70 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2021 Para llegar acá muchas compañeras dejaron sus vidas. Hoy, a la sociedad que nos dice negras, viciosas, ladronas, la que nos quiere esconder permanentemente, le decimos que somos ciudadanas y ciudadanos ¡de primera! Que se cuiden los que creen que nos van a humillar, porque no somos las travestis de antes. Porque hoy sabemos que somos sujetas de derecho. ¡Igualdad, igualdad, igualdad, igualdad! Y preparémonos todas y todos para ir a la Plaza de Mayo, porque no aceptaremos menos que la Presidenta promulgue nuestra ley, compañeros y compañeras. Por las de ayer, por las de hoy, por las miles de niñas y los miles de niños en todo el país que podrán decir que viven en un país que tiene un Estado que las reconoce, que las respeta y, sobre todo, que les dará su identidad (en Fernández, 2020: 174-175). Mientras en Argentina se avanzaba a paso firme en la conquista de derechos sexuales y no reproductivos, en el resto del mundo seguía vigente una normativa infligente de los derechos humanos fundamentales de las personas trans.13 Como señala Litardo (2018), la ley argentina 26.743 puso en crisis un principio estructurante de la cultura occidental, donde está sumamente arraigado el binarismo de género, que distribuye de manera jerarquizada las identidades corpo-sexo-genéricas, asignándoles derechos y privilegios de manera desigual. Fueron muchas las rupturas verificadas con este cambio de paradigma. Señala Cabral (2012) que una de ellas es el desplazamiento del acceso a la identidad como derecho personalísimo –anclado al “derecho privado”– hacia un terreno gravido de politicidad: el campo de los derechos humanos. El paradigma de los derechos humanos supone un abordaje integral y de políticas públicas en materia de salud, educación, trabajo, vivienda, una vida libre de violencias, etcétera. A su vez, y en términos de performatividad política, sostenemos que el efecto más importante del debate y la sanción de la ley de identidad de género fue la constitución identitaria de un sujeto político travesti/trans nacional y popular, que se diferenció de la conducción gay-lésbica del activismo lgbtttiq+ en el marco de fructífera articulaciones políticas con distintos movimientos sociales a lo largo y a lo ancho del país. En ese sentido, consideramos que dicha ley tuvo enorme impacto en el empoderamiento ciudadano de la comunidad trans/travesti, robustecida con un discurso de derechos y una retórica igualitaria. En esa matriz ideológica se formula actualmente la principal demanda de inclusión social del colectivo travesti/trans argentino actual, dando lugar al encendido debate de nuestros días por el cupo laboral/inserción en el sector privado/reparación histórica/inclusión integral travesti/trans. Así es como puede leerse esta reivindicación, en relación con el punto de inflexión que significó la ley de identidad de género, cuyo espíritu ya contenía la retórica igualitaria distintiva del movimiento político actual. Justamente, los colectivos trans/travestis que se organizaron y expandieron en estos últimos años se constituyeron a partir de demandar aquellos derechos que la ley de identidad de género prometió pero no pudo cumplir: salud, trabajo, vivienda, el cese de la violencia, el odio y la transfobia, en fin, una vida digna y plena. 13 A comienzos del 2012, todavía 29 países europeos exigían la esterilización como requisito para el reconocimiento legal de la identidad de género (Cabral, 2012).
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