Derechos Humanos / Anuario 2020

DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 337 Hemos acordado seguir vivas, y seguir vivas juntas, queda sellar el pacto y decidimos hacerlo en el techo de la casa, bajo la luna llena y alrededor del fuego que todo lo transmuta. Suena la caracola de Ana para abrir el espacio mientras va pasando la pipa con el tabaco para la bendición de esta noche. Encomendadas a la luna y al fuego, dejamos que de nuestras heridas salga todo el pus formado por experiencias de abuso que hemos cargado por mucho tiempo solas, pero que hoy, decidimos sacar por fin para que la mirada común nos ayude a aliviar los miedos y el dolor que nos provocan, para que no duelan como lo han hecho en nuestra historia y la de nuestras antepasadas. Las lágrimas brotan cuando nos escuchamos, cuando nos identificamos con aquella, deseamos haber estado ahí para evitar su dolor, pero estamos aquí y tenemos nuestras lágrimas que van limpiando y drenando. Nuestro pacto se solidifica, no solo entendemos que es necesario acuerparnos para luchar, sino que sentimos en cada célula que nos conforma el alivio que provoca que nuestros dolores sean amorosamente acompañados y recibidos. El sonido de la noche, cargado de ausencia de ruido, nos acompaña en el acto de entregarnos y rearmar nuestros pedazos poco a poco. La voz de Allison lo rompe finalmente. Gracias a la vida que me ha dado tanto… INVITACIÓN AL VUELO Esta lucha ha comprendido ya, que la Justicia no puede ser administrada por los grandes órganos internacionales, nacionales ni gubernamentales. Las tomas feministas de distintos congresos son prueba de ello, de este hartazgo de esperar a que la “voluntad política” nos regrese a nuestras desaparecidas, violentadas y asesinadas. ¿Y será que esta ira que nos ha traído hasta aquí, hasta el fuego implacable capaz de quemarlo todo, se agota en el grito de calle, en la consigna furiosa o en el reclamo por justicia a las puertas de las incompetentes autoridades que se sientan plácidamente en el encierro de una Fiscalía? ¿Será acaso que el coraje nos basta, que la rabia nos es suficiente? En este momento de crisis en el que nuestras vidas se ven amenazadas desde todos los ángulos posibles, ahora también por un minúsculo enemigo que potencializa nuestras opresiones, encierros, pobrezas y peligros, resulta urgente replantearnos los modos de habitarnos, de congregarnos y luchar. Hoy estamos encarando la muerte que nos ronda, que nos persigue. Hemos dejado el lugar de víctimas para convertirnos en protagonistas de la historia, de la que estamos escribiendo con nuestras

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