DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2021 39 Y aquí cabría abrir un paréntesis necesario para pensar en lo que implica para las mujeres aparecer en y apropiarse del espacio público. Basta observar lo que ha sucedido en las marchas y las tomas de instalaciones convocadas por colectivas y organizaciones que se reivindican como feministas y que, en su gran mayoría, tienen como objetivo denunciar las violencias a las que estamos expuestas, a exigir el reconocimiento y ejercicio pleno de nuestros derechos y el efectivo acceso a la justicia. Lo que ha seguido a estas acciones colectivas es la estigmatización,4 la criminalización,5 el ejercicio abusivo de poder y de distintas formas de violencia; podríamos hablar no sólo de violencia tolerada sino incluso perpetrada por el mismo Estado. Cierro el paréntesis. Retomando: ese tomar conciencia de estar vinculada con otras mujeres a través de la vulnerabilidad ha tenido también consecuencias en la forma en que observo el fenómeno de la violencia contra las mujeres, en particular, el de la violencia feminicida: ¿cómo analizar algo que me conmueve, que me afecta? Una primera respuesta ya ha sido dada: al buscar cómo nombrarla, desde qué marco conceptual, con qué herramientas metodológicas. La otra respuesta tiene que ver con establecer relaciones éticas y afectivas (Uribe, 2018) con las víctimas. El “giro afectivo” Con este término –giro afectivo– se conoce a la (re)incorporación de las emociones en el campo de las ciencias sociales y las humanidades, como una reacción a la preeminencia de las tendencias teóricas que oponen las emociones a la razón y el afecto al discurso (Athanasiou, Hantzaroula y Yannakopoulus, 2009). En este marco, las dimensiones discursivas y afectivas no son excluyentes, y podemos preguntarnos no sólo qué hacen las emociones, sino qué hacemos con ellas, es decir, cuáles son sus efectos sociales: “nombrar las emociones tiene por cierto un poder diferenciador y performativo: el sentimiento/afecto puede existir antes de su expresión, pero deviene real como efecto y puede dar forma y orientar diferentes tipos de acción” (Arfuch, 2016, p. 251). ¿Cómo congeniar el proceso de investigación y el compromiso afectivo o político de la tarea investigativa? Es una pregunta que se hace Mario �P�e�- cheny (2008) y que responde de la siguiente manera: “pueden investigar quienes lo hagan rigurosamente desde un punto de vista empírico, recta4 Desde el ovigem se ha realizado el análisis de la cobertura que hacen los medios locales de las marchas y movilizaciones en fechas como el 8 de marzo y el 28 de septiembre, en las cuales se reivindican los derechos humanos de las mujeres. La primera ocasión que se hizo ese análisis, se identificaron expresiones estigmatizantes como “vándalas” y una tendencia a utilizar la palabra “radicales” con una connotación peyorativa. Este no es un asunto menor, ya que esta representación de las mujeres en los medios de comunicación tiene consecuencias en la percepción social de las mujeres que participamos en las marchas, exponiéndonos a amenazas y agresiones cuando aparecemos en el espacio público. 5 Tania Elis, estudiante de la Facultad de Estudios Superiores (fes) Acatlán, e integrante de una colectiva feminista que documentó y denunció públicamente casos de hostigamiento sexual en la Universidad Nacional Autónoma de México, fue criminalizada tras participar en abril de 2020 en la toma de instalaciones de la institución. Fue detenida en agosto de 2020 y acusada por daño a la propiedad, estuvo un mes en un centro penitenciario en el Estado de México (Almoloya de Juárez).
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