DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2021 59 Introducción En este trabajo, analizamos el proceso de politización del movimiento de la diversidad sexual argentino en torno a sus principales demandas de igualdad sexogenérica,3 que se dio desde inicios del siglo xxi, cuando estas se instalaron en la agenda pública y los sucesivos gobiernos kirchneristas4 comenzaron a reconocer legalmente derechos sexuales y (no) reproductivos. En el marco de un proceso de radicalización democrática y expansión ciudadana, el movimiento de la diversidad sexual disputó la sanción de leyes y la implementación de políticas públicas en contra de grupos “antiderechos”, vinculados con fuerzas políticas neoliberales, activismos conservadores y fundamentalismos religiosos. En este contexto, los debates en torno a normativas nacionales como la ley de Salud Sexual y Procreación Responsable (2002), la ley de Educación Sexual Integral (2006), la ley de Matrimonio Igualitario (2010), la ley de Identidad de Género (2012), y la ley de Fertilización Asistida (2013) produjeron una nueva temporalidad en las políticas contemporáneas que no puede ser entendida sin prestar atención a las reacciones renovadas y las articulaciones políticas en rechazo a dichas demandas de expansión de derechos, y en defensa de un orden político patriarcal, cis-heterosexual y reproductivo. Actualmente, asistimos a un nuevo ciclo de luchas y manifestaciones colectivas que dan un ímpetu renovado a las históricas reivindicaciones del movimiento de la diversidad sexual. Nuestra hipótesis es que este movimiento se constituyó identitariamente a partir de la interpelación política-ideológica del kirchnerismo, que generó condiciones de posibilidad para la articulación de estos activismos con otros movimientos sociales –organismos de derechos humanos, sindicatos, agrupaciones estudiantiles, movimientos de mujeres, etc.– en un marco general de luchas por la igualdad y la justicia social. En este artículo, nos enfocamos en dos disputas fundamentales para la organización y expansión del movimiento de la diversidad sexual argentino: en primer lugar, reconstruimos el proceso de lucha por el reconocimiento del matrimonio igualitario, en tanto sostenemos que fue un momento bisagra para conquistas políticas y legales posteriores de este colectivo. Entre ellas, consideramos que la más importante en términos políticos fue la que analizamos en el tercer apartado: una ley de identidad de género, de avanzada a nivel internacional. En el marco de dichos procesos de politización, exponemos, por un lado, las reacciones y contraofensivas lanzadas por el activismo conservador en contra de los derechos sexuales y reproductivos (segundo apartado); y por el otro, los críticas queers que se opusieron a las políticas 3 Usamos el término sexogenérico en un sentido amplio, apelando al concepto “sistema de sexo-género”, acuñado por Gayle Rubin en el año 1975, iniciando el paso de la segunda a la tercer ola del feminismo. Con dicho concepto, la autora norteamericana refería a “un conjunto de acuerdos por el cual la sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana y en las cuales estas necesidades sexuales transformadas son satisfechas” (Rubin, 1986: 44). 4 Identidad política local, expresión de una movimiento populista arraigado a una tradición política autóctona como lo fue el “peronismo” desde mediados del siglo xx, que en el año 2003 se revitalizó con la llegada al gobierno del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) y se profundizó durante las dos gestiones de la expresidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).
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