36 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 Anabel Herrera: También creo que, de manera general, la violencia contra las mujeres es una problemática que sigue teniendo mucha resistencia. Y es que está tan normalizada, que eso también implica un reto para pensar en cómo llegar a otros espacios, cómo sensibilizar, hacer conciencia sin que nadie se sienta o sin que se genere tanta resistencia. Es una maraña que, a veces, nos da la sensación de que nunca termina, porque tratas de referir a otros espacios y, en otros espacios, se presentan esas mismas situaciones de precarización y de falta de recursos que ya mencionaba Fer. Y no me voy a cansar de decirlo, pero, por ejemplo, para el acompañamiento legal, de repente no hay recursos económicos, pero tampoco hay recursos humanos que alcancen tanto en organizaciones como en las propias instituciones. Ana Gamboa: De acuerdo, sabemos que el Estado tiene responsabilidades muy claras en materia de prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres. Pero, justamente por estas fallas estatales, ¿cuál consideran que ha sido el papel más importante de las organizaciones de la sociedad civil frente a este tipo de violencia? Fernanda Quezada: Yo creo que las organizaciones tienen un papel importante en términos de exigencia continua, de ser un poco esa voz incómoda, que le recuerda al Estado: “haz tu trabajo, cumple tus obligaciones, cumple con lo que tienes que hacer”; y nombrar y visibilizar cuando esto no ocurre. Pero también siendo un vínculo para que la gente se acerque a estas instituciones. También considero que todas las organizaciones tienen un papel muy importante en términos de movilización y concientización. Hay compañeras de otras organizaciones o colectivas que están ahí posicionando en medios, están haciendo informes, están organizando marchas, haciendo ofrendas. Acciones que permiten que la sociedad en general se pueda ir apropiando de los temas que cada una de las organizaciones trabaja. Anabel Herrera: Yo sólo abonaría diciendo que las organizaciones contribuyen mucho brindando esperanza porque, de repente, llegas a los espacios de las organizaciones y te encuentras que las dinámicas son diferentes, las formas de relacionarse, de ser tratada/o, incluso, hay dentro de las mismas, propuestas epistemológicas distintas. Sin romantizar a la sociedad civil, pero pues sí creo que es muy poderoso que la gente se haya organizado para mejorar algo, para hacer contrapeso a las fallas del Estado. Y la verdad que, para mí, eso resulta muy esperanzador. Ana Gamboa: El trabajo de las organizaciones resulta sumamente importante. De hecho, sabemos que al inicio de la pandemia por COVID-19, tanto a nivel nacional, como a nivel estatal, la demanda de los refugios y organizaciones que trabajan violencia contra las mujeres aumentó. ¿Pasó lo mismo en Recomu?, ¿cómo ha sido su
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