Derechos Humanos / Anuario Edición 2021

18 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2021 Me ha cambiado tanto la forma de ver las cosas y cuestionarme, ¿por qué mi hija, sino para qué? ¿para qué me toca a mí estar en esta situación, qué debo de hacer para que esos oídos sordos se abran y vean que los feminicidios, lamentablemente, son una realidad en nuestro país? Y también que necesitamos reformar o cambiar los estatutos que se tengan que cambiar, si no hay sentencias ejemplares, es como darles permiso a los agresores de que continúen violentando de maneras tan diversas a nuestras mujeres. Ana Gamboa: Claro, Paty, esto es muy importante. A lo largo de la entrevista, has mencionado la palabra justicia, para terminar nos pudieras compartir, para ti ¿qué significa la palabra justicia? Patricia Becerril: [suspira] Justicia. Pues en este momento de mi vida esa palabra para mí, es esperanza. Sí, creo que la definiría en esa sola palabra. Ana Gamboa: Perfecto, pues muy bien, muchísimas gracias, Paty, por todo lo que me compartes. Me quedo pensando en todo lo que has hecho tú y otras mujeres que, finalmente, están ahí recordándole al Estado que haga las cosas y cómo las tiene que hacer, cuando más bien ellos tendrían que estarlo haciendo. Admiro mucho tu fortaleza, por tu templanza, tu tranquilad, fortaleza espiritual y también la lucha que estás haciendo en la defensa a los derechos de las mujeres, porque gracias a mujeres como tú, los feminicidios se están visibilizando. Deseo que esa fortaleza continúe y que la investigación se realice con perspectiva de género y se logre alcanzar la justicia que tanto tú y tu familia esperan. Patricia Becerril: Al contrario, Ana, déjame finalmente compartirte que tuve la oportunidad de estar presente en el segundo encuentro de mujeres zapatistas, y vine cargada de muchos aprendizajes. Uno de ellos fue el encargo que hubo de luchar por la vida. Fue tan hermoso cuando escuché decir por primera vez “Zyanya somos todas”, ahora le encuentro más significado a esa frase. Porque cuando nos arrebatan a una, nos duele a todas. Oír esa frase sonora para mí, tuvo mucho significado, sobre todo viniendo de las jóvenes, que también me siento muy afortunada de caminar junto con ellas y ellas junto con nosotr@s, porque también te llenas de esa fuerza, de ese querer dar ese cambio de ya no más silencio, ya no más sumisión y luchar por la igualdad. No se pretende ser más ni menos que otros, sino la igualdad. Ha sido muy enriquecedor este caminar y es muy feo tener que hacerlo sin tener a nuestras hijas a nuestro lado, es muy, muy difícil. Con la muerte de Mara Castilla, inevitablemente llegó a mi cabeza ¿qué pasaría si algo le pasara a alguno de mis hijos? No pensé en Zyanya, pensé en los tres, e inmediatamente dije no, yo creo que me volvería loca, no podría con ese dolor. Cuando sucede el feminicidio de Zyanya sí me pregunté: “Dios mío ¿dónde está esa locura? Esa locura que me aislaría, que me sacaría de esta realidad.” Afortunadamente, no, no llegó. Y te digo, del dolor tuvimos que resurgir. Y ahora me doy cuenta que ese motor sigue siendo el amor que le tenemos a nuestras hijas, sigue siendo nuestro motor para seguir de pie, para seguir luchando. De otra manera, no sé qué pasaría porque también

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3