación al derecho de acceso a la información, y en definitiva afecta la vida democrática del país. Desde 2017, los Semefos en Morelos ya estaban saturados. Las cámaras de refrigeración habían rebasado su capacidad, el uso inadecuado de las planchas metálicas donde excedían su capacidad, diseñados para un cuerpo, eran usados para apilar más de uno. Es importante mencionar tanto la limitante en herramientas y/o aparatos para realizar los trabajos periciales, la tecnología adecuada, así como el personal capacitado; todo esto aunado a la falta de flexibilidad, sensibilidad y ética de las autoridades al momento de hacer su trabajo, para un trato digno de los cuerpos sin identificar. En el periodo de 2010 a 2019, fueron encontradas 40 fosas clandestinas en Morelos, en los municipios de Emiliano Zapata, Puente de Ixtla, Cuernavaca, Tlaltizapán, Amacuzac y Jiutepec. Cabe mencionar que las fosas clandestinas comenzaron a proliferar después del asesinato de Arturo Beltrán Leyva, líder del grupo criminal de los Hermanos Beltrán Leyva, en diciembre de 2009, en Cuernavaca, y en medio de la pugna por el territorio entre sus colaboradores Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, y Sergio Villarreal Barragán “El Grande”, detenidos en 2010 (A dónde van los desaparecidos, 2020). Por lo tanto, se infiere que hay una relación estrecha con el crimen organizado. El gobierno de Morelos exhumó en 2016 las fosas comunes de Tetelcingo en el municipio de Cuautla, y en el 2017 en el municipio de Jojutla, bajo la presión y exigencia de verdad y justicia de los familiares de personas desaparecidas; ante este escenario, las autoridades federales y estatales acordaron realizar la identificación de los cuerpos hallados en las fosas y regresarles la identidad robada por la negligencia institucional; tal como lo narra el cortometraje Llueve, que dejó ver la crisis forense presente en el estado de Morelos, el cual cuenta la historia de María, una madre que descubre que la Fiscalía de Morelos enterró a su hijo y 115 cuerpos más en una fosa oculta e irregular (Rocha Donnadieu & Corral Paredes, 2021). Esta diligencia tuvo los siguientes resultados: Se encontraron 117 cuerpos enterrados como basura en dos fosas que no se encontraron localizadas con precisión en donde suponía la Fiscalía, entre los cuerpos se encontraron de tres menores de edad. Lo que suma un cuerpo más a los 116 que, según la Fiscalía, había enterrado en las fosas de Tetelcingo. Se encontraron, además, nueve bolsas con 12 restos de otros cuerpos, de los cuales no existía registro alguno y a los que se les abrió carpeta de investigación. Todos los cuerpos exhumados corresponden a delitos cometidos entre 2010 y 2013 (Universidad Autónoma del Estado de Morelos, 2016). Lo anterior deja ver la existencia del problema al momento del resguardo de los cuerpos sin vida en los Semefos. Lamentablemente, los trabajos de
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