DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 325 a nuestra pareja. Entonces es eso, que los hombres tenemos que saber todo, somos autosuficientes. El ser fuerte, ante todo. No solamente el hecho de mostrar fuerza, sino ser fuerte, ante todo. Si alguien me va a atacar o si alguien me mira mal en el metro, o si yo pienso que alguien me mira mal en el metro, para dar un ejemplo muy de la Ciudad de México, pues tengo que mostrarme como fuerte, no puedo mostrarme débil. Aparte es algo muy mental, quizás la otra persona ni te está mirando feo, o quizás tiene esa mirada de por sí, y uno se hace esas ideas mentales. El hombre tiene que mostrarse fuerte, ante todo. En la competitividad y el liderazgo, los hombres siempre estamos viendo quién es el macho alfa del grupo, quien puede ser el que tenga el liderazgo. Estamos compitiendo siempre entre nosotros, en todo tipo de cosas. Los roles de género rígidos en cuanto a las creencias. Yo hombre, soy proveedor, puedo salir, tengo derecho a salir los fines de semana a tomar con mis amigos y a agarrarme una peda impresionante, y tú mujer, tienes que quedarte en la casa cuidando a los niños y no te empedes mucho porque eso es de mala mujer. Entonces, pues ahí está, esos serían los roles. El tema de la heterosexualidad y la homofobia, que es que los hombres, sobre todo, eso se ve mucho en la adolescencia, estamos como todo el tiempo, marcando. Usualmente los grupos se agarran y si hay un chavo que tiene una preferencia sexual homosexual, o bisexual, o simplemente no cae en los componentes de la masculinidad hegemónica y el resto de los compañeros lo ven como femenino, ese chico tiene grandes posibilidades de ser violentado, de sufrir mucho bullying, de sufrir mucho acoso. No es solamente que, a mí, si me dicen puto en la calle o maricón, se cuestiona mi sexualidad, y es algo que no se puede cuestionar porque yo soy heterosexual y lo tengo que demostrar todo el tiempo; sino que, ante los posibles homosexuales, o los homosexuales, tengo que mostrar mi agresividad para poder reafirmar esa heterosexualidad. La hipersexualidad [es] esta idea de que los hombres tenemos relaciones sexuales mil veces, con todas las mujeres; que siempre estamos como con ganas de tener sexo; de que no podemos controlar; de que cuantas más mujeres tengamos, pues mejor, y pues no es así. Luego las compañeras hablan de nuestros rendimientos sexuales y las cosas no son tan hiper, como podríamos hablar muchas veces. Claro, es muy complicado para un hombre decir “hoy no tengo ganas de tener relaciones sexuales”. ¿A alguien le ha pasado estar en pareja y no tener ganas de tener relaciones sexuales? Pues es algo normal, los hombres podemos no tener ganas de tener relaciones sexuales, pero parece que eso en el imaginario es imposible. Los hombres siempre tenemos que tener ganas, y luego estamos compitiendo que “yo estuve con tal, y con tantas, y con tantas” y nos pasamos los packs en el WhatsApp. Estamos con esa cosa hipercontrolada que luego terminan justificando las violaciones, las violaciones masivas, el abuso. Desde esto se parte para poder justificar eso. El tener el control sobre las decisiones, el hecho de no ser un mandilón en la pareja. Yo ahora volví a Uruguay. Estuve hace un mes, fui por primera vez con mi pareja de aquí de México. Llego después de un viaje larguísimo, de escalas, como a las 6 de la mañana, así como súper muerto, y están ahí mis padres, están como mostrando la casa a mi pareja, a Leticia, y me paro, y nos preguntan mis padres así: “¿y qué van a hacer ahora, van a dormir van a salir, no sé cuánto?” Y yo digo: “bueno, ahora le pregunto a Leticia”, y mi padre dice: “¿y por qué le vas a preguntar? Toma tú la decisión”, y yo: “son las 6 de la mañana, fue un viaje larguísimo, no me vengas con estos conflictos ahora”. Entonces, [en] el tomar las decisiones, los hombres tenemos que tomar las decisiones en la pareja. Si ya la pareja toma decisiones, o si nosotros sentimos que nos están pasando por arriba, enseguida nos entran inseguridades; los amigos nos empezamos a burlar –yo también me he burlado de amigos a veces, “ah… que no te deja salir tu chica”, ese tipo de frases yo también las he dicho– y ese tipo de cosas están muy vinculadas al control; a que los hombres tenemos que ser muy vinculados al tema de la autosuficiencia, dueños de nuestras vidas. Y el ser proveedor del hogar que, desde lo que yo he estudiado, quedaría como un mandato que está en erosión, porque cada vez está como más aceptado el hecho de que ambas personas pueden ser proveedoras del hogar. No así el tema de cómo nos dividimos las tareas del hogar, el cual sigue siendo una tarea que tiene una complicación muy grande para los hombres, de que no nos incorporamos en las tareas de cuidado, de limpieza; [de] todo lo que tiene que ver con el hogar.
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