DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 35 Anabel Herrera: Pues yo creo que buscamos que todas nuestras actividades y nuestros espacios siempre sean desde el buen trato. Todo el mundo entra en una dinámica, muy bonita, de acompañamiento; esto sucede casi por inercia cuando una mujer se encuentra frente a frente con la otra, la escucha y la acompaña. Como decía Fer, la estrategia es eso, es hacerlo colectivamente, es decir, que se puedan encontrar entre mujeres porque, si bien la denuncia es importante, todavía más importante que la denuncia, es no denunciar sola. Cuando una mujer va a denunciar y se enfrenta a todos estos procesos que son tan desgastantes y tan revictimizantes sola, es muy difícil que algo bueno salga de eso. Sin embargo, si lo hace acompañada, eso es lo que le permite seguir tejiendo estas redes. Y la verdad es que esto es bien esperanzador, porque todas las mujeres van recuperando su poder en sus propios espacios. Tal vez no es que “ya cambié México”, pero sí considero que estas acciones van modificando y permeando en nuestro estado, en nuestras propias dinámicas familiares, en nuestras amistades, pues yo estoy sirviendo de apoyo para otra mujer, y en lugar de enjuiciarla y de decir: “ay, es que esta mujer que vive violencia está porque quiere”, más bien, ya la estoy viendo con unos ojos diferentes. Por eso es por lo que todos estos talleres que tratamos de hacer tienen esa finalidad: que cada vez las mujeres tengamos más herramientas para poder hacer más frente y contrapeso a la violencia patriarcal. Ana Gamboa. De acuerdo, en ese sentido, ¿cuáles consideran que son los principales desafíos y limitaciones que Recomu ha enfrentado a lo largo de estos nueve años? Fernanda Quezada y Anabel Herrera. ¡Uf!, varios… Fernanda Quezada: En términos generales diría que la precarización de las organizaciones de la sociedad civil, es decir, que no haya recursos, que no haya muchos espacios o que, incluso, frente a propuestas en empresas, el trabajo de las organizaciones aún siga siendo mal visto o pongan muchos candados. La mayoría de quienes trabajamos en las organizaciones, no nos podemos dedicar de lleno a trabajar en ellas, tenemos que asumir otros trabajos, y eso implica un desgaste; lo cual lo vería como la segunda limitante, pues estar acompañando y resonando en esta experiencia de trauma, una y otra vez, en un contexto tan difícil, genera un desgaste que tiene varios impactos a nivel personal y familiar como colaboradoras de Recomu. También considero que, en términos de seguridad, hay todo un reto por las propias complejidades de la violencia contra las mujeres, el temor que, en ocasiones, tiene una mujer cuando recibe una amenaza, o cuando su expareja ya se enteró del domicilio donde vive. De pronto, frente a este contexto de precariedad que menciono, nos es difícil hacerle frente a esto.
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