314 DERECHOS HUMANOS ANUARIO 2020 político, del control territorial; constituye sujetos temerosos, aislados individualmente y educados también en la crueldad por la violencia cotidiana y por la violencia mediática. A su vez, en los territorios donde se asesina impunemente, se secuestra, se viola [y] se desaparecen personas, se producen prácticas de terror. El terror corresponde a un régimen que es diferente del miedo. Mientras que el miedo permite actuar, permite salir corriendo o actuar, el terror lo que hace es inmovilizar, el terror tiene el efecto de detener la acción, la reflexión, incluso, hay estudios que muestran cómo el terror detiene el hablar, la comunicación. Estos territorios de violencia masiva, de terror, de silencio, son los territorios de muerte que, en México, están plagados literalmente de fosas clandestinas, son territorios en los que se trata de aterrorizar a las personas. Pero esto no ocurre sin que haya respuesta o resistencia por parte de la sociedad, en realidad la gubernamentalidad neoliberal como todo poder, tiene formas de potencia como el Estado, tiene otras zonas de disputa como los medios de comunicación, pero tiene también espacios de impotencia, lugares de donde las resistencias son muy poderosas. Las resistencias ocurren en todos estos espacios, en el Estado, en los medios, en la sociedad civil, etcétera. Lo que hemos llamado territorios de muerte, son claramente zonas de potencia de la gubernamentalidad neoliberal, en las cuales las articulaciones de estos actores legales e ilegales, a los que hicimos referencia, intentan fijar ese control soberano, sin embargo, eso no implica que no existan resistencias dentro mismo de estos territorios. En la resistencia operan en los distintos niveles. Vamos a ver que hay resistencia en el ámbito internacional, en el ámbito nacional, y muy marcadamente en los espacios locales. ¿Por qué aparecen muy marcadamente las resistencias en espacios locales y particularmente en estos territorios comunitarios en donde se trata de defender la vida, impedir que se constituyan en territorios de muerte, y que escapan a este signo de los territorios de muerte? Ocurre marcadamente en estos ámbitos, en primer lugar, porque el ámbito local y comunitario, en particular, las comunidades indígenas autónomas –en este texto he trabajado, principalmente, en torno a ello–, en esos espacios las articulaciones entre las redes delictivas, los intereses económicos y políticos, los gobiernos locales y las instituciones estatales, como por ejemplo la policía, el ejército, son muchísimo más claras, son evidentes, resultan muy claras, por la simple razón de que las personas se conocen, identifican cuáles son sus filiaciones, sus asociaciones, etcétera. En este sentido, en el ámbito local, aunque la violencia no es menor, resulta más fácil comprender de dónde provienen esas violencias y a qué intereses específicos corresponden. Por otra parte, decíamos, comprender es fundamental para idear estrategias de resistencia concreta que, por lo regular, no se plantean acción de carácter global, entonces al visibilizar cuáles son las redes, al comprender cómo funcionan, es también más fácil establecer estrategias de resistencia. Son por lo regular estrategias locales, que se hacen para eso, para defender la localidad, que tratan de aprovechar las redes existentes, familiares, vecinales, comunitarias, principalmente, para controlar el problema y desarrollar prácticas principalmente defensivas, y esto no es poca cosa, es muy importante. Las prácticas de detener-demorar-dificultar la penetración de estas estructuras corporativas y sus violencias, son sumamente importantes porque las frenan, porque impiden su multiplicación, y nos muestran al hacerlo, y al hacerlo exitosamente, la fuerza de lo pequeño frente a esto gigantesco que es lo corporativo global. Representan la potencia del vínculo social frente a los procesos de fragmentación del neoliberalismo. Las políticas de miedo podríamos decir que alcanzan su máxima expresión en lo local por las mismas condiciones de conocimiento interpersonal a las que hacíamos referencia, pero el miedo, a diferencia del terror, puede provocar tanto la huida como la decisión de enfrentarlo, de irlo hacia adelante. Se juegan en esto, en la posibilidad de enfrentar el miedo, memorias sociales de antiguas violencias que provocan miedo, pero también de viejas resistencias. O sea, hay memorias en estos ámbitos comunitarios, sí de la sumisión, sí de los fracasos o de las derrotas, pero también de la potencia. Entonces, se abre esta posibilidad de, en lugar de entrar en la inmovilidad y en el terror que opera en los territorios de muerte, abrir la resistencia y la conformación de territorios de vida. Este es el caso de las comunidades autónomas de México, desde luego, el zapatismo, y de las que
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