DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2021 73 También coincidimos con Rueda (2019) cuando afirma que en los últimos años, el derecho a la identidad ha sido el soporte para la visibilización de identidades sexogenéricas ausentes en las iniciales lgbtttiq+, por ejemplo, las trans-feminidades y las personas no binarias.15 De igual manera, dio lugar a la fuerte interpelación pública lanzada por el colectivo travesti/trans con su definición de los “travesticidios sociales” como aquellas muertes evitables de las personas travestis/trans, en extrema degradación. El efecto de esta interpelación fue el crecimiento en todo el país de las marchas contra los travesticidios, realizadas desde 2016 para exigir políticas públicas focalizadas en la población trans/travesti y el cese de la violencia social e institucional. De los ejemplos anteriores podemos inferir que el derecho a la identidad es la piedra de toque en el combate contra desigualdades y violencias estructurales sufridas por el colectivo trans/travesti. Las batallas actuales reconocen en aquella gesta identitaria su antecedente más inmediato, y el trasfondo de todas ellas es la defensa de la vida, de su viabilidad y de su dignidad, para un colectivo que reivindica su derecho a existir. Porque incluso cuando decide encauzar la acción política por la vía legal o judicial, lo hace en nombre de la vida. Parafraseando a Michel Foucault: La vida, pues, mucho más que el derecho, se volvió entonces la apuesta de las luchas políticas, incluso si éstas se formularon a través de afirmaciones de derecho. El “derecho” a la vida, al cuerpo, a la salud, a la felicidad, a la satisfacción de las necesidades; el “derecho” [...] a encontrar lo que uno es y todo lo que no puede ser; este “derecho”, tan incomprensible para el sistema jurídico clásico, fue la réplica política a todos los nuevos procedimientos de poder (2008: 137). En este pasaje, Foucault refiere explícitamente a la “gran mutación tecnológica del poder en Occidente”, esto es, la conformación de una sociedad biopolítica. En sus propias palabras: “habría que hablar de biopolítica para designar lo que hace entrar a la vida y sus mecanismos en el dominio de los cálculos explícitos y convierte al poder-saber en un agente de transformación de la vida humana; esto no significa que la vida haya sido exhaustivamente sometida a técnicas que la dominen o administren; escapa de ellas sin cesar” (2008: 135). Sin lugar a dudas, las resistencias son múltiples y reconocen variadas formas de lucha, siendo la demanda de leyes y políticas públicas al Estado tan sólo una de ellas, quizás la estrategia dominante de las movimiento de la diversidad sexual argentino en el marco de un proceso de ampliación de derechos y expansión ciudadana que tuvo lugar durante los gobiernos kirchneristas. Sobre esta superficie discursiva se inscribieron las militancias ganizaciones lgbt+ de todo el país, instalando socialmente la figura del “travesticidio” como un crimen específico hacia un sector de la población muy vulnerable, esta tipificación penal fue revocada el 6 de octubre de 2020 por un tribunal de alzada, ante el recurso de casación que interpuso la defensa del condenado. 15 La Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ilga) en 2019 señaló como un importante avance en lo que atañe a derechos de la población lgbtttiq+ en Argentina[1], el reconocimiento de nombre no binario y la emisión de una partida de nacimiento sin marcador de género, en la provincia de Mendoza. En noviembre de 2018, Caro Gero recibió su partida de nacimiento rectificada, en la que figura con “género indefinido”. El hecho ha sido caracterizado como “inédito en el país y en el mundo” (Allione, Azarian, Commeres Benejam et al., 2020).
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