50 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2021 A partir de esta ola de denuncias, se generaron redes de apoyo que encaminaron a una parte de la sociedad a acudir a la protesta como un método de exigencia hacia las autoridades poblanas. El conflicto es inherente a la vida social, pero los conflictos colectivos poseen rasgos diferenciados a los que se conforman en la relación interpersonal o de los individuos frente a las instituciones. Los conflictos colectivos implican dispositivos inscritos en identidades sociales, ámbitos institucionales, relaciones de clase (como construcciones sociohistóricas y no sólo referidas al lugar en torno a los medios de producción). Los conflictos colectivos generan también nuevas formas de interlocución y la generación de actores colectivos definidos desde marcos intersubjetivos enmarcados por procesos de identificación, formando solidarias, identificación de intereses afines y enemigos comunes. Independientemente de la claridad en la articulación de las demandas de los movimientos, de sus diferencias y desencuentros, las consideramos acciones colectivas racionales (Valenzuela, 2015, p. 39). Esto generó estrategias por parte del sector juvenil, a falta de una propuesta por parte de las autoridades gubernamentales, siendo las y los jóvenes universitarios de diversas instituciones de Puebla una vez más los protagonistas de la intervención de espacios públicos con mira a una mejora en la sociedad. Resulta importante señalar la exigencia de reconocer a las y los jóvenes como sujetos de derechos, logrando que se propiciara una serie de manifestaciones que dieron pauta a la visibilización de diversos conflictos colectivos, uno de ellos es la violencia de género, así como las pocas herramientas que muchas instituciones tenían para enfrentar dicho problema. La megamarcha estudiantil fue el reflejo de una sociedad inconforme, dispuesta a conformar espacios de diálogo, considerando que esta fue un factor elemental en la visibilización de la violencia por la que atravesaba el estado de Puebla. Manifestación en conmemoración del Día de la Mujer, 8 de marzo de 2020 El 2019 fue un año de ola de manifestaciones por parte del movimiento feminista que se suscitaron a partir de una tensión social en América Latina y gran parte de la República Mexicana. Algunas de estas movilizaciones exigían la despenalización del aborto, como el caso de la “Marea verde”, así como demandas puntuales a los gobiernos correspondientes; desde la aplicación y las sanciones a quienes incumplen las leyes, exigencias colectivas por visibilizar la violencia de género, acosos sexuales, desigualdades sociales y el incremento de feminicidios. Esto abrió posibilidades de tejer diversidades de lucha con enfoque de género, produjo una apropiación del espacio público contra la violencia, y mostró ejemplos de organización, solidaridad y empoderamiento colectivo, fortaleciendo un movimiento con más de 300 años de resistencia. Asimismo, muchas de estas manifestaciones ayudaron a que otras mujeres se unieran a la protesta pública. Cuando los cuerpos se reúnen con el fin de expresar su indignación y representar su existencia plural en el espacio público, están planteando a la vez de-
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