DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2021 149 Por otro lado, las posnatales, que tienen lugar por inadaptación o deficiencias, se traducen en enfermedades como la diabetes, el cáncer, que se producen por ciertos hábitos como la alimentación o el consumo de sustancias dañinas para el cuerpo. Aunque en algunas ocasiones existe ya una predisposición genética para desarrollo de ellas. La distinción de estas enfermedades representa un papel primordial al momento de determinar cómo debe tutelarse el derecho a la salud, ya que las enfermedades prenatales consisten en una lotería genética respecto de las personas que la padecen, y las posnatales se generan por una combinación de factores ambientales y hábitos del ser humano. El derecho a la salud como un derecho de acción negativa Hasta este punto puede establecerse que la protección de la salud con relación a la atención médica se considera preponderantemente un derecho social y prestacional (acción positiva), y con esto pasamos al segundo punto, la compatibilidad con los derechos individuales (de acción negativa). El derecho a la salud puede considerarse que no es un derecho inherente a la esencia humana. De acuerdo con lo señalado en el apartado anterior, las personas enferman por diversas circunstancias y el Estado las auxilia en tutela del derecho de acuerdo con un sistema de Estado benefactor. La salud de las personas puede estimarse que corresponde a una lotería genética, pero en muchos casos puede estimarse que no funciona así. Antes de profundizar en ese rubro, identifiquemos por qué el derecho a la vida u otros derechos individuales son considerados como previos a la norma. Las personas están vivas, previas a toda relación jurídica, por lo tanto, el Estado únicamente debe tutelar como restricción cualquier actividad tendiente a acabar con la vida, de conformidad con las características de un derecho de acción negativa. Pero de acuerdo con diversas investigaciones, existe un gran número de enfermedades, incluso de ellas las más constantes en la sociedad moderna, la diabetes, el cáncer y enfermedades cardiacas, que tienen como origen un mal funcionamiento de los genes, pero esto no siempre es necesariamente hereditario (Mckeown, 1990, p. 11). Se ha comprobado que muchas de las enfermedades en la actualidad tienen un origen fuera de la composición biológica del ser humano, ya sea por medio de la contaminación o el cambio en los hábitos alimenticios, lo cual ha incrementado la incidencia de las enfermedades mencionadas (Mckeown, 1990, p. 17). Dado que el cuerpo humano tiene la misma calidad genética que hace más de 100 mil años, podríamos estimar que el ser humano vive en mundo diferente al que está preparado genéticamente, debido al proceso de evolución tecnológica e industrial. Esto es, que incluso algo no tan evidente como la necesidad de trabajar en jornadas laborales demasiado extensas, produce hábitos alimenticios que no son buenos para la salud o el desarrollo de enfermedades para las que estamos predispuestos, que podrían evitarse con estilos de vida más saludables pero que no son factibles con los requerimientos de la sociedad moderna, lo cual ha repercutido en el incremento de padecimiento de dichas enfermedades (Mckeown, 1990, p. 12).
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