64 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2021 y rechazó el “discurso agresivo” del cardenal Bergoglio. En este marco de movilización de actores conservadores como de la comunidad lgbt+, vigilias e intenso debate legislativo, en la madrugada del 15 de julio de 2010 la ley N° 26.618 fue aprobada. En esta coyuntura, se desplazó el marco en el cual se inscribían las demandas del movimiento de la diversidad sexual desde una concepción que hacía énfasis en las libertades sexo-afectivas hacia una mirada dispuesta sobre las desigualdades sociales y exclusiones legales que suponía una definición restrictiva y tradicional de la institución matrimonial (con la privación de derechos que generaba en otras relaciones, como es el caso de la adopción, la herencia, el divorcio, el régimen de cuota alimentaria para hijxs, el beneficio de obra social para cónyuges, etc.). De este modo, lo que en otros países se nombraba como matrimonio homosexual, matrimonio entre parejas del mismo sexo o matrimonio gay-lésbico, en Argentina se llamó “matrimonio igualitario”. Coincidimos con Renata Hiller cuando afirma: “Inscribiéndose en el lenguaje de los derechos humanos, la igualdad y la no-discriminación, quienes impulsaron la demanda de ampliación de la institución matrimonial mostraron cómo, lejos de implicar a una minoría, discutir aquello significaba poner en cuestión qué distinciones serían consideradas legítimas en un Estado democrático” (2012: 245). Esta concepción igualitaria de la política fue el soporte ideológico desde el cual el movimiento de la diversidad sexual argentino enunció sus principales demandas en los años siguientes, articulando un discurso de derechos centrado en el ideal de justicia social. Así se fue materializando una demanda de reparación histórica a quienes fueron excluidxs desde siempre por la sociedad y el Estado, ampliando la ciudadanía y renovando los imaginarios emancipatorios locales. Si analizamos este proceso de politización de la diversidad sexual con perspectiva histórica podemos afirmar, de manera análoga a Chávez Solca (2019), que las demandas igualitarias del movimiento tuvieron éxito porque lograron inscribirse en la tradición política peronista, cuyo sello más conspicuo históricamente ha sido la vasta profusión de derechos y consecuente expansión ciudadana para los sectores excluidos. Así fue como el kirchnerismo permitió articular las luchas del movimiento de la diversidad sexual en torno a una concepción de la igualdad entendida como justicia social, volviéndose un objetivo prioritario mejorar las paupérrimas condiciones de vida de los segmentos más postergados del colectivo. Este lenguaje político tuvo efectos performativos en estos activismos. Surgieron nuevas agrupaciones, se fortalecieron procesos organizativos y se visibilizaron públicamente identidades sexogenéricas históricamente patologizadas y criminalizadas. En el siguiente apartado mostraremos cómo las interpelaciones ideológicas del kirchnerismo tuvieron efectos subjetivantes y posibilitaron la constitución identitaria de un colectivo travesti/trans nacional y popular, empoderado por el discurso de los derechos. Politización reactiva en contra de la expansion de derechos de igualdad sexogenérica La politización que tuvo lugar en la sociedad a partir del debate público por el matrimonio igualitario lo vuelve una instancia privilegiada para analizar las articulaciones políticas logradas por las fuerzas conservadoras, oposito-
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